8. Debería haberlo sabido

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Hacían una pareja impresionante en la pista de baile. Minjeong llevaba un delicioso vestido blanco de seda y encaje que abrazaba su cuerpo y lo ceñía en los sitios correctos, con una chaquetilla de encaje de manga francesa. La pajarita azul real de Karina contrastaba muy bien con su chaqueta blanca. Bailaban bien juntas y se trasladaban con gracia por la pista de baile. Karina era una líder fuerte y Minjeong se sentía tan ligera como una pluma en sus brazos. Cuando la música se desaceleró, atrajo a Minjeong más cerca, y sus caderas se balancearon sensualmente con la melodía. Karina había sentido una incomodidad inicial cuando recogió a Minjeong , todavía culpable de la debacle con Isabellla en París, a pesar de que se había convencido a sí misma de que esos sentimientos eran irracionales. Apenas podía mirar a Minjeong a los ojos cuando entraron a la sala de recepción, pero después de la cena había invitado a la pelinegra a unirse a ella en la pista de baile y los sentimientos habían pasado.

Minjeong envolvió sus brazos alrededor del cuello de Karina, acercándola. Sintió que ésta tomaba una respiración rápida sorprendida, luego los cálidos brazos que estaba esperando le rodearon la cintura.

- Esto me gusta más- murmuró Minjeong sobre el hombro de Karina . -El baile tradicional esta bien, pero a veces sólo quiero bailar cerca, de esta manera.-

- A mi también me gusta. Particularmente cuando es a ti a quién estoy sosteniendo en mis brazos.-

Amparada en la oscuridad del rincón de la pista de baile donde se encontraban, bajó las manos un poco más abajo en la espalda de Minjeong , ligeramente rozando la parte superior de su trasero, y por primera vez, Karina notó cómo sus cuerpos encajaban juntos casi a la perfección. Después de varios minutos de la canción Minjeong levantó sus ojos brillantes de deseo y sus labios pidiendo ser besados. No tuvo la oportunidad de disfrutar del sabor de Karina antes de que fueran separadas repentinamente por la voz estridente del DJ anunciando la próxima canción.

Si no hubiera deseado a Karina tanto como lo hacía, Minjeong hubiera pensado que la pasión que vio en sus ojos era aterradora. Sus piernas se sacudieron y la mano de Karina en su codo guiándola fue reconfortante mientras volvían a su mesa. Karina continuó charlando con amigos y sus colegas, haciendo todo lo posible por incluir a Minjeong en el tema. Sin embargo, Minjeong tenía problemas para ordenar sus pensamientos. Hizo unos cuantos comentarios inteligentes, pero la mayoría de las veces se limitó a dejar que la conversación fluyera. No tenía sentido tratar de concentrarse en la política o en asuntos sociales cuando lo único que quería era estar en privado con Karina para que pudieran continuar donde lo habían dejado dos semanas antes.

Uno por uno, sus compañeros de mesa se alejaron hasta que finalmente estuvieron solas. La noche era fresca, pero Minjeong sentía bastante calor. Se puso de pie, se quitó la fina chaquetilla que llevaba y dijo, alcanzando la mano de Karina .

- Vamos a bailar.- Pero Karina no se movió. ¡Dulce Jesús! La parte de atrás del vestido de Minjeong estaba completamente desprovisto de la tela, dejando al descubierto su espalda suave insinuando sus hombros. No podía recuperar el aliento, y lo único que escuchaba era la sangre rugiendo en sus oídos. No podía moverse, no podía pensar, y no podía hacer nada sino mirarla fijamente con su boca abierta.

- ¿Karina?- La expresión en la cara de Karina y el anhelo en sus ojos hicieron que Minjeong se sintiera más deseada de lo que nunca se sintió en su vida. Sintiéndose la más poderosa, la más femenina mujer en la sala, le dio a Karina una sonrisa tímida y tiró de su mano.

- Vamos. Quiero tus brazos alrededor de mí.-

Karina no pudo hacer otra cosa que seguir a Minjeong a la pista de baile. Le tomó varios minutos recuperar la compostura. Mientras bailaban se dio cuenta de la reacción de los otros invitados al atuendo provocativo de Minjeong . Algunos parecían conmocionados, mientras que los demás se veían completamente envidiosos.

Ven a buscarme - WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora