— ¿Regresar a corea? — La voz preocupada de Sofia llamó mi atención.
Asentí con miedo.
Note una cierta emoción en su rostro, golpeó con cariño mi hombro y dijo.
— ¡Dios por fin te decides! ¡Muero por conocer a sae! — Habla completamente feliz.
La mire extrañada.
— Quiero aclarar esta vez las cosas en persona... Si es que es posible claro... — Conteste mordiendo suavemente mis labios.
Ella negó divertida.
— Sé que se aman, y el amor es más fuerte que cualquier cosa, incluso que el miedo... — Sofia me alentó.
— Espero que la traigas aquí a vivir. — Volvió a hablar.
Abrí los ojos con sorpresa.
— ¿T-traerla? — Dije dudosa.
Ella sintió rápidamente, tomó mis manos entre las suyas y suspiro.
— Quieran o no, Ji yeon va a terminar enterándose de lo que sucedió entre tú y sae... Pero esta vez debes elegirla a ella y TU felicidad. — Dijo recalcando la palabra "tú", sonreí ante su consejo.
— Supongo que es hora de hacer las cosas bien... —
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La llegada a corea fue bastante difícil, creí que era fuerte pero me di cuenta de lo contrario.
La respiración se me dificultaba y sentía un presentimiento extraño.
— Algo no está bien... — Dije a Sofia, la cual negó y me abrazo.
— Tranquila, estoy aquí. — Intentó calmarme.
Ambas salimos del aeropuerto, el olor a comida coreana inundó nuestras narices, mire con hambre los locales pero mi punto de atención estaba en otra cosa.
— ¿Estas lista? — Preguntó Sofia con preocupación.
Asentí con esperanza.
Esperanza de que sae pudiera regresar conmigo.
Aún la amo...
El camino a casa era largo, bastante largo para ser precisas, Sofia y yo pensábamos en quedarnos en el mismo lugar donde antes vivía.
Llegamos a mi antiguo departamento y una fina lágrima de mi ojo salió.