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Maratón 1/?

Dejamos la escalera de piedra y la profesora McGonagall lla­mó a la puerta.

Ésta se abrió silenciosamente y entramos.

La profesora McGonagall nos pidió a Harry y a mí que esperáramos y nos dejó solos. 

Miré a mi alrededor, estando totalmente segura de algo. 

De todos los despachos de profesores que había visitado aquel año, el de Dumbledore era, con mucho, el más interesante.

Si no hu­biera tenido tanto miedo a ser expulsada del colegio, habría disfrutado observando todo aquello.

Era una sala circular, grande y hermosa, en la que se oía multitud de leves y curiosos sonidos.

Sobre las mesas de pa­tas largas y finísimas había chismes muy extraños que ha­cían ruiditos y echaban pequeñas bocanadas de humo.

Las paredes aparecían cubiertas de retratos de antiguos directo­res, hombres y mujeres, que dormitaban encerrados en los marcos.

Había también un gran escritorio con pies en forma de zarpas, y detrás de él, en un estante, un sombrero de mago ajado y roto.

Era el Sombrero Seleccionador.

Harry tenía en su expresión duda, pero yo avancé, decidida a quitarme la duda de la cabeza, y me coloqué el sombrero seleccionador.

Quería saber... necesitaba saber, por que dijo que podía ser miembro de Slytherin. Porque mi tía fue una Slytherin.

-[Dafne Diggory, te estaba esperando]- me dijo la vocecita del sombrero. 

-{Entonces, ya sabes lo que quiero preguntarte.}- hablé en mi mente, tratando de que Harry no escuchara nada.

Al contraro, me miraba sorprendido de mi valía.

-[Ciertamente, he tenido oportunidad de mandarte a Slytherin. Eras parecida a Ashley Travers pero desde el primer instante en el que miré dentro de ti supe que tenías algo... distinto. ]- me habló el sombero, con voz raída y aguda.

-{¿Distinto?}- le pregunté.

Escuché su risa, una de las cosas más espeluznantes que había escuchado en toda mi vida.

-[No soy yo el indicado para responder a esa pregunta.]- dijo el sombrero, sembrando una semilla de misterio.

Frustrada, me saqué el sombrero y se lo tiré a Harry, quién se lo puso en la cabeza.

Contemplé como su cara cambiaba de aspecto, haciendo raras muecas para después quitarse el sombrero de golpe.

Entonces, un sonido de arcadas me hizo darme cuenta de que no estábamos solos Harry y yo en ese despacho.

Sobre una percha dorada detrás de la puerta, había un pájaro de aspecto decrépito que parecía un pavo medio desplumado.

Lo miré, y el pájaro me devol­vió una mirada torva, emitiendo de nuevo su particular rui­do.

Parecía muy enfermo.

Tenía los ojos apagados y, mientras lo miraba, se le cayeron otras dos plumas de la cola.

*Lo único que me falta, que la culpa de la muerte del pájaro de Dumbledore sea culpa nuestra.* 

Mientras pensaba eso, el pájaro empezó a arder de la nada.

*¡JODER, HE MATADO AL PÁJARO DE DUMBLEDORE! ¡Ahora si que me expulsan de por vida!*

Harry profirió un grito de horror y retrocedió hasta el escritorio.

La menor de los Diggory 2 (Draco Malfoy y tú) TERMINADA ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora