El Problema de Lena (Enamorándome de tí)

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Capítulo 6: Miércoles por la tarde

Alex

—Eh, Toni, tienes un pelo de polla en la barbilla —dijo Darren, a través del espejo mientras nos lavábamos las manos en el servicio del instituto.

Toni puso una mueca de cansancio y Darren rió como una hiena mientras se secaba las manos con unas servilletas.

Fruncí el ceño y me giré para encararlo.

—¿A qué viene ese comentario? —pregunté en un tono calmado.

—Déjalo, Alex —intervino Toni, poniendo su mano en mi brazo.

Darren rió. Media dos metros y tenía una de esas cabezas rectangulares que lo hacían parecer un bruto.

—¿Vosotros dos sois novios o qué? —Nos señaló divertido.

—Eh, no te... —comenzó Toni, alzando la voz, pero le corté pasándole un brazo por encima de los hombros y pegándole a mi costado.

—Sí, somos novios, ¿algún problema?

Darren pareció desconcertado con el hecho de que lo confirmara en lugar de enfurecerme. Un tanto desinflado se dio la vuelta para irse mientras murmuraba "maricas".

Cuando nos quedamos solos, Toni se deshizo de mi brazo enfadado.

—¿Por qué has hecho eso?

—Porque nadie puede insultarte con algo que no es un insulto —le respondí, encogiéndome de hombros.

Toni se frotó la nuca, tenso.

—Darren es un imbécil —musitó.

Le contemplé un instante. Estaba demasiado afectado por lo que acaba de ocurrir.

—¿Por qué ha dicho eso? —Me crucé de brazos a la espera de una explicación.

Toni me echó una mirada de soslayo, parecía querer esconderse bajo las losetas del suelo.

—Porque es un imbécil —repitió, haciendo hincapié en el adjetivo.

Alcé una ceja.

—¿Toni?

El chico suspiró y me miró al fin.

—Está bien, resulta que yo... yo soy bisexual, ¿vale? —soltó de mala gana. Se movía sobre sus pies nervioso.

—¿Por qué no me lo habías dicho? —inquirí ofendido.

—¿Te arrepientes ahora de haberle dicho eso? —me espetó entre enfurecido y preocupado.

—¿Qué? —Miré hacia la puerta con una mueca de desdén—. No me preocupa ese idiota, ni lo que digan de mí. Pero pensaba que éramos amigos.

—Mira no quería que te sintieras incómodo conmigo ni nada de eso. Ni siquiera me gustas.

—Eh —me quejé con el ceño fruncido—. ¿Es que no me viste en calzoncillos ayer?

Toni rió, que era mi objetivo. Me sabía mal verle tan tenso y preocupado.

—Mira hay gente que lo sabe, pero la mayoría no, ¿vale? Y como se entere mi padre me capa y me hace una soga con mis huevos.

Alcé las manos en son de paz.

—No voy a contárselo a nadie.

Toni asintió y suspiró.

—Gracias.

Le di una palmada de ánimo en la espalda y salimos del baño.

—¿Tienes problemas de vista o algo? ¿Cómo es eso de que no te gusto? —le pregunté a modo de broma mientras avanzábamos por los pasillos hasta la clase de informática.

Toni soltó una risa nasal.

—Es cosa de química, colega.

Asentí, entendiendo a la perfección a qué se refería. Había chicas preciosas que me dejaban frío y otras, con una belleza más sutil, cuyos gestos y personalidad me encendían.