dos

812 138 36
                                    

— hm, veo algo que me llama. — me acerqué a él al ver que sacaba una rebanada de pastel de una pequeña caja decorada que traía entre sus manos.

— alejate. es mío. — se removió separándose un poco de mí.

— oh, ¿no planeas darme aunque sea un poquito, gyu? — reposé mi barbilla sobre uno de sus hombros, mirándolo con súplica. — ¿un mordisquito?

rodó los ojos.

— soulji me la ha regalado y aun así insistes en que te comparta, tragalotodo. — me contestó sacando un cubierto de uno de los bolsillos de su lonchera.

— ¿tragalotodo yo? planeas comerte todo ese pastel tú solo, ¿y me llamas tragalotodo a mí? — rió. — piénsalo dos veces, beomgyu.

— claro que te voy a dar, mequetrefe. abre. — cortó un pequeño pedazo con la cucharita y me lo ofreció, yo, gustoso, por supuesto que lo recibí.

— ¿y por qué soulji te ha regalado esto? — otro pedazo, para mí y para él.

se encogió de hombros.

— cuando le pregunté sólo me dijo que era un "simple detalle". — explicó haciendo comillas al aire con sus dedos.

— me parece demasiado extravagante como para ser algo que te dio a última hora. — observé brevemente la pequeña caja color rosa palo que contenía además algunos detalles de flores y moños del mismo tono un poco más rojizo.

— ¿crees que me lo haya dado por mi cumpleaños?

— tu cumpleaños es en ocho meses.

— cabe la probabilidad, ¿no? — rodé los ojos y la emoción en su voz se disipó. jugó un poco con lo que quedaba del pastel mientras murmuraba. — debí haberle pedido otra cucharilla.

— ¿no habría sido raro eso? — no contestó. luego de lo que le dije sobre su cumpleaños pareció decepcionarse, por alguna extraña razón. — ¿te lo imaginas? gracias por el pastel, ¿me regalas otro cubierto? es que tengo que compartirlo con mi mejor amigo.

justo como quería, él se rió.

— si alguien me dijera eso, le tiraría el pastel en la nariz. — finalmente, dividió el último trozo en la mitad y cerró la caja dejándola a un lado, probablemente la guardaría.

— tú serías el que lo diría. — levantó las cejas.

— sí, porque te tengo muy consentido. — replicó jalándome de una de mis mejillas, pellizcándola. — con mis amigos del instituto jamás compartiría el mismo cubierto.

— yo no te he obligado. — me miró con obviedad.

¿no me darás un mordisquito, gyu? — imitó vagamente mis palabras con una voz chillona, abultando sus labios y entornando sus ojos.

— yo no hablo así.

— sí lo haces. mi imitación tuya ha mejorado bastante desde la última vez. — jugó un poco con una de las correas de mi mochila. — jjunie.

— dime.

— tú crees... ¿que seguiremos siendo amigos por mucho tiempo? — su repentina pregunta me tomó un poco por sorpresa, ¿a qué venía esto?

— ¿por qué me lo preguntas? — pareció vacilar.

— porque... si hace cinco años me hubieras dicho que llegaríamos a... esto, no te habría creído nunca. — sin poder evitarlo, sonreí. es cierto, yo tampoco habría visto a beomgyu siendo algo parecido a mi alma gemela. más bien como un grano en el culo, la verdad. — me gusta pensar que en diez años seguiremos igual.

— ¿en diez años? — asintió con su mirada aún fija en mi mochila. — hm... no lo creo.

— ¿hablas en serio? — su vista se fijó en mí de golpe. asentí.

— en diez años ya no estaremos en el instituto. quizás tú vayas a la universidad y yo consiga un trabajo de medio tiempo. yo trabajaré por la tarde y tú estudiarás en la mañana, así que probablemente tendremos más tiempo para vernos. — suspiré, imaginarlo así me hacía sentir un poco fantasioso. — pero, como eres tan sentimental, nos seguiremos reuniendo aquí a la misma hora.

— ¿crees que tendremos novias para ese entonces? — de reojo, lo vi sonriendo.

— tal vez. creo que somos tan cercanos que las chicas nos huirían. — él se carcajeó.

— no quiero morir soltero. — chasqueé la lengua. beomgyu era tan dramático.

— no morirás soltero. si no conseguimos novias para nuestros veintiséis, podemos hacernos novios y ya. — de nuevo, lo escuché reír.

— ¿veintiséis? ¿no es eso muy pronto? — negué.

— treinta es demasiado. a ese punto ya estaré muerto.

— eres un idiota. — negó aún sonriendo. — pero acepto, no planeo pasar mi vida solo.

— deja de exagerar.

— cierto... no estaré solo porque te tengo a ti, ¿verdad? — verlo sonreír me hacía sentir... tranquilo. beomgyu tenía un extraño efecto en mí que nadie más tenía.

— por supuesto.

5:53 ☆ yeongyuWhere stories live. Discover now