10: so far away

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— Madre — llamó HyunJin a su progenitora. Ese día, ni siquiera se había molestado en saber si Jisung lo esperaba para volver juntos a casa. Tenía demasiadas dudas. Demasiado por preguntar.

— Llegaste temprano de nuevo — se alegró la mujer, ignorando la tensión de su hijo. — ¿Te quedas a almorzar?

— ¿Por qué no me dijiste, mamá...? — fue su primera pregunta y, aunque no especificaba a lo que se refería, la mujer se preocupó. Quizás les escondía demasiadas cosas además de esa. — No me dijiste que tengo dislexia...

— Mi amor... — su piel palidecía. Por ello HyunJin supo que era verdad. Que se lo había ocultado, además. — ¿Cómo lo supiste...?

— Eso no importa... Solo explícame, por favor... ¿desde cuándo lo sabes tú...?

— Hyunie, ven, siéntate primero — lo llamó a sentarse en el sofá, sentándose ella primero. HyunJin hizo caso solo porque la mujer lucía dispuesta a contarle. — No sé si lo recuerdes, corazón, pero te llevábamos a un centro de tutorías especiales cuando eras muuuuy pequeñito. Tenías cuatro años. Al principio te llevamos porque no decías nada... Era como si... Como si no aprendieras las palabras que tu padre y yo repetíamos. La mami de Hannie nos dijo que te lleváramos ahí porque ella lo llevaba también, porque Jisung tenía problemas para expresar cuando necesitaba ir al baño, comer o dormir. No era como los otros niños pequeños que lloraban y ya. En ese lugar, yendo cinco horas a la semana, después del kinder, aprendiste a decir tus primeras palabras.

— ¿Tan tarde...? Era muy grande...

— Pero estábamos muy orgullosos cuando lo lograste — le tomó la mano con cariño. — Seguimos yendo por un tiempo y mejoraste mucho, entonces tu padre y yo decidimos que no era necesario contarte nunca, porque no queríamos que te sintieras... limitado. No queríamos que te sintieras limitado a hacer cualquier cosa que quisieras. Y sí, quizás hicimos mal, pero... En serio queríamos lo mejor para ti. Por ello intenté acompañarte siempre que hacías los deberes: por si necesitabas ayuda... Y nunca me la pediste.

— Me daba vergüenza, mamá... — le confesó. Se sentía, de alguna manera, bastante frustrado. — Me sentía culpable... Yo solo quería que sintieras que era un buen estudiante, un buen... Un buen hijo... Odiaba lo difícil que era... Odiaba la escuela, odiaba estudiar, odiaba todo...

— Menos pintar.

— Era lo único que podía hacer sin sentir que lo estropeaba. Pintar era todo para mí...

— Por eso siempre te dejé ir a casa de los Han: porque ellos podían enseñarte más que yo. Nunca te dije que no si se trataba de conseguir materiales, porque sabía que lo amabas.

— No sé cómo me siento ahora que lo sé...

— Mi amor... Sé que pudo estar mal no decirte, lo siento... Es lo que nos parecía mejor para ti... Pero debes entender que no cambió nada en ti solo por ponerle nombre a esa dificultad. Eres mi Hyunie y puedes seguir existiendo.

— ¿Los Han saben...?

— Lo sabía la señora Han y lo hablamos varias veces también con el señor Han... Es... Es probable que Jisung lo sepa.

— No puede ser...

— No te enojes con ellos, corazón... No era su obligación decirte.

— ¿Qué debo hacer ahora...? ¿Tengo que ir a alguna clase de terapia...?

— Podemos buscar ejercicios que te ayuden, ponerte un tutor o meterte en algún programa de educación especializada, si es que sientes que lo necesitas...

— Lo voy a pensar...

La mujer asintió. HyunJin aceptó el abrazo y las discupas que le siguieron y se fue a su habitación. Tenía tantas ganas de romperlo todo... Su cabecita daba vueltas porque toda esa información era muchísimas veces más difícil de procesar que las nuevas palabras.

Estaba intranquilo, nervioso, ansioso... Estaba triste al pensar que quizás todos en su entorno lo sabían y nadie se lo había dicho. Estaba enojado con Jisung por la mera posibilidad. Entonces lo llamó, pero nuevamente lo recibió el buzón de voz.

Aventó el celular a la cama y se sentó en la misma, frustrado, apoyando su cabeza en sus dos manos, pasando su cabello para atrás. Sus piernas no paraban de moverse, y volvió a llamar.

Una y otra vez lo llamó, porque necesitaba saberlo.

— Hyunie — contestó Jisung, con la voz cansada. No parecía animado en absoluto.

— ¿Tú lo sabías? — le gritó de primeras, sin siquiera saludarlo.

— ¿Qué...?

— Sobre... Jisung — lo nombró desesperado. No quería decirle si no lo sabía de por sí. — Perdón... — Jisung guardó silencio, aunque HyunJin escuchaba los soniditos que hacía su nariz. Jisung lloraba. — ¿Estás bien...?

— Ujum... ¿Necesitas algo, Hyunie...?

— Puedes decirme si pasa algo... Últimamente... Siento que estás molesto conmigo.

— ¿Yo? — soltó una risita lastimera. — Tú llamaste para gritarme... Justamente hoy... Ni siquiera... Ni siquiera volviste a casa conmigo...

— No me esperaste en los últimos días...

— No me sentía bien...

— ¿Quieres contarme por qué?

— No — apenas sale su voz cuando lo dice. Se siente como tener una soga atada al cuello, cada vez más ajustada. — Estoy bien.

— Jisung... Perdón... No sabía que te sentías mal. Perdón por no haber estado para escucharte.

— No pasa nada, Hyunie. Está bien, en serio... Tengo que irme.

— ¿Estás ocupado...?

— Tengo que... Debo vestirme para ir a... Ujum... tengo algo importante — concluyó. En verdad no quería decirle lo que haría. — Pero no me voy a olvidar: mañana tendrás que decirme qué es lo que supuestamente sabía.

— Está bien... Cuídate, Hannie...

— Gracias, Hyunie. Descansa.

𝚁𝚊𝚖𝚎́ ¡! hyunsung → changjin ⚠︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora