7- Simone

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Pov Andrea

Dormir con mi esposa, con sus manos en mi vientre y su suave respiración en mi cuello, me encantaba, era algo magnífico, un momento tan íntimo que apreciaba mucho. Agradecía que apartara espacio para mí, en su agenda, aunque no me gustara mucho que dejara cosas de lado por mi, pero no lucharía contra ella, ni negaría que viniera, pues, me gusta que me mime y me cocine, realmente lo hace perfecto. Lo que si no me agradaba mucho, era que se despierte antes que yo, antes solía ser muy holgazana y ahora parecía un reloj que ya a las 5, se encontraba despierta, aún cuando su cabeza pareciera explotar por la resaca.

Me levante de la cama e hice lo que comprendía mi rutina en el cuarto de baño, tardando un poco más, tenía que grabar hoy y creo que voy tarde. Vestí mi conjunto de sweatpants azul cielo, tome el bolso que aliste la noche anterior y bajé las escaleras cuidando que, Woody, no se interpusiera en mi camino, se había vuelto muy protector conmigo, al parecer olía ese cambio cambio mis hormonas.

-¿Qué haces aquí? -susurre con desagrado-.

No perdonaba todavía a ese cretino. Lastimar a quién amo es tenerme de enemiga, más cuando quería acaparar la atención de mi mejor amiga, solía ser celosa con, Eleanor, y al tratarse de, Travis, me enojaba un poco más. 

-Vine de visita, raro que no te lo hayan dicho -sonrió alegre-.

Rode los ojos colocando mis cosas en el sofá y fui a la cocina, donde encontré a mi hermosa esposa hablándole tierno a, Jarehd, que parecía estar muy atento a lo que ella tenía en el sarten. El me inspiraba ganas de cuidarlo, de protegerlo, casi no hablaba, se mostraba evasivo de a momentos, y tendía a alejarse de grupos grandes de niños, como si sintiese que no es parte de ellos, me conmovía; en un principio vi en su llegada, algo demasiado apresurado y que figure en los planes familiares de, Eleanor, no me convencía mucho pero ahora lo comprendía, esto de la maternidad me ha hecho pensar más las cosas y si ella siente, lo mismo que yo con respecto a él, la apoyaré. Además, es una dulzura de niño, si parecía hijo de la Chernóbil, mirando mal a todo el mundo que quisiera acercarse a la italiana.

-¡Buenos días! -sonreí tomando una galleta-.

-Estas preciosa, piciosa -sonrió mi esposa-.

-Solo es ropa -me sonroje-.

-¿Como amaneció lo más hermoso de mamá? -se agachó delante de mi- ¿Bien? Me alegra que estés bien, amor -besó mi vientre-.

Amaba cuando hacía eso.

-Hola, Jarehd -besé su frente-.

Alzó su manita y la agitó con una pequeña sonrisa en su rostro. No puedo puedo tanta ternura.

-Te prepare hotcakes con fresas y jarabe de maple, siéntate -pidió tierna-.

-¿Donde esta la Chernóbil y la miembro de la Orden de los Iluminados de Baviera? -me senté en mi puesto-.

No contestó, sus mejillas se llenaron de sangre, contestando la pregunta con algo que pude traducir con, están en sus cochinadas. Stassie, pasaba más tiempo siendo traumada por, Kylea, que por ver a mi suegro besarse a lo francés con, Nicki, cosa que me causaba gracia, a decir verdad. A los segundos, entró el padre de la morenita con la mencionada y, Gekyume, saltarín. Estos rulosos van a acabar con mi vida de tanta ternura.

-¡Tía Andy! -saltó emocionada, Stormi-.

-¡Starmeloo! -sonreí-.

-Mami E, dijo que iríamos al set y que me presentaría a su nuevo amigo -se sentó a mi lado-.

-¿Te dijo como se llamaba? -alce una ceja, mirando la mala de cara de mi esposa-.

-Simone Sussina -fruncio el ceño-.

Butterfly Effect: The Last FunctionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora