✧.* chapter five

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baby, it's a wild world

baby, it's a wild world

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a. 005







               Despertar un sábado temprano, le pareció lamentable. De vuelta en su casa, en California, hubiese despertado a las tres de la tarde, con el pelo alborotado y desesperada por sentir el calor del sol abrazando su piel. Hubiese estado lista para una nueva aventura junto a sus amigas... Amigas, de las cuáles no había oído desde que se había mudado. Ni le habían escrito, ni llamado; Lisa y Genevive habían sido sus hermanas desde que tenían diez años, y cuando Ophelia anunció que se mudaba a otro estado, ellas simplemente desaparecieron del mapa luego de despedirla en el aeropuerto.

No iba a negar que las extrañaba y que aguantaba las lágrimas todo el tiempo. Incluso los amigos de Billy, desastres por excelencia, llamaban una vez por semana a su amigo. Ophelia estaba sola. No tenía compañía en la secundaria, no tenía compañía en su casa y no estaba segura de seguir teniendo compañía en California. Tampoco entendía por qué le habían dado salida de manera tan cruel, Ophelia siempre había sido una buena amiga. Una buena hermana. Una buena hija.

Pero por alguna razón, todos terminaban abandonándola.

Desayunó completamente sola y con rapidez para encerrarse en su cuarto. No tenía ganas de lidiar con nadie en su casa, así que en un dos por tres estuvo de vuelta en su habitación. Se lanzó en su cama y observó el teléfono rosa en su mesa de luz. Impulsivamente se enderezó para agarrarlo, a sabiendas de que no tendría ni un mensaje. Por las dudas, decidió chequear.

Y se llevó una sorpresa al escuchar la voz de la operadora comunicándole que tenía un mensaje en su casilla. Con emoción, presionó una tecla ansiosa de escuchar.

—¡Hola, Ophelia! Soy yo, Dustin Henderson. Tengo los libros, ya he terminado con ellos y puedes venir a buscarlos cuando quieras —se escuchó la voz del muchacho, seguido con su dirección.

Suspiró decepcionada. Era humillante el hecho de que no tuviera absolutamente otra cosa que hacer un sábado que no fuese ir a buscar unos libros sobre lagartos a la casa de un niño que no conocía.

Decidió aguardar un rato a que fuera más tarde. Hizo sus tareas y decidió no salir a almorzar con su familia; estaba demasiado deprimida como para enfrentar a alguien en aquella casa. Y cuando la hora fue más prudente, decidió dirigirse a casa del chico.

Le avisó a Max que saldría un rato, y decidió caminar; Billy no la llevaría y ella no tenía bicicleta.

El día estaba soleado pero igualmente fresco, así que se acomodó más el gorrito tejido que llevaba puesto. Lo único que quería era devolver los libros a la biblioteca e ir a comer un helado para no estar en su casa ni un minuto más de lo necesario.

Cuando llegó a casa de los Henderson subió las escaleritas de la entrada con rapidez. Para su sorpresa, notó que la puerta estaba abierta antes de que tocara el timbre, así que la golpeó y aguardó unos instantes.

beat it! ⚔ steve harringtonWhere stories live. Discover now