Prólogo

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Northamptonshire, Inglaterra, Invierno de 1614

Una estruendosa tormenta arrasaba con el condado, inundando canales y ahogando cosechas mientras un carruaje simple tirado por caballos comunes se hacía paso hasta Althorp house, propiedad del conde de Spencer. Al detenerse, del carruaje bajó una misteriosa figura, cubierta de negro desde el cuello hasta los pies y ocultando su rostro tras un enorme sombrero.

-Identifiquese- dijo uno de los guardias sujetando más cauteloso su arma.

El hombre entonces se descubrió el rostro retirándose el sombrero dejando ver sus cabellos y ojos marrones.

-Mil disculpas, Sir Brian- dijo el guardia.

-No hay nada que disculpar, avise al conde de Spencer de mi llegada antes de que la tormenta me lleve-.

-A sus órdenes, mi lord- dijo dando una reverencia -Sigame, por favor-.

Caminaron por salones y pasillos repletos de esculturas de jóvenes hermosos con el cabello largo, grandes obras de Rubens y Tiziano, retratos familiares y uno que otro tesoro hasta llegar a donde se encontraba George Martin, el actual conde.

El guardia entró a su estudio, desviando su atención de los documentos que estaba revisando tan detenidamente -Sir Brian Epstein, su gracia- dijo antes de salir dejando entrar a Epstein.

-Gracias, Mal- habló el conde-.

Inmediatamente después de que el guardia se fuera, cerrando la puerta detrás de él, Brian tomó asiento frente al escritorio de Martin -¿Te han seguido?- preguntó Martin.

-Me hubiera dado cuenta- respondió Brian -¿Qué hay de ti?, ¿ninguna rata entre las paredes o pajarito del cual preocuparnos?

-A mi propiedad solo entran personas de mi absoluta confianza, desafortunadamente eso te incluye a ti.

-Te prometo que no te arrepentirás- dijo Brian.

Una vez seguro de que nadie los escuchaba, Martin sacó otros documentos de un cajón de su escritorio -Brian, tu conoces mejor al rey, y sabes más de estos temas...-

-Mucho más-.

-No me interrumpas- dijo - ¿Qué haremos respecto al conde de Summerset?- preguntó.

-Summerset es un hombre atractivo- habló Epstein -Pero es haragán, arrogante, y lo peor: esta envejeciendo. Tarde o temprano su majestad el rey se va a hartar de él y elegirá a otro favorito para entretenerlo en la cama-.

-¿Y si nosotros pudiéramos elegirlo por él?-.

-George Martin de Spencer, eso es maquiavelico-.

-¿Peor que Robert Carr?-.

-No dije que no estuviera de acuerdo-.

-¿Qué tal si le ofrecemos a uno de tus muchachos? El rey Richard lo apreciaría mucho- sugirió Martin.

Entonces el lord hizo una mueca de disgusto -Claro que no- expresó con un poco de enojo, cosa que Spencer notó.

-No es por lo que tú crees - se explicó- El rey y yo tenemos preferencias un poco... diferentes- dijo -Dudo que mis chicos le interesen-.

-Entonces llegamos a un callejón sin salida- dijo Martin decepcionado.

Mientras intentaban idear un solución para deshacerse del favorito real sin despertar la infame ira del rey Richard, y que este pidiera sus cabezas, alguien tocó a la puerta del estudio.

-¿Quién es?- preguntó el conde acercándose a la puerta.

-Soy Paul McCartney, señor- respondió una voz al otro lado de la puerta -Llegó una carta, el mensajero dice que es urgente-.

Martin abrió la puerta para ver a su chambelán completamente empapado -Gracias, Paul, puedes retirarte- dijo quitandole el sobre de las manos.

El conde abrió el sobre y sacó la carta para leerla en menos de un minuto y después dejarla a un lado.

-¿Buenas o malas noticias?- preguntó Lord Epstein.

-Es una carta de mi prima-.

-¿Louise?,¿La que se casó con Harrison?-.

-Esa misma- respondió Martin -Su hijo el más chico acaba de volver de estudiar en Francia y necesita un trabajo, le responderé luego-.

-¿Se parece a su madre?- preguntó Brian.

-Por lo recuerdo sí, pero se parece más a mi tío si me preguntas, ¿por qué?-.

Creo que ya tenemos a nuestro elegido.

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El Favorito (Starrison)Where stories live. Discover now