—¿Qué hay ahí afuera?—Jennie murmuró, girando ligeramente su cara a Lisa. Habían pasado el día juntas, y justo ahora estaban tiradas sobre sus espaldas, mirando hacia el cielo. Lisa había extendido una manta en la esquina del parque para que pudieran ver el atardecer. Que con el tiempo se convirtió en observar las estrellas que lentamente llenaban el cielo.
—¿Afuera? ¿Dónde?—preguntó Lisa, sin dejar de mirar al cielo. Jennie señaló hacia arriba.
—El cielo. Tiene que haber más, ¿no?—la chica más pequeña estudio la cara de Lisa una vez más. Encontraba a la chica alta mucho más interesante que las estrellas.
—Nadie sabe—Lisa finalmente se volvió para mirar a Jennie, ganando una suave sonrisa de la chica—Creo que eso es lo que hace que mirar las estrellas sea tan mágico. Hay tantas cosas por ahí de las que no sabemos acerca todavía.
—Da miedo—Jennie se acercó más a Lisa y apoyó la cabeza en su hombro.
—No—Lisa negó con la cabeza—Estamos a salvo aquí abajo, Nini–ella deslizó un brazo alrededor de la cintura de Jennie y devolvió la vista al cielo—Las estrellas sólo nos recuerdan que no estamos solos.
—Yo no estoy sola—Jennie asintió una vez—Te tengo.
—Me tienes—confirmó Lisa, sonriendo suavemente a Jennie.
—Y tú me tienes—Jennie sonrió ampliamente y se volvió hacia un lado, apoyándose con el codo para que pudiera estudiar el rostro de Lisa—Tú y yo, ¿no?
—Tú y yo—Lisa asintió una vez y guiñó a Jennie. La más pequeña rió y dejó que su cabello cayera suelto sobre su cara.
—Oye, no hagas eso—Lisa se rió suavemente y se acercó para meter el cabello de Jennie detrás de su oreja—No escondas tu hermoso rostro.
—¿Soy bonita?—Jennie inclinó la cabeza hacia un lado, como si la belleza fuera un concepto extraño para ella. Lisa levantó una ceja y se volvió a un lado para verla también.
—Creo que todo el mundo es hermoso—ella comenzó, extendiendo la mano y jugando con un mechón de cabello de Jennie alrededor de su dedo—Pero hay algo en ti que te hace especial—Lisa sonrió suavemente—Especial para mí.
—Estoy feliz aquí—Jennie suspiró suavemente, volviendo a recostarse sobre su espalda y mirando hacia el cielo—Es una nueva sensación, pero sí me gusta.
—¿Una nueva sensación?—Lisa se mordió el labio, pensando en los escritos del viejo diario de Jennie. La chica tenía constantemente deseos para tener felicidad, teniendo la esperanza de que algún día en el futuro la pudiera encontrar.
—Sí—Jennie asintió, sin dejar de mirar a las estrellas—Antes de que hubiera... cosas malas. Y malas personas. Era difícil ser feliz—ella se volvió a Lisa y frunció los labios—Pero aquí está la felicidad, la he encontrado.
La respiración de Lisa quedo atrapada en su garganta cuando Jennie colocó su mano encima del corazón de Lisa.
—Hay felicidad aquí. Contigo—Jennie sonrió contenta—Estoy en mi hogar.
—¿Hogar?—preguntó Lisa, resultándole difícil formar una frase coherente. Estaba agradecida de que había oscurecido, por lo que la chica más pequeña no podía ver el rubor en sus mejillas.
—Si, hogar—Jennie asintió—Busqué un hogar antes—se sentó y se volteó viendo a Lisa—Pero yo no podía encontrarlo. Porque incluso en los hogares felices hay personas tristes, ¿sabías eso?
Lisa asintió suavemente, comenzando a entender lo que Jennie quería decir.
—No entiendo cómo en hogares felices puede haber personas tristes—continuó Jennie. Lisa extendió la mano y tomó la mano de la pequeña.
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Yellow (Jenlisa) -CORRIGIENDO-
FanfictionPrimer libro de la trilogía 'YELLOW' Lalisa Manoban odiaba a Jennie Kim, simple y llanamente. Por supuesto, ¿quién podría culparla? Jennie había sido la que leyó sus textos privados de Lisa frente a toda la cafetería, obligándola a salir del armario...