Es el quinto año de los merodeadores y estos no son los mismos, justo después de que los Slytherin les dejaran en claro que ahora Severus no estaba solo, a finales del cuarto año, estos dejaron de molestarlos.
Un cambio tan abrupto que sorprendió a...
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Narrador Omnisciente 8:15 p.m.
—A ti te encanta citarme aquí ¿no?— Remus Lupín estaba adentrándose a la torre de astronomía con un cuidado suave, nuevamente fue citado a ese lugar por el rubio platinado.
—Tenia que hablar contigo antes— comento Malfoy admirando el paisaje por el balcón que se encontraba situado ahí, sus dos manos estaban apoyadas en el barandal, dándole la espalda al Gryffindor y en una de ella sostenía un cigarrillo prendido.
—No tenemos el tiempo como para dialogar, Malfoy, no sé si entiendas ese punto— las palabras que salieron de su boca lo hicieron en un tono molesto.
—Nos toca el rocío de luna, es una planta que solo crece en el norte y este del país, en Escocia e Irlanda para ser más específicos— le da una larga calada al cigarro al mismo tiempo que miraba por detrás de su hombro a su acompañante por esta noche.
—Si, es muy raro pero hay un 34% de probabilidad de que obtengamos al menos una flor...— corto su oración de la misma forma que corto su respiración al ver como el mayor avanzaba hacia el de forma lenta pero demandante aún con el cigarro en su mano. —En alguna parte del bosque— termino sin titubear y eso le había costado, no entendía muchas cosas de lo que pasaba entre ellos, la tensión es algo que no se puede explicar, es esa sensación de estar en un ambiente agradable pero siendo tirado poco a poco hacia esa persona, como con una ¿cuerda?, quizás un hilo, nadie lo sabe, solo está ahí, y es demasiado molesta.
—Sí, lo sé, pero igual la encontraremos— solo 4 pasos los separaban y eran demasiados, su cuerpo quería cercanía, la cercanía de la última vez que se vieron, el sentir su aliento de cerca, poder oler ese perfume caro que le había encantado, pero todo se queda en "quería".
La mirada de duda en Remus era muy fácil de leer, mejor dicho, todo él era fácil de leer, un libro abierto que te invita a ser leído hasta sus adentros, encontrás sus misterios y aventuras. —Estas demasiado seguro, es también probable que no encontremos nada— era muy probable que el contrario le haya escuchado tragar saliva antes de hablar, su presencia le ponía nervioso.
—Estoy demasiado seguro por qué se que lo vamos a encontrar, pero ese no es por lo que te cite en este lugar— otra intensa calada al cigarro pero está vez soltando el aire despacio y sin prisas.
—Dime entonces, el tiempo es oro—.
—¿Confías en mí?— esa pregunta lo desubicó por completo, no era algo a lo que estaba preparado para responder por lo que se mantuvo callado unos segundos analizando sus palabras.
—Mi vida está en tus manos, literalmente— hablo con sarcasmo algo no tan usual en el.
—Cierto, ven, hablaremos sobre el tema más tarde— exclamo mirando su reloj en la muñeca y apagando el cigarro en el piso. —El rocío de luna se deja ver en unos 30 minutos, de aquí a que llegamos tendremos 20 para buscar en todo el bosque, a menos que el Lobito sepa dónde hayarla— con una sonrisa suficiente salió de la torre esperado ser seguido por el contrario.
