3- Descubrimientos asombrosos

88 12 221
                                    

Los dos hombres se quedaron en la cocina por unos momentos y Manigoldo se derrumbó en una silla y tosió un par de veces.

Esto era demasiado jodido para tratar a la ligera y no se sentía nada bien.

Todo lo que quería era volver a meterse en la cama y superar ese miserable resfriado. Le dolía todo el cuerpo, no respiraba bien y su cabeza parecía querer explotar entre la congestión y la migraña.

-Muy bien Kardia... Eres un cazador de dragones que vienes aquí desde otro mundo llamado Aryl. Estás persiguiendo a algunos dragones que cambian de forma, que llegaron a mi mundo a través de un portal, un portal similar al que tú usaste para buscarme y aterrizar en mi habitación... la diosa de la torre blanca te envió, diciendo que tu misión fracasaría si no me tienes como guía. Y tú también eres un dragón... y puedes invocar torbellinos y convertirte en un perro... ¿Me he perdido de algo?

Preguntó Manigoldo con un suspiro. Esto NO podía estar sucediendo, pero parecía demasiado real para ser una alucinación inducida por la fiebre.

-Puedo convertirme en muchas cosas, no sólo en un perro, pero sí, creo que lo tienes. Ahora, el tiempo es esencial, Manigoldo, realmente debemos salir y cazar.

Dijo el visitante. El policía levantó las manos y le replicó:

-Detén tus caballos, Kardia. Milán es una ciudad enorme con mucho más de un millón de personas. No podemos simplemente 'ir de caza'. Necesitamos un plan... necesito saber más sobre estos hombres dragón y cómo buscarlos. ¿Cómo se ven en su forma humana y en cualquier otra forma? ¿A dónde irían, por ejemplo?

Manigoldo preguntó, tomando otro trago largo de su café y aunque apenas eran las nueve de la mañana, deseaba algo mucho más fuerte.

Su lado detectivesco había despertado, pero su enfermedad lo tenía en una especie de letargo.

Kardia se sentó en una silla frente al italiano y ajustó su espada.

-Los Lamia u 'hombres dragón', como los llamaste, no son capaces de cambiar de forma igual que yo. Pueden tener la forma de su nacimiento o parecer humanos, pero nada más.

Además, cuando cambian de forma a la forma humana, todavía tienen otras características que los hacen muy poco humanos: aún tienen sus largos dientes afilados, dos filas de ellos y garras negras retráctiles. También tienen una marca distintiva en la frente, como esa marca en tu brazo.

Kardia dijo señalando el tatuaje de Manigoldo.

-O mi propia marca.

Le indicó un tatuaje en su mano.

-¿Qué aspecto tiene la marca?

Manigoldo preguntó levantándose y agarrando un lápiz y papel del mostrador.

-Es verde. Parecen alas dentro de un círculo.

-¿Tú me puedes mostrar?

Preguntó Manigoldo empujando los útiles hacia el cazador.

-Sí, claro...

Kardia respondió y comenzó a dibujar.

Las manos se movían con confianza sobre el papel y, aunque Manigoldo no esperaba más que un boceto básico, resultó ser bastante detallado.

-Interesante... Entonces, ¿por qué están aquí? ¿Por qué abandonar su mundo?

Preguntó con curiosidad básica

-Son codiciosos y buscan poder. Si pueden aumentar su número, podrán invadir nuestro mundo y el tuyo. Dado que no son conocidos aquí, y no hay asesinos o hechiceros en tu mundo para mantener su número bajo control, se multiplicarán rápidamente.

De otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora