Día 1

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Cuando Byun Baekhyun cruzó la puerta de clase aquella mañana, estaba de un mal humor legendario.

Normalmente, el mero hecho de que fuera lunes por la mañana ya habría bastado para hacerlo gruñir al levantarse de la cama y fruncir el ceño al atascarse por enésima vez atándose el nudo de la corbata del uniforme; pero aquel no era un día normal, como los otros, en el que simplemente tenía que morderse el labio y resignarse a tener que madrugar durante cuatro días más antes de que el viernes llegase de nuevo. Aquel iba a ser un lunes catastrófico, situado estratégicamente después de un sábado terrible y de un domingo aún peor.

Todo había empezado el jueves a última hora, con un examen de economía para el que — se suponía — había estudiado con todo el empeño del mundo durante tardes enteras que podría haber empleado en cosas considerablemente más interesantes. En teoría, y después de tanto esfuerzo, debería de haber sido capaz de resolver cualquier pregunta. En la práctica, se había quedado absolutamente en blanco cuando le habían preguntado qué tenía que ver el efecto tipo de interés con la pendiente negativa de la demanda agregada en una economía de mercado.

El hecho de haberse prácticamente inventado más de la mitad de aquel examen no habría sido tan malo si no fuera porque las desgracias nunca venían solas. Aquel sábado, Baekhyun había planeado cuidadosamente una cita con el chico que le había gustado durante las últimas dos semanas. Había escogido la fecha, el lugar y la hora con suma atención, y había estado seguro de que, por fin, acabaría el día poniendo fin a aquella etapa de soltería con un novio nuevo, pero, cuando había aparecido en la cafetería con sus mejores vaqueros y el pelo perfectamente arreglado, el idiota al que había querido seducir lo había hecho invitarlo a un té con canela y le había pedido consejo para declararse a su amigo Luhan.

Luhan, de entre todas las personas. Habría sido divertido, sí, de no ser tan horriblemente humillante.

Sin embargo, la gota que había colmado el vaso no había sido aquel golpe a su orgullo, sino su audición del domingo, en la que, después de cantar con su mejor voz, lo habían rechazado claramente. Esa vez no había sido un "ya le llamaremos", ni un "recibirá nuestra carta en breve", sino un simple "lo sentimos, pero lamentablemente no es usted lo que nuestra escuela está buscando". Alto, simple y claro.

Lo demás le había molestado, pero aquello dolía. Y Baekhyun no había querido cenar, se había quedado tumbado en la cama a oscuras y no había podido dormir, pensando, pensando y pensando.

Cuando el despertador había sonado, el reflejo del chico en el espejo había sido el de una especie de monstruo, con marcas moradas bajo los ojos y el pelo desordenado y pegado a la frente. Muy posiblemente, se habría quedado en la cama de no ser porque su madre estaba en la cocina, y también, quizás, porque su eficiente profesora de economía iba a entregarles a primera hora los exámenes del jueves corregidos.

Lo cual, por cierto, tampoco iba a ser excesivamente bueno para él, teniendo en cuenta que nunca había tenido las mejores dotes de inventiva.

En el momento de cruzar la puerta, y como todos los días, el aula estaba medio llena y los alumnos, en su mayoría, aún estaban de pie, saludando a sus amigos y buscando sus libros de texto en las mochilas. Con un suspiro, Baekhyun hizo gesto con la mano dedicado a la totalidad de sus compañeros — se suponía que era un uno de los chicos populares; tenía mantener un grado de sociabilidad mínimo aunque no estuviera de humor para ello — y arrastró los pies hasta su sitio en la parte delantera derecha del aula, donde se dejó caer sobre su silla como si alguien lo hubiera castigado a estar allí.

—Buenos días a ti también, Baekhyun —lo saludó una voz a su lado, con un ligero deje de reproche que hizo que el otro chico levantara la cabeza.

88 Días [EXO; ChanBaek]Where stories live. Discover now