Dos: ¿Cuál jefe?

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No supe que decir por un momento, ¿en serio la "mejor peluquera del lugar" me estaba diciendo esto?


No me enojé, vamos, la chica era adorable. Pero, yo sólo quiero mi corte de cabello.


-¿Disculpa?- Dije, riendo un poco y pensando que lo siguiente que ella diría sería "¡Hey! Era broma."


Pero no fue así.


-He dicho, que tienes una hermosa cabellera.- Ella pasó sus manos por mi cabello, peinándolo hacia un lado.


Genial, ahora parecía un muñequito de torta.


-No deberías cortártela. ¿Sabes lo que daría yo por tener el pelo naturalmente liso? ¡Toma horas hacer esto posible?- Señaló su cabellera púrpura.


Uhm, ¿exactamente qué es lo que toma tanto tiempo?


-¿Estás segura que eres la mejor peluquera de aquí?- Cuestioné y ella asintió con una sonrisa orgullosa, aquello me pareció adorable. -¿Cuántos años tienes, dieciséis?- Ella abrió su boca, sorprendida, llevándose una mano al pecho como si la hubiese ofendido.


Ésta chica era todo un personaje.


-Tengo veintiún años.- Informó.


Esta vez fue mi turno de quedarme atónito.


-No los aparentas para nada.- Señalé. Ella asintió, llevando su pelo hacia atrás de forma orgullosa.


-Me lo dicen mucho.- Entonces agarró un par de tijeras y se acercó a mí, ¡por fin! Tomó un mechón de mi cabello y estuvo a punto de cortarlo, entonces nuestras miradas se encontraron en el espejo delante de nosotros y soltó las tijeras, dando un pequeño grito, asustándome nuevamente.


-¿Qué ha pasado?- Me giré hacia ella para encararla. Ella rió nerviosamente.


-Lo siento, simplemente he olvidado que soy fundadora de la campaña contra los cortes de cabello a cabelleras hermosas. Suelo ser un poco distraída y cuando me buscan conversación...


-¿Cómo es que tu jefe no te ha puesto órden?-


-¿Cual jefe?- Preguntó en respuesta. -Soy la dueña de éste salón.


Espera... ¿qué?


-Debes estar bromeando.- Murmuré.


-Puedes quedarte aquí todo lo que quieras, mi-queridísimo-rubio-oxigenado pero no te cortaré esa belleza de pelo que tienes; no, no.


¿Rubio oxigenado? ¡Ella es peli-morada y no le dije nada!


En señal de rendición y sabiendo que la chica no iba a acceder, salí de ahí, encontrandome con un confundido Nash sentado en la sala de espera, mirándome con el ceño fruncido.


-¿Qué sucedió?- Preguntó, examinando mi cabello. -¡Estás igual!


-Sí, lo que pasa es que me cortaron el pelo con un corta uñas y no se pudo hacer nada.- El sarcasmo goteó de mis palabras, mientras ambos salíamos del lugar.


-Wow, tranquilo, intento de nigga.- Me dijo, encendiendo el coche y sacándolo de donde estaba estacionado.


-Es increíble, ¡la chica es un caso!- No pude evitar reír al recordarla, siempre exagerada en sus acciones, pareciera que la pobre se ha comido todos los dulces de Serendipity. -Se rehusó a cortarme el cabello, porque "es muy bonito para hacerle ese mal"- Imité su aguda voz, ganándome una carcajada del castaño a mi lado.


-¿Por qué no simplemente llamaste al gerente?- Dijo de manera simple.


-Lo peor de todo es que ella es dueña del salón.- Le informé.


-Oh, Dios. ¿Cuántas veces puede pasar esto? ¡Debí haber estado ahí para grabar todo y subirlo a vine! Serían un éxito.


Negando con la cabeza, simplemente sonreí.


A pesar de todo, la chica había llamado mi atención. Era original, era ella misma y eso me gustaba.


Nash se detuvo frente a otra reconocida peluquería, ganándose una mirada de mi parte.


-¿Qué hacemos aquí?


-A bañarnos.- Esta vez, él fue sarcástico. Rodé mis ojos, a veces el podía ser muy molesto. -Obviamente a conseguirte un corte de cabello.


-No, gracias.


-¿Qué?- Me miró sorprendido. -¿Conduje hasta acá para nada?


-Nunca te dije que condujeras hasta acá, idiota.- Reí. -Volveré a ir al Nine Zero One Salon, y convenceré a esa chica. Simplemente, debo hacerlo.

Hair → j.b [one-shot]Where stories live. Discover now