Capítulo 3

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—Auch...duele—se quejó el terco príncipe con un puchero en sus labios, un médico cercano había ido corriendo al escuchar el llamado de la gente pobre que había ido corriendo a pedirle socorro cuando vieron al príncipe desmayarse sobre el suelo. Estaba limpiando la herida sangrante en la frente del miembro de la familia real y a la vez la desinfecta con un líquido que le ardía. El joven solo hacía pequeñas muecas y cerraba sus ojos.

Si tan solo me hubieras hecho caso esto no habría sucedido.

—Si tan solo me hubieras advertido que ella planeaba golpearme con una jodida roca en la cara, esto no habría sucedido—remató de una forma muy astuta a decir verdad—Gracias—soltó con ironía aún quejándose en bajo. Se detuvo cuando el doctor finalmente dejó de tratar su herida mirándolo con seriedad y negó un par de veces, el príncipe trago en seco algo preocupado, nunca le habían gustado los doctores, por alguna razón lo ponían nervioso.

—Necesita que le coloque un ungüento de hiervas para que la herida cierre y también necesitará que la suture—el joven ladeo la cabeza confundido. La palabra "suturar" no estaba dentro de su vocabulario que aprendió tras años de investigación en el palacio. Al ver su cara confundida el doctor suspiro algo preocupado, lo ayudó a levantarse colocando su brazo detrás de sus hombros ya que meliodas seguía algo mareado por el golpe y empezaron a caminar.

—Debo de coser la herida para que cierre—Hilo, aguja...todo eso en su piel mientras la sangre salía más. El pobre príncipe se quería desmayar de solo imaginarlo —El ungüento hará que no te duela tanto—ahora lo entendía todo, esa niña lo había metido en un problema médico y sus piernas temblaban del horror. El de ojos verdes jadeo con temor al imaginar el dolor que le causaría aquel acto y se retorcio un poco intentando librarse del agarre del médico. Lamentablemente este no dio su brazo a torcer y lo tomó con mayor fuerza impidiéndole salvarse—Por favor majestad, es por su bien—

—N-No lo entiende—murmuró con la voz rota buscando cualquier excusa. Una razón para no ir al médico llegó rápido a su cabeza confundida, pero el simple hecho de utilizar al pequeño niño que aún estaba moribundo al igual que su madre le daba náuseas—Hay un pequeño, se llama tristan y está muy deshidratado, necesito llevarle algo de agua y alimento a él y a su madre. Puede que su madre ya no resista. Yo...—

—No tiene porque preocuparse por esas ratas—se quedó helado, sus ojos verdes se abrieron de par en par con aun más horror que antes y no tenía nada que ver con el miedo de que le cosieran su herida. ¿Cómo se atrevía? Esa pequeña alma no le había hecho daño a nadie. ¿Por qué merecía el desprecio de alguien que se dedicaba a salvar vidas? —Esos pobres diablos le hacen un favor a todos si es que mueren, los caballeros sólo tendrán que limpiar sus cadáveres—rió algo perverso. La ira en el rostro del príncipe se reflejo rápidamente, tan profunda, que el mismo doctor tembló un poco y relajo su agarre sobre el joven—Majestad, son seguidores de las diosas, creen en esos cuentos de fantasía y les dan sus vidas a esas invenciones. Le hacen un favor al mundo si mueren—

Meliodas sólo tenía pensado en hacer una cosa, darle un buen golpe o incluso utilizar su poder para hacerle ver lo que era vivir en esa clase de miserias. Ahora lo comprendía, era su padre el que los tenía sufriendo de esa forma y les impedía irse para buscar alguna oportunidad de vivir. Puede que no creyera en las diosas, pero sus creencias no eran razón para tenerlos en esas condiciones. Quería estrangular a ese doctor con las pocas fuerzas que tenía. Quería matar a su padre para terminar con su reinado del terror.

No es buena idea chico, ni siquiera piensas con claridad. Hazme caso por una vez.

—¿Tú que puedes saber? Puedes verlo todo, pero aún así no ayudas a la gente. Puedes prevenir catástrofes, pero no dices ni una sola palabra—gruño en voz baja desviando la cabeza para que el médico no pudiera leer sus labios.

El Camino Del Príncipe (PAUSADA)Where stories live. Discover now