09

699 103 6
                                    

Jaehyun tomó un par de bolsas de papel que estaban en la cajuela del carro de la señora Kim, para después cerrarla sin complicación, escuchó varios agradecimientos por parte de la mujer conforme ambos avanzaban hasta su casa.

¿Acaso él era Jaehyun? ¿de verdad era él? porque el niño delgado, pequeño y tímido que una vez fue había desaparecido por completo.

—Ah, Jaehyun... — la mujer soltó un suspiro y abrió la puerta de su casa, cediéndole el paso a Jaehyun quien pasó directamente a la cocina a dejar la despensa. Ya conocía el camino, se sentía muy propio —muchas gracias...

Jaehyun asintió con una sonrisa amable. La mujer que en algún momento, hace muchos años fue su maestra, seguía tratándolo como su alumno, y el consentido. Debía admitir que ella, junto a Sicheng y otras pocas personas, siempre lo han apoyado; si bien su familia nunca fue la más funcional, tenía sustento en otras personas.

—No hay de qué — contestó. Sentía que los pequeños favores que hacía para su maestra eran solo una forma de pagarle todo lo que ella hizo por él. Le parecía admirable que hubiese podido llegar a aún más de lo que su profesión como docente prometía en su vida, porque no sólo le enseñó lo que en la escuela debía aprender, sino que le mostró más que su propia madre acerca de la vida, acerca de cosas que no se exponían en un salón de clases, no había siquiera comparación.

—Ven, Jaehyun, siéntate conmigo — la mujer caminó hasta la sala de estar, con Jaehyun siguiéndola por detrás, la siguió hasta sentarse en uno de los sillones compartidos — ¿sabes quién me habló ésta mañana?

—Doyoung — Jaehyun se apresuró a contestar sin ninguna duda de su respuesta. No logró disimular su sonrisa de emoción, ante la mujer que alguna vez se atrevió a catalogar como "suegra". Ahora, siendo un poco más grande, se avergonzaba de ese pensamiento.

"Tiene que ser, porque hace tanto que no llama, hace mucho que no sé de él..."

—Así es, ha mandado saludos — la mujer sonrió, porque ante ella nunca pasaba desapercibida la alegría que Jaehyun denotaba al mencionar el nombre de su hijo. Estaba tan acostumbrada a eso cada vez que Doyoung llamaba. Y era cierto que había pasado bastante tiempo desde la última vez. Doyoung podía llegar a tener su vida absorta en muchas cosas, eso era comprensible, y recibían nuevas de él no con frecuencia; algo que el menor lamentaba, porque sentía que sólo pláticas no eran suficientes, no podía tener suficiente de Doyoung.

Jaehyun siempre se mostraba emocionado cuando recibía noticias de Doyoung, desde niño, desde siempre, ansiaba las ocasiones en las que Doyoung llamaba, cuando lo hacía, lograba encontrar la manera de escapar de casa cuando vivía con sus padres e ir con la señora Kim a que le contara lo que Doyoung le platicaba. Sabía acerca de cómo iba en la escuela, sabía acerca de cómo era el lugar donde vivía, había entonces descubierto en base a buena fuente cuál era su comida favorita, cómo le gustaba que ciertas cosas fueran, a qué le tenía miedo, cuáles eran sus sueños... todo porque la señora Kim se lo platicaba. Conoció a Doyoung aún sin conocerlo.

— ¿Cómo está? — preguntó Jaehyun, recargando sus codos sobre sus rodillas conforme miraba a la mujer con atención.

Jaehyun consideraba que había pasado mucho tiempo desde que Doyoung había llamado. Suponía que estaba ocupado, seguro que lo estaba, pero en verdad consideraba que se había ido para siempre, algunas veces se lo presentaba y se sumía en muchos pensamientos tristes, que lo hacían sentir tonto de nuevo, como cuando era niño, porque esperaba por algo que no estaba seguro de si llegaría.

