XIII.- El Deber de los Miembros del Consejo

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La manada no podía creer lo que escuchaban y veían, no entendía nada. Era obvio que esos niños si eran sus hijos biológicos, el parecido era demasiado pero ellos tenían once años y no habían estado fuera tanto tiempo y estaban seguros de que los pequeños no estaban en este mundo cuando ellos partieron a la universidad.

- Será mejor que entremos para explicar todo lo que ha pasado estos años. – dijo Derek mirando a su pareja con cariño.

- Es verdad. – dijo Stiles mientras empujaba levemente a sus hijos para que comenzaran a caminar.

Los cuatro adultos junto con los tres niños entraron a la mansión junto con la manada que no podían creer el cambio de sus alfas y a los niños que parecían tan confiados pero al mismo tiempo para ser tan pequeño parecían observar cada detalle del lugar.

Una vez dentro de la mansión Stiles y Derek se sentaron en un sofá con sus hijos en medio mientras que Caleb, Jordan y su hijo se mantenían parados detrás de ellos como solados protegiendo a su comandante.

- Creo que debemos comenzar con lo que sucedió un año después de que Derek y yo nos fuimos de aquí. – los demás lo miraron con atención – Nos dedicamos a nuestras carreras en Quántico y logré entrar a una división especial de sobrenaturales desde el primer año pero las cosas cambiaron cuando un brujo del consejo llegó pidiendo nuestra ayuda, poco después llegaron Jordan y Caleb. Los cuatro fuimos arrastrados a un espacio fuera de este tiempo. – sus ojos parecieron iluminarse con determinación – Nos llevaron a una guerra, no puedo dar muchos detalles porque son asuntos de los que no deben de saber. – explicó Stiles de manera seria.

- Para ustedes fueron ocho años pero para nosotros fueron dieciséis años en el infierno pero de laguna manera en esos momento pudimos tener una pequeña parte de felicidad. – acarició el cabello de los gemelos – Nuestros cachorros llegaron en medio del caos y vivieron ese infierno por un tiempo pero logramos acabar con esa guerra para antes de que ellos se vieran más afectados. Nuestros hijos son buenos pero también son unos soldados porque tuvimos que entrenarlos para sobrevivir así que les recomiendo no provocarlos. – les dijo Derek esbozando una ligera sonrisa ante lo último que dijo.

- Ahora los cuatro somos agentes del FBI y tenemos nuestra propia división, gracias a los contactos del consejo pudimos obtener este trabajo. – dijo Jordan de manera tensa, aún no se acostumbraba a no estar en guerra por segunda vez.

Caleb acarició el brazo de su esposo con cariño logrando que se relajara.

- Necesitamos tiempo para volver a adaptarnos a esta realidad, vivimos mucho tiempo en una guerra y nos cuesta trabajo sentirnos tranquilos y seguros. – les dijo el brujo con una ligera sonrisa.

- No nos malinterpreten estamos felices de estar en casa y nuestros cachorros necesitan una manada. – dijo Stiles mientras acariciaba el cabello de Kiran que disfrutaba de ellas. Luka se levantó y se colocó del otro lado del castaño para también recibir mimos.

- Parece que tus cachorros te adoran. – comentó Noah con dulzura, siempre supo que su hijo sería el mejor padre.

- Ellos han estado apegados a Stiles desde que nacieron, les gusta ser consentidos. – dijo Caleb mientras acariciaba el cabello de su hijo.

- Agni es igual contigo. – dijo Jordan con una sonrisa amorosa dirigida a su esposo e hijo.

- ¿Por qué no pidieron nuestra ayuda? – preguntó Liam con un ligero puchero, él haría lo que fuera por sus alfas.

- No podíamos, Caleb entró en la guerra porque es mi brujo y de cierta forma también es su responsabilidad. Jordan y Derek se negaron a dejarnos y como nuestras parejas tienen ciertos derechos. – le explicó Stiles con amabilidad.

- ¿Ganaron la guerra? – preguntó Aiden con curiosidad aunque fue golpeado por Lydia.

- Lo hicimos pero como en todas las guerras la victoria vino con un precio demasiado grande. – dijo Stiles mientras cerraba los ojos. Los gemelos de inmediato abrazaron a su padre consolándolo.

- Papá, recuerda que el tío Henry vendrá en unos día, lo prometió junto con el tío Polo. – dijo Kiran logrando que el mayor le reglara una hermosa sonrisa.

- Es verdad, tenemos que prepararles un buen lugar para dormir. – miró a su esposo y luego a su hermano brujo y cuñado – El consejo se reunirá después de un año lejos. – dijo Stiles con una leve sonrisa.

- La familia. – le dijo Derek mientras dejaba un beso sobre la frente de su esposo.

- Creo que deberían ir a descansar. ¿Se quedarán en la mansión? – les preguntó Peter de manera amable, él sabía que los ojos de ellos cuatro eran los de alguien que habían pasado por un infierno y había visto más muertes de las que podía recordar. Le dolía saber que su sobrino y el hombre que consideraba como un hijo estuvieran sufriendo de esa manera y todo por el simple hecho de ser parte del consejo pero por otro lado cosas buenas habían salido de eso y era que ahora había tres cachorros en la manada, aunque ellos también había pasado por ese infierno, nacieron en él. Esa tal vez era la están tan apegados a Stiles, ellos vieron a sus padres sufrir y solo quieren mostrar su apoyo.

- No, nos quedaremos en el loft. Necesitamos tiempo para adaptarnos de nuevo a este mundo, cuando regresamos estuvimos trabajando así que no pudimos descansar en paz. – le dijo Derek mientras que Jordan asentía.

- Los visitaremos pero necesitamos nuestro propio espacio. – les dijo Stiles con una sonrisa adornando su rostro pero esta no llegaba a sus ojos.

- Entendemos, es normal. – dijo Noah mientras los demás asentían.

- ¿Seguirán siendo nuestros alfas? – preguntó Erika con un deje de nervios.

- Yo nunca fui su alfa. – comentó Stiles alzando una ceja.

- Siempre lo has sido y no solo por ser el compañero y pareja de Derek sino porque nos has cuidado como uno. – le dijo Isaac con una sonrisa nerviosa.

Derek sonrió y asintió cuando su esposo lo miro.

- Si, seguiremos siendo sus alfas. – les dijo Stiles calmando a los betas.

Los cuatro se levantaron y después les siguieron sus hijos, se despidieron y se fueron de ahí dejando a la manada aliviados de verlos con vida pero sintiendo su corazón romperse al verlos tan cambiados y apagados.

- Los alfas están en casa. – dijo Peter. 

MordidaWhere stories live. Discover now