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[Créditos a Mister poof (Deviantart) por la imagen Parksborn y a petite_madame (instagram) por la imagen Stony]
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Peter decidió adelantar su tarea. Había sido admitido en la academia Osborn hacía apenas unas cuantas semanas y tenía varios trabajos atrasados. Por suerte, nada que no pudiera manejar. Las horas pasaron como minutos y de pronto, algo lo sacó de ese "trance" en el que estaba. Algo parecido a cuando Tony se enganchaba en un proyecto.

Era el sonido de su teléfono. Este lo tomó inmediatamente y contestó.

—Hola, Harry.

—No puedo creer que diré esto, Pet, pero tenías razón. Mi padre dejó que te quedaras hoy en mi casa. ¿No es genial? Bueno. Aquí nos vemos. ¡Hasta la noche!

El castaño hizo una expresión de triunfo y tomó su mochila, donde metió su pijama, un cambio de ropa para el día siguiente y unos tenis.

Pasó a un lado de su clóset y ahí lo vio. Su traje estaba colgado en un gancho, recién lavado y bien planchado. No lo necesitaría. Sólo iría con Harry. Así que salió de la habitación.

Pero al último segundo cambió de opinión. Lo llevaría por debajo de la ropa. Sólo por si acaso.

Una vez que se despidió de Steve, se fue. Sabía que lo mejor era no molestar a Tony en el trabajo.

Llegó a casa de Harry. Tocó el timbre. No pasó ni un minuto, cuando le abrió finalmente su mejor amigo.

—Pasa, Pet. —dijo este, alegre.

El castaño entró inmediatamente.

—Mi padre no vendrá hasta la noche, así que tenemos un tiempo para nosotros. Antes de que nos obligue a adelantar las diez mil tareas que aún no nos han dejado. —rió.

Peter no quiso contestar, aunque Harry bien sabía que eso era lo que su mejor amigo solía hacer en su antigua escuela, Midtown High.

El pelinegro rió y abrazó al contrario.

—Bien. Celebremos tu cumpleaños como es debido. Mi padre ordenó un pastel. Hasta parece que tú eres su hijo. —rió este.

Peter soltó una pequeña risita, algo incómodo de que Harry hiciera esa clase de comentarios. Sabía perfectamente que este no se llevaba como desearía con su padre.

Finalmente, habló, queriendo cambiar el tema.

—¿Aún tienes tu vieja consola? Podríamos jugar...

—¿Assassin's creed Black Flag? —interrumpió este.

—Es bueno, pero no tanto como...

—¿El juego de Spider-man? —volvió a interrumpir.

—¿Tienes ese? —preguntó, incrédulo.

—¡Por supuesto! ¿Qué? ¿No era del que hablabas?

—¡Olvida del que hablaba! ¡Hay que jugar ese! —respondió, emocionado.

Después de un rato jugando y comiendo helado, ambos decidieron ver una película. Era Orgullo y Prejuicio. La habían puesto como broma, pero se habían quedado muy clavados.

Estaban en silencio, cuando Harry miró a Peter con decisión y habló.

—Me ha hechizado en cuerpo y alma y la amo, la amo, la amo. —Estaba repitiendo las líneas del Sr. Darcy. Esto sorprendió un poco al castaño, ya que no esperaba escuchar a su mejor amigo decir eso.

—Por un momento, pensé que me lo decías a mí. —Rió.

—¿Sería malo si así fuera? —preguntó Harry, sin una pizca de ofensa en su voz, sino, curiosidad.

—Pues... no lo sé. En primer lugar, ¿Tú me lo dirías?

—No lo sé.

...

—Harry... —preguntó inseguro el chico, pausando la película.

—Dime, Peter.

—No es nada. Sigamos...

—No, ahora dime. Si no, no te dejo verla. —respondió el otro, quitándole el control.

—Es una tontería.

—¿Qué es una tontería?

—¡Harry!

—¿Yo soy una tontería?

—¡No! ¡Lo que quise decir es... ¡agh! ¡No me refería a eso!

—¿Y entonces a qué?

—A...tú sabes.

—No, no sé.

—¿Te gusto?

Hubo silencio por un par de segundos.

—¿Sería malo si lo hicieras?

...

—No, por supuesto que no.

—Dudaste.

—No lo hice. Espera, ¿Entonces sí te gusto?

Harry se acercó lentamente a él y juntó sus labios con los de él en un largo y apasionado beso. Luego se separó y le sonrió.

—¿Eso responde tu pregunta?

Las mejillas de Peter se colorearon de rojo inmediatamente. Este se quedó en silencio. Sólo atinaba a balbucear un poco, sin llegar a articular una sola palabra.

Steve tomó el teléfono por quinta vez y volvió a llamar a Peter. Por alguna razón, este no le contestaba.

—Peter. Sólo quiero preguntarte a qué hora volverás mañana. Recuerda que vamos a celebrar tu cumpleaños. Sí quieres festejarlo con nosotros, ¿verdad? Por favor, avísame, para poder organizarme bien. Te quiero, hijo. Pásatela bien.

Suspiró y dejó el teléfono. Estaba tentado a volverlo a tomar, pero Tony bajó su mano en cuanto este lo quiso tomar.

Con una sonrisa comprensiva, el castaño habló.

—Es un adolescente. Déjalo vivir por un rato. Él está bien. Te lo aseguro.

—Enviaste cámaras a seguirlo, ¿No es cierto? —preguntó Steve, con una mirada seria.

—¡No! ¿Me crees un maniaco? Puse un rastreador en su celular y en su traje.

Ambos rieron.

—Siempre y cuando Peter esté bien, yo también lo estoy. —dijo el rubio.

—¿Incluso si eso significa que no pase su cumpleaños con nosotros? —preguntó el contrario.

—¿Por qué habría de hacer eso?

—Es un adolescente. Es normal que quiera estar lejos de su familia durante un tiempo. A esta edad, lo que más desean es independencia, pero por lo mismo, es en la que más hay que vigilarlos. De lejos, claro, para no romper su confianza.

—¿No estarías rompiendo más su confianza si lo espías en secreto, en lugar de decirle lo que haces?

—¿Tú le dirías a James que fuiste el Capitán América?

—¿Eso qué tiene que ve-

—Hay cosas que no se le dicen a los hijos, por su propio bien.

Steve bajó la cabeza.

—Supongo que entiendo. ¡Hey! ¿Pero entonces por qué me pides que le diga a James si estás tan de acuerdo conmigo en esto?

—Era sólo un ejemplo. No dije que estuviera de acuerdo. A lo que me refería era a que entiendo tus motivos, pero en el caso de James, entre más se lo ocultes, más le dolerá si lo descubre.

—Es por eso que jamás lo sabrá. Además, Petrt también te odiará si descubre que lo espías.

Tony suspiró.

—Sólo... sigamos viendo la película, ¿Quieres?

Steve asintió.

Secretos de familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora