Muero de amor por ti

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A pesar de que antes se hubieran enfrentado a problemas graves y peligrosos, nunca hasta ahora habían puesto en verdadero riesgo sus vidas a causa de su canal.

Aquel evento supuso un punto de crisis para su relación.

Sucedió una fría noche que acamparon en un bosque donde se daban muchas desapariciones. El objetivo era averiguar si ocurría algo misterioso que pudiera propiciar que un número considerable de personas se perdieran.

Estaban instaladas dentro de la casa de campaña, acurrucadas para mantenerse calientes, los únicos ruidos que se escuchaban eran los de los animales nocturnos y el viento corriendo sobre el follaje de los árboles. Ya habían grabado una parte, descansarían unas horas y luego terminarían de grabar durante la madrugada.

- ¿Tienes miedo, morrita? - susurró Juliana, su voz cargada de cansancio.

-Algo, sé que hemos hecho cosas más osadas que esta, pero se siente diferente. No me gustaría que nos pase algo malo.

Juliana sabía a la perfección que para tranquilizar a su amiga era necesario el afecto físico, suaves toques que la anclaran a la realidad, lejos de sus temores. Eso hizo, la atrajo hacia su pecho, acarició su larga cabellera y dejó que durmiera prácticamente sobre ella.

-Te prometo que no dejaré que nada te pase. Descansa.

Si el sueño no la estuviese venciendo, Valentina habría comprendido a qué se refería la otra con esa expresión. Más tarde, no obstante, caló en ella profundamente la gravedad de esas palabras.

·

-Esta es la segunda parte del vídeo, ahora grabando de noche para tener una visión más completa de lo que se vive en este bosque. - Habló Valentina dirigiéndose a la cámara mientras seguía caminando por el sinuoso terreno. -Hasta ahora hemos aprendido que suele haber actos delictivos en algunas partes más profundas del bosque y que quizás esté relacionado con las desapariciones, por otra parte, está el hecho de que algunos visitantes osados se extravían al adentrarse más allá de los limites seguros. ¿Verdad, Juls?

-Así es, como les compartió nuestra bella Val, no es cualquier cosa explorar por estos lados. De hecho, pareciera un lugar completamente distinto al que vimos en la mañana. De no ser por las marcas que dejamos no sabríamos que estuvimos en el mismo sitio.

Juliana grabó los sonidos del bosque, e hizo unas tomas bastantes siniestras, producto de la noche.

Por ratos creían escuchar a personas hablando, pero era algo tan leve que no estaban seguras de que fuera real.

-Definitivamente la gente se reúne aquí, miren estas latas de cerveza que encontramos. -Valentina acercó la cámara hacia los objetos mencionados. -No se ven tan dañadas así que son recientes. Es una pena que no se tomen las medidas necesarias para proteger la flora y fauna de nuestro país.

Llegaron ante una inclinación del terreno, para descender por ella era una tarea compleja y que fácilmente podrían terminar resbalándose.

-Ven te ayudo, Val.

Juliana tomó la mano de la más alta para asistirla a realizar el descenso y evitar accidentes.

-Tienes las manos frías, morrita.

-S-sí, hace mucho frío.

Juliana sopló sobre las largas manos de la castaña, atrayéndolas hacia sus labios para brindarle calor. Luego frotó sus palmas sobre los brazos de valentina, se despojó de su bufanda y la colocó alrededor de su elegante cuello.

-Juls no, te puedes enfermar.

Juliana la miró cariñosamente, incrédula de que aún no comprendiera hasta donde era capaz de entregarse con tal de protegerla y darle todo lo que quisiera.

-No lo haré.

Evitó mencionar que antes de vivir en México, ella había pasado crudos inviernos sin ropa adecuada para protegerla.

-Gracias, Juls.

Gestos como esos encendían una llamarada de esperanza cálida que ardía en su pecho, le hacían creer a la joven Carvajal que había una posibilidad de que Juliana le correspondiera.

El resto de la exploración trascurrió sin más sorpresas.

-Como han visto, hemos recorrido casi todo el bosque y no encontramos nada paranormal que causara las desapariciones, lo que me hace pensar que muchas de estas se deban a que algunos delincuentes aprovechan para levantar personas que se encuentran solas. Por el patrón de desapariciones, mi suposición es que probablemente haya algo más turbio y organizado que maneje a los extraviados. -Explicó Valentina a modo de conclusión.

El amanecer se hallaba cerca cuando por fin terminaron de grabar, por lo que prefirieron regresar al auto para partir a sus casas. Estando ya a punto de subirse en el vehículo dos hombres aparecieron de entre varios arbustos portando navajas, sus facciones eran agresivas e intimidantes. No se veían calmados, como en todo asalto, sus movimientos eran toscos y ansiosos. Presurosos por terminar el asunto.

Instintivamente, Juliana se puso enfrente de Valentina, cuyo rostro estaba lívido del terror.

-Rápido, dennos todo lo que traigan, especialmente esas cámaras que han de valer muchísimo. -Dijo uno de ellos.

Ambas chicas se dirigieron hacia la cajuela, para sacar de ahí todas sus pertenencias.

-Pensándolo bien, me voy a divertir un rato con estas en lo que tú te encargas de las cosas. -Le dijo uno de los tipos al otro.

-Yo también quiero pasarla bien.

-Cállate, no me dejas decidir con cuál empezaré.

Juliana aprovechó la distracción para acercar hacia ella una botella de vidrio que siempre llevaba consigo en caso de emergencia. Esta sería la tercera vez en que tuviera que recurrir a tal recurso.

Ella de verdad no planeaba poner resistencia al robo, era lo más prudente y sabía que sus comentarios eran amenazas veladas para aplacar cualquier ímpetu de oposición.

Sin embargo, Juliana Valdés jamás se quedaría quieta si el amor de su vida estuviera en peligro.

-Creo que empezaré por la "güera".

-Juls. -Su nombre saliendo en un tono tembloroso y asustado de los labios de Valentina fue el aliciente necesario que la puso en acción.

Volteó rápidamente, escondiendo la botella detrás de su espalda. Y la imagen que se le presentó aun la levantaba durante las madrugadas en forma de pesadilla. Valentina estaba aprisionada por el tipo más asqueroso que hubiera visto, después de Lucho.

-Encárgate de lo demás.- Nada más haber terminado de dar la orden, Juliana aporreó la botella contra la cabeza del matón que estaba "encargado" de vigilarla. La sorpresa de lo inesperado provocó que la presión sobre los hombros de Valentina cediera un poco, lo cual ella aprovechó para propinarle una patada en la parte baja al hombre restante, liberando a la joven a causa del dolor.

-Hija de...

Él la había agarrado por los cabellos, empujándola y pateándola en el proceso. Juliana encolerizada y asustada por ver sufrir a Valentina se abalanzó sobre él para separarlos. No se dio cuenta de que justo en ese momento la navaja que portaba su grasienta mano ahora se dirigía hacia ella, precisamente hacia su abdomen. El dolor agudo del navajazo y la humedad que rápidamente empapaba su ropa lograron que se preocupara por su integridad.

- ¡Juliana!

No le gustó cómo sonaba la voz de Valentina, tan estresada, angustiada y aterrorizada.

-No...-apenas pudo expresar por el dolor tan abrumador. No pudiendo sostenerse su cuerpo cayó sobre el asfalto, mojándose por la lluvia que comenzaba a caer. Por más que luchó contra sí misma y permanecer despierta para proteger a Valentina, no lo consiguió. No quería ceder e irse así; sabiendo que la castaña estaría en peligro. Después de eso, todo se volvió negro.

Si me mueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora