𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 5

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La verdad, para ser honestos Joel creyó que iba a cenar solo, después de todo aquello había sido una propuesta arrojada al azar, pensó que a lo mejor podría ser amigo de aquel alfa y no sufrir tan solo

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La verdad, para ser honestos Joel creyó que iba a cenar solo, después de todo aquello había sido una propuesta arrojada al azar, pensó que a lo mejor podría ser amigo de aquel alfa y no sufrir tan solo. Además, ambos debían plantearse muy bien que harían de sus matrimonios.

El omega miró el teléfono por cuarta vez, con una ansiedad que no había sentido antes, carcomiendo sus entrañas. Abraham le volvió a marcar, esa debía ser la llamada número veinticuatro que recibía de su marido. Resopló desganado y atendió.

―¿Alfa?

Habló sonando adormilado.

―¿Acaso conoces a otros alfas? ―su tono de voz salió con mal humor.

Por primera vez Joel se dio cuenta que negar no era una respuesta, el silencio tenso perduró por algunos segundos.

―¿Estás molesto? ―consultó, cambiando de tema.

―Preocupado Joe, no atiendes mis llamadas hace horas.

El mencionado suspiró, buscando algo que decir.

―Entré en celo, ya sabes cómo me pongo. ―eso era cierto, ese estado de debilidad no era bueno para su rutina.

―¿Donde fue?

Abraham sabía que su omega era una persona ocupada y que pudo sucederle en cualquier parte, cosa que le hacía sentirse culpable por no estar ahí.

―En Boston.

Contestó sin pensar en lo que salía de su boca. Abrió los ojos en grande cuando notó lo que había hecho.

―¿Qué hacías tú en Boston? ―Podía jurar que el alfa tenía una ceja arqueada en este momento.

―Fui... A conocer una pastelería nueva, tenía interés en hablar con el gerente, a pedido de Richard, negocios. ―respiró al terminar la frase, rogando sonar creíble.

―Oh ¿Y el celo? ¿En que momento te llegó?

Esta era la parte donde Joel no sabía cómo contestar. Le ponía nervioso el estar inventando cosas cuando él no tenía la culpa de nada. Tampoco sentía bien decirle que lo masturbo otro alfa.

―Después de hablar con el gerente, por suerte un alfa muy amable me ayudó... me llevó a su casa y me ofreció supresores. ―Le daba risa pensar que la primer frase fue algo sugerente.

Oh, si Abraham supiera como ese alfa lo ayudó.

―¿Don Amabilidad te trajo a casa también? ― Ahora si, Joel quería estallar de risa ahí mismo.

¿Estaba celoso? Que gran noticia, nótese el sarcasmo.

―¿Celoso? No, solo me dejó tomar una siesta en su sillón, le preparé fideos al ajo y regresé a casa por mi cuenta ¿Contento? ―Su tono de voz se volvió más agresivo.

Notó como Abraham gruñó del otro lado.

―¿Como te parece que debería estar? Otro alfa te tuvo en su casa mientras estabas en celo, ¿Qué tal si se aprovechaba de ti y te daba otro tipo de ayuda? ¿Era necesario que le cocinaras? ―Okey, esto ya no le estaba gustando nada.

―Solo le agradecí el favor, nada más. ¿Sabes qué? No, no sería necesario cocinarle a otro si mi alfa estuviera para cuidarme en un maldito celo ¿De acuerdo?.

Dicho esto cortó la llamada, decidido a ignorar la infinidad de llamadas que vinieran después. Dejó el teléfono muy lejos de su alcance.

Pensó en dormir otro poco, cuando los toquidos en la puerta cambiaron sus planes. Caminó algo perezoso a la entrada y movió las llaves, abriendo la puerta.

―H-Hola... ―Saludó tímido al alfa del otro lado de la puerta.

―Sorpresa, ¿creíste que no vendría? ―Sonrió leve.

―La verdad sí ―río.

El omega se hizo a un lado para dar paso al muchacho. Una vez que entró cerraron la puerta detrás de si. Christopher levantó los brazos mostrando que llevaba una caja cuadrada con el logo de una pastelería.

―Decidí darme una vuelta por la pastelería para distraerme, y terminé por traer pastel del trabajo.

Joel formó una pequeña "o" con sus labios, tal parece que su mentira comenzaba a ser verdad.

―¿Eres repostero? ―lo miró curioso.

―Jefe repostero y gerente ―le guiñó un ojo.

Joel comenzó a reír, mientras, ahogado por sus carcajadas le guiaba a la cocina.

―L-Lo siento, es que acabo de hablar con mi esposo ―se auto interrumpió por la risa. ―Y le dije que fui a Boston para ver una pastelería, por negocios.

Christopher lo miró y rió de igual forma.

―Entonces ¿Eres gastronómico? ―una linda expresión de sorpresa adornó su rostro.

―Sí, jefe de cocina en Eat Jin, el mejor restaurante de Miami. ―Sonrió orgulloso, mostrando las encías mientras guardaba el postre en la nevera.

―Eso explica la delicia que hiciste en mi casa ―quiso decir algo más, pero se detuvo apreciando la mesa bien arreglada y el aroma delicioso que inundaba la cocina. ―¿Tú hiciste todo esto?― preguntó, a lo que el omega asintió.

―Solo para nosotros, cocinar es terapéutico para mí. —le sonrió.

―Te entiendo, dime ¿Te gustan las cosas dulces?

Joel lo miró, pensativo.

―No del todo, pero, el mochi está bien, es delicioso.

―Prepararé mis mejores mochi para ti.

Prometió dejando su abrigo sobre la silla.

―Esta bien... Yo... ¿Como te sientes? ―Ambos tomaron un lugar en la mesa.

Christopher se quitó los lentes negros que traía puestos desde que llegó. Descubriendo ojeras enrojecidas y ojos cansados.

―No muy bien ―Hizo una mueca apenas similar a una sonrisa. ―¿Qué hay de ti?

―Igual, por momentos quiero pensar que es una pesadilla y luego sé que aunque lo intente no hay como despertar. ―sus labios se hicieron una línea.

Joel se levantó de la mesa y comenzó a servir los alimentos, una vez colocado todo en cada plato sacó una botella de vino.

―¿Tomas?

―Más que nunca. ―respondió Christopher.

El alfa tomó la botella para servir él mismo.

―Esto es muy tonto, pero, ¿brindamos por los cuernos? ―Joel rió por sus propias palabras.

―Por los cuernos entonces.

Alzaron sus copas, alfa y omega heridos brindaron por el comienzo de un vínculo difícil de descifrar.

INFIDELIDAD || ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇ || VirgatoWhere stories live. Discover now