Capítulo 2

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Diciembre 2021.

(7 meses antes de la actualidad)

No hay forma en que sin importar cuantas veces lo intente, Louis simplemente no puede escapar.

No importa lo que haga porque sin importar cuantas veces repita su nombre Louis no puede hacer los frenos del auto funcionar.

Louis despertó de golpe en medio de la negrura de su habitación, lleno de ese pánico momentáneo que se tiene al pasar de la inconsciencia a la consciencia abruptamente, jadeando, con el pecho comprimido subiendo y bajando en respiraciones erráticas que con desespero el muchacho de ojos añiles se obliga a tomar para llenar el vacío en sus pulmones, tiene la playera de dormir adherida al cuerpo como una segunda piel debido al sudor y por un instante no estuvo seguro de haber dejado atrás esa pesadilla mientras el corazón en su interior martillea en un gesto contradictorio que se debate por dejar su cuerpo y a la vez, luchar por recuperar el ritmo normal de sus latidos desenfrenados a causa del terror al que es sometido por aquella pesadilla que rebobina unos sucesos que Louis aún es incapaz de recordar cuando estuvo al borde de la muerte.

Un bucle infernal que clínicamente le habían diagnosticado como la interpretación de un trauma sin tratar que cada determinado tiempo Louis revive de entre los rincones de su mente ante cualquier mínimo detonante.

"Ha sucedido otra vez". Piensa y se pasa las manos por el rostro empapado hasta hundir los dedos entre sus desordenados mechones, sujetándose el cabello con los recuerdos difusos de un accidente que no tiene ni la menor idea de cuando pasó y lo único que queda es la suave respiración de Michael cerca suyo llenar el silencio de la habitación que ambos comparten.

Lo mira de espaldas a él seguir su sueño sin perturbaciones a pesar de que Louis se ha movido más veces de las que quisiera y no piensa en otra cosa más que en el deseo que le conceda el milagro de que Michael pudiera compartirle un poco de su cansancio para poder dormir igual de plácido que él sin la necesidad de depender de unas pastillas como las que exige su medicación.

Es un martirio tener que dejar un momento la comodidad de su cama para rebuscar en el armario una playera limpia y es algo así como inevitable que una que se levanta sus pies no se muevan hacia la cocina por un vaso de agua que le quite la sed, pero una vez que ha quedado satisfecho Louis se recuesta de nuevo, haciéndose un ovillo en la cama bajo las sábanas blancas hallando cierto deleite justo allí donde se concentra la tibieza del edredón causada por su propio cuerpo.

No le apetece hallar las explicaciones de su propio sueño y mucho menos privarse de su jornada dispuesta naturalmente a descansar para darle vueltas a unos recuerdos difusos que irremediablemente lo orillan a pensar en la misma persona que Louis está desesperado en olvidar, el mismo hombre que esa noche ha vuelto a pisar territorio inglés y que ahora mismo se encuentra de pie en medio de su patio trasero con una gorra y una maleta deportiva mirando hacia su habitación.

Sin embargo, no es hasta Louis abre los ojos que se da cuenta de que se ha quedado dormido en una posición distinta a la anterior, ha pasado un poco más de un cuarto de hora, los párpados le pesan y siendo incapaz de mantener los ojos completamente abiertos aún bajo la somnolencia, el joven muchacho se remueve apretujándose bajo las sábanas en busca de esta vez la sensación tibia que desprende la espalda de su novio sin reparar en la presencia del hombre que ha entrado por la puerta de atrás de su casa forzando la cerradura de la cocina sin mucho esfuerzo, el mismo que hasta entonces no llama su atención cuando en silencio recorre el pasillo que conduce hasta su habitación dentro de aquellas botas militares dejando la maleta con sus pertenencias atrás.

Michael sigue profundamente dormido y no es hasta que Louis intenta volver a dormirse que las alarmas de su cuerpo se encienden alertándole de una presencia ajena en su casa apenas repara en la extraña sensación de estar siendo observado respirándole en la nuca.

La sospecha de que exista la posibilidad de que haya una presencia más en su habitación además de su novio hace que un sentimiento de angustia se cierna sobre Louis y el miedo le hiela las extremidades apenas se percata por sobre el hombro de Michael que la puerta de su habitación está abriéndose con lentitud por si sola, emitiendo un chirriante sonido espeluznante que lo inquieta más de lo normal al no encontrar a nadie bajo el umbral y con una sensación de tener a alguien detrás de él, Louis confirma sus sospechas cuando atrapa por el rabillo del ojo la silueta de una figura alta moverse a los pies de la cama.

Su primera reacción debería ser despertar a Michael, decirle que un hombre ha entrado a la casa y se ha colado hasta su habitación, incluso debería intentar pedir ayuda por medio de gritos para despertar a los vecinos y notificar del extraño en su casa en caso de que él y Michael no puedan contra él por sí mismos, pero nada de eso pasa porque es incapaz de moverse e incluso parpadear, está petrificado en su propio sitio atento a los movimientos del desconocido que es incapaz de advertir a su novio de la presencia intrusa en su casa.

—Mi lugar es a tu lado, Louis. — siseó aquel extraño en las penumbras de un rincón con una gorra ocultándole el rostro, Harry sostenía entre los labios la colilla anaranjada de un cigarro encendido que delataba su posición a propósito. —¿ya se te olvidó?

Louis reparó en la ropa negra que le ayudaba a envolverse en la oscuridad con total libertad, en los brazos cruzados sobre su pecho y una de las puntas de las botas arriba de la otra en un cruce despreocupado que a Louis lo aterró, porque la tranquilidad que destilaba su cuerpo no es más que un reflejo del control de sí mismo y de una situación que hasta ahora no le ha dejado saber si le molesta o no por la ausencia de emociones en su rostro.

Louis lo miró desde su lugar desplazarse fuera de las tinieblas con las manos en los bolsillos emanando la peligrosa calma con la que se mueve un asesino con experiencia, evaluando un sinfín de posibilidades para terminar con la vida de una persona y cada paso oscilaba la delicada gracia de lo impredecible porque Harry era así, impredecible y aquello solo lo hacía más peligroso porque sin importar cuanto lo conociera Louis jamás podría anticiparse a sus acciones. Reconocía aquella familiaridad semejante a lo espeluznante con la que se movía en pasos firmes, pero sigilosos porque Harry era un cazador, uno que ahora mismo parecía haber encontrado a su próxima víctima porque no era capaz de mirar nada más que no fuese al hombre que dormía plácidamente a su lado.

—¿Cómo quieres que me deshaga de él, bonito? —le preguntó a Louis dándole por primera vez la opción de elegir. —Puedo asfixiarlo mientras duerme si no quieres que haga ruido. —propuso con un extraño brillo destellando en sus ojos, las manos le hormiguearon ansiosas ante su propia sugerencia y antes de poder inclinarse sobre Michael para obstruirle el paso del aire enroscando sus manos en su cuello, Louis se percató de la sangre sobre su cama que ensuciaba sus sabanas bajo el cadáver de Michel y Harry lo miró una última vez.

—¿En serio creíste que no volverías a verme, bonito?

Louis despertó de golpe, jadeando, con el pecho comprimido subiendo y bajando en respiraciones erráticas y una de sus manos viaja hasta su pecho posicionándose sobre su corazón como si aquel gesto pudiera controlar el ritmo normal de sus latidos desenfrenados.

Mira hacia todos lados buscando la figura de Harry, pero no hay nadie más además de Michael y su suave respiración llenando el silencio de la habitación que ambos comparten.

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⏰ Last updated: Apr 21 ⏰

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