Prólogo

11 7 5
                                    

   Corre.
   No dejes que te atrape.
   No mires atrás.
   Él puede sentir tu miedo.
   Pase lo que pase, no te detengas.

    Mi cuerpo comenzaba a fatigar, pero el momento en que se detuvieran mis pasos él, o “eso”, me atraparía. Quería gritar, pedir ayuda o al menos tener una oportunidad de ser salvada; pero al comprender que sería en vano, me contuve. Nadie vendría, a cada lado que mirara solo encontraba árboles y más del oscuro bosque que me rodeaba, solo él y yo. Pero a pesar de tener cada mínima esperanza llorando en agonía, aún conservaba en anhelo de vivir, y por eso, continué. Cada vez se dificultaba más los obstáculos presentes en el camino y debido a mis bruscos movimientos por esquivarlos, mi vista abandonó el suelo por cuestión de segundos, acción que resultó suficiente para que un encuentro protagonizado por mi pie junto a una roca de gran tamaño, la cual no carecía de filo alguno, provocase mi caída.
    El abrupto choque de mi cuerpo contra el suelo agudizó mi dolor, llevando consigo, una fuerte ráfaga de sensaciones tales al desconcierto. Podía sentir como mi cabeza palpitaba y el desagradable olor metálico comenzaba a inundar mis fosas nasales. Con miedo, dirigí mi mano hasta la parte superior a mi nuca, para luego devolverla frente a mi rostro, consiguiendo con esta una terrible imagen.
   —Sangre…—mi voz escapó en un susurro, sin fuerzas ni ánimos, pues comenzaba a ser invadida por el mareo.
     Quería correr, escapar, despertar de esta pesadilla, pero no importaba cuanto corriera, no importaba que tan grande fuera mi ambición por escapar, él ya estaba frente a mí.
  No había escapatoria.
  Ahora pertenecía a…
     
           EL PUEBLO DE LA BESTIA.

EL PUEBLO DE LA BESTIA©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin