Capítulo 2

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Eric POV.

Toda tu vida puede cambiar cuando menos te lo esperas.

—Eh, tío. Mira eso. Eh, ps.

El compañero que se sienta detrás de mí insiste en que le preste atención.

Separo la vista del papel en blanco del cual trataba de sacar algo decente con ayuda de mi lápiz.

—Más te vale que no sea una tontería. —me quejo por la interrupción, dirigiendo mi vista hacia donde señala.

Mierda. El lápiz se resbala entre mis dedos cayendo contra la madera de la mesa al ver lo que demanda tanta atención. Una chica que nunca había visto antes intenta esconderse detrás de un hombre que parece ser su padre. Ambos hablan demasiado bajo y es imposible escuchar lo que dicen, pero por el contexto de la situación debe de ser nueva.

Deseo de manera inconsciente que la clase que tiene asignada sea la mía mientras no puedo apartar la mirada de ella, hipnotizado con su presencia.

Piel pálida, complexión delgada, apariencia frágil, baja estatura... (no debe medir más de uno cincuenta y cinco), vestido combinado con un lazo exactamente del mismo color.

Parece una muñeca de porcelana. Nunca había sentido tanta inspiración.

Percibo cada gesto, cada expresión en su rostro, los temblores de su cuerpo.

Y de pronto, entra en el aula.

Mis ojos color avellana chocan durante un segundo con sus ojos... ¿violeta? ¿Cómo es eso posible?

Decidido a ser el primero en presentarme me levanto, pero me detengo en seco al ver que alguien ha sido más rápido que yo.

No me jodas. Niall Settler. Como no. Rápido como un lobo, acechando a su nueva presa.


Levanto la cabeza volviendo a revisar el reloj de pared, contando los minutos que quedan para el recreo.

Diez minutos. Solo diez minutos y podré presentarme.

No consigo apartar la mirada de las agujas, que parecen moverse cada vez más lento.

Nueve. Ocho. Siete. Seis. Cinco. Cuatro. Tres. Dos...

La puerta del aula se abre de forma brusca sacándome del trance. Todos nos giramos hacia el conserje, el cual recorre a los alumnos con la mirada.

—¿Alice Evans?

Su nombre queda grabado en mi mente. 

Alice. Alice Evans.

Veo como levanta la mano despacio, intimidada. Temo que le digan que se ha equivocado de clase.

—Está tu madre abajo, tienes que recoger tus cosas e irte con ella, es importante.

Sus grandes y preciosos ojos violeta se abren con sorpresa y se levanta de un salto, recogiendo sus cosas con una rapidez y agilidad impresionantes para después salir prácticamente corriendo.

Me quedo callado observando su silueta desaparecer, como si el sueño terminase, como si todo hubiese sido inventado por mi mente aburrida.

Alice Evans.

Su nombre sigue en mi mente, firme y real.

Su apariencia frágil, su vestido celeste, esos grandes ojos violeta.

Echo un vistazo dentro de mi estuche. No tengo ningún color violeta. No tengo ningún color celeste. Vuelvo la vista al papel que continúa en blanco, el bloqueo persiste.

Someone To Me (YA EN LIBRERÍAS Y AMAZON)Where stories live. Discover now