•9• De nuevo en su lecho

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Mi poder está al tope luego de domar al par de guardias que vigilan las cámaras del circuito cerrado

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Mi poder está al tope luego de domar al par de guardias que vigilan las cámaras del circuito cerrado. Entro por la puerta principal, argumentando tener una cita con Matt. Pensar que Matt es un idiota al no dejar instrucciones claras de prohibirme el paso, es el tipo de suerte que no espero.

Caminar de nuevo por el salón principal y subir las escaleras sigilosa, es muy sencillo. Lo principal es encontrar a Priscila Smith y salir corriendo de ahí. Por nada del mundo acataría las órdenes de Richard Silver y no es que me falten las ganas de matar a Matt, pero no lo iba hacer por órdenes de un tipo que no me daba explicaciones. Porque de la misma forma en el pasado no había seguido órdenes de Matthew Middleton para asesinar a Richard.

Si querían matarse, que ellos mismos lo hagan con sus manos. Las mías ya tienen una lista enorme de sangre derramada.

Conozco a la perfección cada una de las habitaciones de esta casa, así que no representa ningún problema encontrar la que tiene secuestrada a Priscila. De nuevo la suerte se me presenta y la puerta se abre al simple tacto. Pero me arrepiento al instante de abrirla...

Están los dos desnudos y Matt la sujeta de las caderas en un compás que se me hace familiar. Aparto la mirada, retrocediendo.

—¿Buscabas algo? —La voz a mis espaldas me hace dar un brinco nada común en mí.

En cuanto me giro, el hombre corta cartucho y me apunta en el rostro con su arma. Alzo las manos por puro capricho, mostrando que no tengo intención de herirlo.

—Vengo por una cita con el señor Matthew —lo digo tranquila sin rastro de culpabilidad al ver lo que su jefe está haciendo detrás de la puerta.

El hombre no baja el arma. Trato de sonreír pero mi poder va en aumento. Un paso más de ese hombre y él sufrirá las consecuencias.

—Las citas son de lunes a viernes de ocho a tres de la tarde, querida —dice Matt de pronto.

Cierro los ojos, maldiciendo para mis adentros. Percibo como su mano se acerca a mi hombro. Mi poder vibra por la espera del contacto. Pero como las otras tantas ocasiones, lo único que mi piel hace es erizarse al entrar con el contacto de sus dedos. No pensé extrañar algo de él, pero al parecer mi piel lo hacía. Extrañaba a Matt.

—Puedes retirarte hombre. Yo atiendo a Romina.

El hombre hace una especie de reverencia y quita su arma de mi rostro. En cuanto se va, Matt toma con fuerza mi hombro y me gira. Me atrae hacia su pecho y me abraza. Huelo su perfume y las lágrimas intentan salir.

—Sabía que volverías. Nunca perdí la fe de que volverías a mi lecho.

—Tu lecho ahora tiene otro par de piernas, Matt.

—Ja, ja, ja, ja, ja ¿Quién lo diría? la frívola Romina Neón está celosa. Oh, cariño. Ella es una principiante en la cama. No es la maravilla como tú —El roce de sus dedos por mi rostro, me provoca náuseas por lo caótico del reencuentro. Así que en lugar de alejarme de él (como mis recuerdos me dicen que haga), rozo mi rostro contra la palma de su mano.

Romina Neón #1 El Dominio Where stories live. Discover now