Habían pasado ocho años entonces desde que Doyoung se había ido, ¿no era tiempo de que volviera? de que regresara para quedarse definitivamente; porque Jaehyun recordaba muy bien una navidad en la que Doyoung había regresado, lo recordaba porque aún era un niño y temió porque no había crecido lo suficiente. Doyoung volvió a irse, Jaehyun había alcanzado a abrazarlo y además darle un beso en la mejilla. Fue un recuerdo que mantuvo presente siempre en su mente, porque Doyoung había reído avergonzado y él había cubierto su rostro acalorado al momento en el que el mayor dio media vuelta para marcharse, fue el mejor regalo de navidad que hubiese tenido jamás.

Las otras navidades, cumpleaños, o vacaciones, era su madre la que iba a visitar a Doyoung, era más sencillo para ambos, y Jaehyun siempre le mandaba saludos, algunas veces le hacía llegar mediante su maestra, cartas que hacía en compañía de Sicheng, Sicheng incluso le mandaba dulces, galletas o cualquier obsequio que pudiese conseguirle. A cambio, cada catorce de febrero, Doyoung le enviaba a Jaehyun también un regalo. Eran pequeños detalles que alegraban los años de Jaehyun, que atesoraba con ilusión; parecía que no del todo había crecido.

—Está muy bien, todo está marchando muy bien con él, está concluyendo exitosamente muchas etapas... — la mujer bajó un poco su mirada —y empezando otras... él ya es un hombre, es un médico y estoy orgullosa de todo lo que ha logrado.

Jaehyun sonrió y asintió, comprendía lo que decía, él también estaba orgulloso de Doyoung, pero admitía que también estaba un poco decepcionado, porque Doyoung se había recibido de médico hace un tiempo, y sin embargo, no había encontrado la oportunidad de regresar. Jaehyun sintió la necesidad de preguntarle, de una vez por todas, cuándo regresaría Doyoung, porque cielos, estaba tan ansioso.

"Estoy listo, creo que estoy listo para Doyoung..." Jaehyun estaba por terminar sus estudios básicos, pronto iniciaría la etapa adulta universitaria, una etapa que Doyoung ya estaba terminando. Era cierto, él a penas tenía diecisiete años y pronto cumpliría dieciocho, y Doyoung tenía unos bastos veintiséis años recién cumplidos; él aún podía ser considerado un niño por muchos e incluso él también, pero ya no lo era, y se aseguraba de que todos se dieran cuenta de ello, se había obligado a madurar y actuar con responsabilidad para que los demás lo notaran. "Ya no soy un niño."

Tenía arraigado un profundo temor, un deslice que amenazaba con ser una gran desilusión, porque Doyoung siempre estaría viviendo un paso adelante de él, y le asustaba que quizá Doyoung no hubiese confiado en verdad en lo que se miraba, era un juego infantil, que él en cambio, resguardó por tantos años. ¿Y si Doyoung se había olvidado de eso? ¿y si ya estaba con alguien? ¿y si él estaba loco por creer estar enamorado y conservar la magia de un primer amor?

— ¿Cuándo volverá? — Jaehyun se reincorporó, se dio cuenta de que sus palabras sonaron serias y profundas, porque se sentía estancado en algo que se le podía ir de las manos, en algo que deseaba tanto.

—Lo hará pronto, a decir verdad, vendrá una temporada, y espero que se quede conmigo — la mujer habló con emoción.

—Quedarse... — Jaehyun murmuró con sorpresa en el leve tono de su voz. Su mente trabajo rápidamente, haciéndole ver frente a él todas las oportunidades que su corazón alimentó.

¿Ya era hora? al fin estaría por llegar lo que tanto esperó, por lo que mucho se esforzó. ¿Doyoung también ansiaría reencontrarse con él? quería ver su expresión cuando lo mirara por primera vez en mucho tiempo, cuando se diera cuenta de cuánto había crecido y de lo mucho que se había esforzado para ser lo que era, ¿Doyoung lo ansiaría tanto como él?

Jaehyun ya no era el mismo, ¿lo sería su corazón? lo eran sus sentimientos, ¿lo serían por completo?

CRECER ━ JAEDOWhere stories live. Discover now