Capítulo 1

443 41 3
                                    

ALICE POV


Inspiro, espiro. Inspiro, espiro.

Inspiro, inspiro. Espiro, espiro.

Intento normalizar mi respiración, sin éxito.

<<Sólo necesito cinco minutos>>, me había dicho. <<Cinco minutos y estaré lista>>. Ya debo llevar como quince aquí metida. Encerrada en el baño de chicas de mi nuevo instituto.

Un nuevo instituto. Una nueva aula con mínimo treinta desconocidos. Y para colmo, ni siquiera estoy cerca de mi casa.

No, no, no. No quiero, no quiero, no quiero.

Inspiro, inspiro, inspiro. Espiro, espiro, espiro. Creo que voy a desmayarme.

Me apoyo en el lavamanos alzando la mirada para verme en el espejo.

Mi tono de piel se encuentra incluso más pálido de lo normal y mi mano derecha juega de manera nerviosa con uno de los mechones ondulados de mi pelo.

Debido a mi baja altura, tan solo consigo verme hasta el cuello, así que doy un par de pasos atrás subiéndome a la taza de uno de los inodoros. Repaso mi delgada figura con la mirada. Mi piel es tan similar a la porcelana que me da una imagen indefensa y vulnerable que parece gritar: <<Vamos, métete conmigo. Soy débil y sensible. La presa perfecta para tus burlas>>.

Agarro los bordes de mi vestido celeste preguntándome si debería o no quitarme el enorme lacito celeste que llevo a juego.

<<Te has equivocado, primaria está en el primer piso>>. Imagino con facilidad la clase de comentarios que hará la gente cuando me vea. ¿En qué estaría pensando al elegir el conjunto de hoy?

Inevitablemente, mi mirada choca con esa parte de mí que he estado evitando todo este tiempo. Mis profundos y poco comunes ojos violeta.

Me bajo de la tapa como si hubiese sido propulsada por un muelle, huyendo de aquel complejo. Tengo una relación de amor-odio con ellos. De pequeña eran la parte que más me gustaba de mí, pensaba que eran mágicos, especiales... Pero mis compañeros del colegio se encargaron personalmente de hacerme creer que es otra de las muchas razones por las que soy <<rara>>

Ahora pienso que llaman demasiado la atención y me hacen sentir demasiado expuesta.

Más de una vez me he planteado la opción de ponerme lentes de contacto de un color común como el marrón, a juego con mi pelo. Pero no valdría de mucho. De una forma u otra, siempre termino llamando la atención más de lo que me gustaría.

<<¿Llevas lentillas? ¿Llevas lentillas?>>, <<¡Claro que las lleva, es imposible tener ese color de ojos!>>. Casi puedo volver a sentir sus dedos presionando mi iris hasta hacerme llorar.

<<¡Basta, por favor! ¡Mis ojos son así! ¡Por favor!>>

Un escalofrío recorre mi cuerpo mientras recuerdo porque estoy cambiándome de instituto por cuarto año consecutivo. Siempre coincido con algún antiguo compañero, y si no, con alguien que ha oído hablar de mí. No hay mucha diferencia de uno a otro. Todos actúan igual.

Por eso, mis padres decidieron esta vez cambiarme a un instituto ubicado en las afueras de Londres. Si esto último no funciona, empezaré a tener clases en casa. Demasiado bueno para hacerse realidad.

Salgo a paso de tortuga de mi escondite, encontrándome otra vez con esa puerta abierta de la que salen tantos gritos diferentes. Dios mío. Parece la entrada a una de mis peores pesadillas.

En un arranque de pánico me vuelvo, dispuesta a salir corriendo, pero al girarme choco con un fuerte cuerpo.

—Hey, hey, hey. ¿De verdad creíste que iba a dejarte sola?

Someone To Me (YA EN LIBRERÍAS Y AMAZON)Where stories live. Discover now