Ausencia - Hyunho

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Pov. Hyunjin. Príncipe heredero.

Hyunjin era el príncipe heredero del norte; no recordaba ser alguien más, no era el hijo de su padre; el rey, o de su madre. O el hermano mayor de otros. Ni siquiera era un ser humano; era el futuro rey, la persona que cargaría con todas las responsabilidades de construir un reino fuerte y sólido para todos.

Nunca fue tratado con amor, pero la verdad es que tampoco sabía sí quería serlo, porque en el lugar donde nació; jamás había visto a alguien amar con sinceridad a otros.

Él, quién tuvo la suerte de ser el primogénito, era un arma política para que la sociedad siguiera funcionando y los nobles pudieran seguir derrochando sus monedas de oro en joyas y viajes estúpidos, mientras sus látigos arremetían fuerte contra las espaldas de los siervos y el pueblo.

No era que Hyunjin no supiera todo aquello; sería un estúpido sí fingiera inocencia, incluso dentro de su propia ignorancia.

Era normal para él pasearse entre aquellos carruajes elegantes mientras su ventana le permitía ver la pobreza con la que se manejaba todo aquello que era basura para otros, inclusive para sí mismo; que posiblemente jamás entendería qué era el hambre, la suciedad o enfermedad.

Ser el futuro de todo resultaba extremadamente agotador, casi tan horripilante como las horas de estudio con sus profesores privados, los cuales sólo buscaban agradarle para ser recordados como figuras que realizaron la dificultosa tarea de crear a un rey llenó de sabiduría.

Hyunjin odiaba su vida. Decir que odiaba el privilegio, era una mentira, pero odiaba la facilidad con la que todos parecían querer utilizarlo.

No podía recordar la última vez que vió a su padre; el cual sólo entraba para dar la cara en sus cumpleaños en el palacio y luego se marchaba, con la frente en alto y diciendo las mismas palabras vacías acerca de cuánto admiraba a su hijo y lo agradecido que estaba de que estuvieran ahí, honrando la vida larga y prospera que el príncipe podía tener gracias a ellos.

Su madre, por su parte; había sido llevada lejos del palacio principal, con la excusa de que era débil y su lugar estaba con las demás concubinas del rey. Hyunjin no puede recordar su rostro, al menos, no con la misma calidez con la que todo el mundo siempre se estaba expresando de ella.

La vida resultaba bastante solitaria cuando se estaba en la punta de la pirámide; a la vista de todos, con los dedos siempre sobre su pecho y sonrisas maliciosas.

Sí caía; posiblemente nadie estaría esperándolo por detrás, para al menos; intentar aminorar el golpe de su cuerpo contra la tierra.

-¿Protección...? -Hyunjin preguntó, un día de calor infernal, de rodillas y con la frente en bajo, enfrente de su padre.

No sé atrevería a verlo al menos que él se lo pidiera, y tampoco abriría la boca, pero sinceramente, la idea sonaba absurda.

-Tienes la mayoría de edad. -Su padre dijo, como sí no fuera consciente de que Hyunjin también sabía su edad, como sí fuera un idiota, como sí..., bueno, como sí Hyunjin no tuviera elecciones.

-Sí, su majestad. -Hyunjin respondió, en voz alta. -¿Ya ha sido elegido? -Su padre soltó una carcajada, pero ni eso lo incitó a alzar la mirada, ni por un segundo.

Todavía podía recordar la vez que lo hizo, cuando sólo era un niño pequeño y la idea de ver a su padre en el trono, con su corona; resultaba fascinante. Aún después de la bofetada que recibió por parte de él, y de sentir sus anillos partiendo su mejilla, nunca dejó de resultarle grandiosa la forma en la que no había misericordia para él.

"Como las raíces profundas..."Where stories live. Discover now