La respuesta.

6.1K 435 40
                                    

Revisado

—Responde.— insistió Aizawa susurrando con una voz ronca cerca de su oído.

La menor se estremeció al escucharlo. Podía sentir su respiración cerca de su cuello.

El pelinegro retrocedió para mirar a Camila directo a los ojos con una mirada intensa. Ella se sentía vulnerable ante aquellos profundos ojos negros.

Sus respiraciones estaba agitadas y se mezclaban.

Sus labios se rozaron levemente y el mayor se alejó rápidamente. Parecía que la voz de la moral no lo había abandonado del todo.

La actitud de el mayor dejó desconcertada a la chica. Estaba convencida de que él quería algo más que "paz" con ella, y después de este semi-contacto ella sería atormentada aún más por el deseo que sabía que sentía hacia él.

Shota aclaró su garganta, tratando de romper el incómodo silencio.

—Si paz es lo que quieres, entonces la tendrás. No te preocupes.— declaró casi de forma diplomática.

—¿Eso qué significa?— preguntó ella, esperando que el pelinegro no planeara deshacerse de ella, no ahora.

—Pues eso. No tenemos que vernos ni siquiera en la escuela. Mañana enviaré una solicitud para que envíen a otro profesor de literatura.— explicó y regresó a su asiento, dirigiendo la mirada al suelo. Se sintió culpable y estúpido. No podía creer que estuvo apunto de lanzarse de forma conciente hacia una menor.

Camila guardó silencio por un momento. No supo cómo sentirse ante esa declaración de el mayor. Tenía razón, el más perjudicado sería él si algo de lo que pasó se llegara a saber.

—Y si...— musitó.

Aizawa redirigió su mirada hacia ella.

La chica no sabía si tendría el valor de confesar el desastre en el que se convertía cuando estaba cerca de él, o ni siquiera por eso, sólo con pensarlo perdía el control sobre sí misma.

Al final no pudo decirlo. Se arrepintió y desvió la mirada.

—Lo mejor será que te lleve a tu casa.— Comentó el mayor levantándose, caminó hacia la chica y le extendió la mano para que también se pusiera de pie.

Ella decidió pararse por su propia cuenta, pero sólo lo hizo para atrapar entre sus manos el rostro del pelinegro y besarlo con la intensidad y las ganas que tenía desde que lo volvió a ver. Shota no pudo resistir. Finalmente sucumbió ante el deseo que le venía carcomiendo desde la vez que la vió salir de aquél baño, en el bar en el que se conocieron. La voz de su conciencia lo abandonó.

El mayor tomó el control de la situación y comenzó a dirigir sus cuerpos hacia el sofá, dónde recostó a Camila con cuidado y el se posicionó sobre ella. Comenzó a acariciar sus piernas por sobre la ropa y el beso cada vez era más caliente y húmedo que el anterior. Las temperaturas de sus cuerpos parecían obligarlos a deshacerse de las prendas que llevaban encima y así lo hicieron. Shota se deshizo de la blusa y el sostén de la chica y el pantalón se fue junto con las zapatillas en un sólo movimiento. De inmediato se quitó la camisa, seguramente arrancando algunos de los botones por la fuerza con la que la abrió. Los pantalones tampoco se hicieron esperar, quedando ambos en ropa interior.

Los besos iban aumentando la intensidad. Aizawa recorría el cuello de la chica con los labios, depositando besos y un par de mordiscos, y no dejaba de acariciar cada rincón de su cuerpo. Ella soltó un fuerte gemido cuando sintió la mano de el pelinegro deslizándose debajo de la ropa interior, introduciendo uno de sus dedos dentro ella, sintiendo una corriente que recorrió todo su cuerpo e hizo que la excitación aumentará para ambos.

De inmediato una erección se hizo presente bajo la ropa interior del mayor. Éste sacó su mano de la chica y, con una mirada lasciva, la presionó sobre su pelvis incrementando aún más la necesidad por unirse.

Se miraron a los ojos, cada quién se deshizo de su última prenda e inmediatamente Shota la penetró, soltando un gruñido de placer al mismo tiempo que Camila gemía al sentir su prominente miembro dentro de ella. Los besos no se hicieron esperar, eran frenéticos y desesperados por querer recuperar todo el contacto que no habían podido tener con anterioridad. Separaban sus labios, tomaban aire un par de segundos y volvían a unirse con prisa para seguir saboreandose.

Las embestidas eran profundas y duras. La chica tenía la mente en blanco ante tanto placer. Shota le hacía estremecer hasta el último rincón de su cuerpo. Entre los besos, las caricias y las duras embestidas, ella llegó al orgasmo, probablemente el que más había disfrutado en su vida.

Los minutos corrían velozmente y Aizawa parecía ir ganando fuerza cada vez que entraba y salía. Su musculoso cuerpo temblaba al no poder contener toda esa pasión que tenía para darle a aquella chica, ante la que finalmente había cedido, ignorando cualquier discurso moralista que él o cualquiera pudiera darle. Estaba loco de deseo por su alumna. Quería destrozarla ahí mismo. Quería dejarle marcas en todo el cuerpo para que todos supieran que era suya. Quería aprisionarla ahí mismo para que nadie más la tocará o la viera. Estaba enloqueciendo por ella.

Aizawa sintió que estaba a punto de correrse, por lo que incrementó la fuerza y velocidad del movimiento de su cadera. Varios gruñidos escapaban de su boca conforme sentía que llegaba al clímax.

Camila pudo sentir en su interior las palpitaciones de el miembro de el mayor preparándose para terminar, haciendo que ella jadeara y presionara sus labios sobre los de él, jugueteando con su lengua y después aferrarse a su cuello para dejar una marca en él.

Llegando al clímax, ella aprisionó las caderas de el pelinegro, obligándolo a esparcir su semen dentro de ella, sin embargo, éste no paró los movimientos.
El interior de la chica se sintió tibio y bastante húmedo, aunado al vaivén del miembro de Shota, culminaron en un segundo orgasmo para ella.

Terminaron llenos de una delgada capa de sudor, saliva y otros fluidos, sus respiraciones agitadas y temperaturas corporales bastante altas. Él se dejó caer sobre el pecho de la chica, tomándose un momento para escuchar su acelerado corazón.

Estuvo mal, pero se sintió bien.






FugazWhere stories live. Discover now