CATORCE.

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- Sigan avanzando... hablemos en el salón principal, está al final del pasillo – dijo el brujo, señalando con una mano el oscuro y largo pasaje, iluminado solo al fondo con un halo de luz brillante, proveniente de la habitación. Asomó su cabeza hacia el exterior de la casa, comprobando que los agentes venían solos y cerró la puerta, poniendo doble seguro a la cerradura.

Volkov comisario, que seguía en el papel de ser rango superior y protector de Horacio, quiso adelantarse y avanzar en primer lugar por si algo salía mal, pero el director fue más rápido y con un ágil movimiento se colocó de los primeros, dando largas zancadas, con una mano en el arma que tenía escondida en el borde del pantalón, listo para abatir a quien se cruzara en su camino.

Cuando ingresaron al salón el peligris desenfundó el arma y apuntó inmediatamente al brujo, haciéndole un gesto con la cabeza para que avanzara hasta el centro de la habitación, con las manos en alto. Horacio se dedicó a inspeccionar el resto de habitaciones de la casa, verificando que nadie más estuviera. Solo se encontró con montones de libros apilados, artefactos antiguos, uno que otro muestrario con insectos disecados y muchas botellas de todos los colores y tamaños, esparcidas por toda la casa.

- No hay nadie más – confirmó el pelirrosa, terminando de cerrar la última puerta tras él.

- Esto no es necesario, podemos habl... – dijo el brujo de rodillas en el suelo, con ambas manos en su nuca.

- Shh... solo hablará cuando se le indique, caballero – le hizo callar Volkov - ¿revisaste aquella? – consultó al menor, señalando una puerta escondida tras unos estantes.

- 10-4, no hay peligro – respondió, guardando su pistola, afirmándose en el borde de la mesa con los brazos cruzados.

- ¿Estás seguro? – nunca lo admitiría, ya que su pantalla de hombre inquebrantable no se lo permitía, pero en su interior sabía que estaba nervioso y confundido por todo lo que estaba pasando.

- Comisario... – dijo el menor mirándolo fijamente a los ojos. Comprendía que el mayor no confiara al cien por ciento en él, ya que seguía con la burda idea de que era un alumno aprendiz, pero eso no significaba que a él no le molestara. Enarcó una ceja.

- Bien... - asintió con la cabeza, convenciéndose – caballero, le haremos un par de preguntas y lo mejor para usted es que responda con plena sinceridad... sino tendremos que llevarlo detenido a la prisión federal – advirtió, exagerando un poco en el castigo ya que, siendo sincero, el brujo no había hecho nada fuera de la ley hasta el momento.

- Como diga, V... pero insisto, no es necesario tenerme así... responderé a todas sus preguntas – reiteraba el pequeño hombre con voz amable.

- Póngase de pie – dijo sin bajar el arma – y siéntese en aquella silla – agregó, indicando el asiento que Horacio acomodó a su lado.

- Primera pregunta – el pelirrosa se paró frente al brujo, con los brazos cruzados y el ceño fruncido - ¿Cómo supo mi nombre?... ¿nuestros nombres? – señaló con un movimiento de cabeza al peligris parado a su lado.

- Bueno, es una pregunta difícil de contestar... tienen que tener la mente muy abierta para comprender la explicación – se justificó el brujo.

- Somos todo oídos – afirmó Volkov.

- Todo comenzó hace tres días... cuando usted vino a verme – empezó a relatar.

- ¿Yo? mis huevos... yo nunca lo he visto antes – respondió el peligris, dando un paso adelante apuntando desde menos distancia al hombre, amedrentándolo para obtener la verdad.

Travesía al Pasado 🔮 [VOLKACIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora