Hanma Shuji • Capítulo Especial

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Las malas noticias son las primeras en saberse, y a mí parecer son increíblemente convenientes. Desde que Kisaki murió los días posteriores fueron un asco, vagar sin alguien a quién seguir se había vuelto una asquerosa y nada interesante rutina diaria, hasta que por coincidencia o casualidad me enteré que el ángel del infierno se retiraba de las pandillas. Fue cuando decidí venderlo todo, comprarme un auto y buscarla, no fue difícil encontrarla, me tomo solo un día saber en qué ratonera se estaba hospedando, desde ese entonces no me separo de su lado.

Mi vida nunca ha sido algo interesante, estoy destinado a ser el personaje secundario y jamás protagonista, y no creo que sea algo malo, disfruto hacerlo, sobre todo cuando mi superior es alguien increíblemente perspicaz. Convencerla de irse conmigo fue más sencillo de lo que creí, supongo que también estaba perdida con respecto a que hacer con su vida, y no la culpo, al igual que yo necesitaba un nuevo estilo de vida.

Mi relación con ella jamás fue buena, vivir en el amor-odio era algo que siempre me llamo la atención y con ella lo conseguí, jamás ha sido mi objetivo ser como su protector hermano mayor, o su ridículo y dulce amor, simplemente estoy aquí, para ella, acompañándola en su viaje sin un destino fijo, aprovechándome de su riqueza y mala suerte para atraer problemas.

Los primeros meses fue un lío poder congeniar, jamás había discutido tanto con alguien por no tener el hábito de bajar la tapa del inodoro, vivir con una mujer apestaba, pero luego de unos meses y varias peleas en cantinas de mala muerte, logré conocerla un poco más.

Claro que ella no me toleraba, ni tampoco al alcohol pero más de una vez, a su corta edad, tuve que llevarla cargada en mi hombro hasta nuestro hogar provisional completamente ebria mientras murmuraba el nombre del que había sido su hermano de toda la vida, muchas veces lloraba dormida o gritaba el nombre de algún miembro de la ToMan y despertaba sudando, la vida que llevábamos no era apta para ella, pero... ¿quién era yo para poder llevarla por un buen camino?.

Aprendí de ella más cosas de las que gusta admitir, podría asegurar que en estos tres años la conozco mejor que nadie, incluso, mejor que el noviecito que dejó atrás o que algún mejor amigo que seguramente en alguna instancia tuvo.

Por cosas de la vida, hace dos años encontramos a Kokonoi Hajime en un barrio bohemio que prefiero no mencionar, por algún extraño motivo insistió en quedarse con nosotros, le prometió a Leah duplicar sus ganancias y hacer que el dinero con el que contábamos subiera en cuestión de semanas. Claro que yo hacía trabajos sucios para no contar completamente con el dinero de esa niña, aún así ella aceptó y el se quedó. Sabía que ello solo nos traería problemas, lo cual realmente a mí no me importaba, aún así era consciente de que traería a Leah de vuelta a lo que está a huyendo con desesperación, una cosa era buscar problemas ocasionales y partirle la cara a un idiota, otra cosa era entrar a las pandillas y a negocios sucios. Sin darme cuenta estaba comenzando a preocuparme por ella.

Entre peleas por diversión y asuntos que resolver, no pudimos pasar desapercibidos, éramos llamados los <<Nightmare>>, lo que significaba pesadilla en Inglés,  ya que solo aparecíamos en las noches a causar problemas. Nadie se metía con nosotros, mucha gente se interesó en nuestro trabajo y fue así como Kokonoi se aprovechó para poder subir las ganancias.

En primer lugar, la mocosa y yo hacíamos los encargos que le solicitaban a Koko, nada legal claro está, luego de un par de semanas varias leyendas de los barrios más sucios de Japón escucharon hablar de el Ángel del Infierno y decidieron seguirla, haciendo una especie de "séquito" o como yo les decía fansclub. Claramente Leah no quería formar una pandilla nuevamente, y trataba de evitar a todos sus seguidores a toda costa, aún así ellos comenzaron a hacer el trabajo sucio a las órdenes de koko, veía una oportunidad y no la desaprovechaba.

Actualmente ya no queda rastro de la niña que alguna vez fue Leah Ryūguji, ni siquiera responde al nombre de Leah, dice que ya no existe, prefiere que le digamos ángel, y en conclusión lo es, un ángel caído. Los seguidores inevitablemente se volvieron una pandilla y las calles oscuras de Japón nos dieron el nombre de Nightmare. Cada día a su lado es una puta locura y me encanta, no quiero separarme de su lado, espero siempre ser el parásito pegado a ella, aún si quisiera dejar las pandillas nuevamente y huir más lejos, la seguiría hasta el fin del mundo, porque ella, es quien devolvió los colores a mi vida...

Leah RyūgujiWhere stories live. Discover now