"Relación amorosa o sexual que se mantiene entre más de dos personas con el consentimiento de todas ellas"
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Caminabas por los pasillos del templo de Fobos y Deimos, tu vestido negro portaba flores de plata en los hombros, brillando.
Al llegar a tu habitación matrimonial, tus esposos te vieron.
-Nuestra hermosa esposa-
Jadeo Fobos, tu sonreiste y te sentaste el el trono del balcón.
Ellos te siguieron y se sentaron a tu lado, comenzando a recorrer tu cuerpo con sus manos.
Fobos se encontraba sentado a tu lado, abrazando tu espalda y estrujando uno de tus senos con su mano izquierda.
Deimos estaba arrodillado, abrazando tu cintura y besando tu cuello, mientras susurraba cosas lascivas en tu oído.
Tu estabas anonadada, con una sonrisa coqueta.
Así era cada vez.
Esos toques en tu cuerpo, esas palabras lasciva en tu oído y esos besos en tu cuello siempre terminaban en lo mismo.
Sexo.
Horas, y horas, y horas del mejor sexo.
Porque desde que los habías conocido, aquella niña inocente, la cual corría a los brazos de su madre por ver una araña, se había transformado en una mujer orgullosa y ambiciosa.
Y les encantaba eso de ti.
Notaste como te levantaban del suelo, para ingresar a la gran habitación y lanzarte bruscamente a la cama de sábanas rojas y negras.
Ambos gatearon sobre tí.
Tu sonreíste coqueta, llevando tus brazos a la cabecera, acostumbrada a las ataduras que solían hacerte.
El rubio sonrío con aquellos dientes afilados, para comenzar a atar la tela de cuero en tus muñecas.
Fobos tomó la daga de la mesa de luz a su lado, un sonido de rasgado sonó por toda la habitación, miraste hacia abajo, tu vestido estaba siendo cortado desde tus pies hasta tus senos.
Cuando la daga corto la tela sobre tus pechos, estos rebotaron levemente, atrajendo la mirada de ambos hermanos.
-Era mi vestido favorito, Fobos-
Te quejaste, el te ignoró.
-Ya te comprare otro igual-
Dijo para comenzar a besar tu cuello, mientras su hermano menor (Por 1 minuto) lamia tus senos, haciéndote gemir.
