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Miraste a Apolo a los ojos, mientras la oscuridad de la noche los acompañaba.
-Mi hermosa esposa-
Tu acariciaste su rostro, con los ojos llorosos.
-No te vayas-
Le dijiste, la Gigantomaquia iniciaba, y Apolo era reclutado para la pelea.
-Mi cielo, ya lo hemos discutido-
Tu sollozaste, mientras el acariciaba tu rostro.
-¿Qué hay de Mikhael? Todavia es un bebé, necesita a su padre-
El sonrío forzadamente para evitar que su tristeza saliera a flote.
-Voy a volver, te lo juro por Zeus, podríamos irnos por un tiempo a los templos de Creta, para poder concentrarnos en el-
Tus lágrimas salieron a flote, Apolo te abrazó mientras llorabas en su pecho.
-Por favor, no te vayas, puedes morir y y-yo -
El susurró un 'Shhh', mientras besaba tu cabeza, tu lo abrazaste con más fuerza.
-Te amo-
Susurró, tu sollozaste mientras lo mirabas a los ojos.
-Yo también te amo-
El llanto de una pequeña criatura comenzó a escucharse por todo el templo, tu te separaste del abrazó y fuiste al interior de tu templo.
Volviste al balcón con Mikhael en brazos, el niño solo lloraba hasta que vió a su padre, tomó uno de sus cabellos rubios y comenzó a reír mientras jugaba con el.
-Hijo, mi sol-
Dijo Apolo mientras cargaba a su hijo.
El niño solo reía, no podías parar de llorar.
Poco a poco, el niño fue quedando dormido, su padre besó su cabeza.
Te lo llevaste a la habitación y lo dejaste en su cama.
Volviste al balcón, donde, desde el horizonte, los rayos del sol comenzaban a asomarse.
Comenzaste a desesperarte, mientras tomabas por los hombros a Apolo.
-A-Apolo, n-no, no te vayas-
Dijiste llorando, el te sonrió apenado, mientras comenzaba a desaparecer con un destello.
-A-Apolo, n-no-
El te dió un beso en los labios.
-Te amo, nunca lo olvides-
-¡Apolo!-
Gritaste antes de caer al suelo por su desaparición.
En tu rostro se pinto una mueca de agonía, mientras llevabas tus manos a tu pecho y comenzaban a llorar desgarradorente.
En el pecho de Apolo se encontraba una gran piedra de dolor.
