18

348 27 29
                                    

Pasaron unas semanas, estuve de baja por el tema de lo del riñón, pero me vino bien para desconectar. Mi familia me dejó en paz, supongo que, debido a la situación, no tenían ni idea de cómo debían actuar, y no me quejo, la verdad. Recibía a veces mensajes de mi hermana, pidiéndome disculpas por juzgarme mal en aquel pasillo, y podía bloquear su número y listos, pero... Decidí no hacer nada. Simplemente, fue algo que dejé aparcado, a lo mejor a futuro retomaba la conversación con Verónica.

En cuanto a Maddie y yo, las cosas iban fenomenal. Disfrutábamos de nuestro tiempo juntos, ya fuera salir a cenar, al cine, o quedarnos otra tarde jugando videojuegos. Poco a poco, ella fue cantando un par de sus viejas canciones en el Queen's, iba cogiendo confianza. Ya nunca se ponía lentillas, sus ojos castaños transmitían más que aquella máscara en la que se ocultaba.

Respecto a los demás, Charlie se encontraba como siempre, lleno de energía, Liv y sus padres se sentían muy aliviados. Matt había estado conociendo a alguien, otra vez, vaya, pero parecía que la cosa funcionaba. Dustin seguía rumiando si lanzarse o no y hablar con Liv de una maldita vez, pero así era él, para los amoríos le daba muchas vueltas... Aunque yo no soy el mejor ejemplo, pero ya me entendéis.

En la tarde más reciente, habíamos quedado todos en una cafetería que nos encantaba a todos, mezclaba la estética ochentera de Soul Rivers con la serie de ciencia ficción Doctor Who, aunque el nombre del lugar ya delataba aquello. The Whovian, era gracioso pedir un café o un batido en aquel lugar.

- ¡Madre mía, qué chulo todo! – Maddie alucinaba con cada rincón de la ciudad.

- ¿A que sí? Es un buen sitio, tenía ganas de volver – Nos habíamos acercado a la cafetería aquel día, solo para que ella pudiera conocerla.

- Esta ciudad es asombrosa, no me canso de ella.

- ¡Vaya, vaya! Mirad quiénes están aquí, ¿os habéis perdido? – Rosy, la camarera, nos había visto entrar.

- ¡Hola Rosy! – Dustin saludó por todos – ¿Nos has echado de menos?

- ¿Yo? Qué va, solo sois los clientes más majos que hay por aquí. En fin, que me alegro de veros, ¿qué os pongo? ¿Lo de siempre?

- Sí, yo diría que la mayoría sí, un Amelia Pond – Dije, con seguridad. - ¿Tú qué quieres, Maddie?

- Ah... Umm... Puees... - Ojeaba la carta con curiosidad - ¿Qué es un "Amelia Pond"?

- Es un latte macchiato, ¿te gusta la espuma? – Le preguntó Rosy.

- Uy, ¿la que hace bigote? Yo quiero.

- Genial, pues otro Amelia Pond, ¿y el chico nuevo? – Miró al acompañante de Matt.

- ¿Yo? Ah, pues... No lo sé, voy a ir a lo loco... Un Rose Tyler.

- Tú sí que sabes – Rosy comenzó a reír. - No eres alérgico al caramelo o algo así, ¿no?

- No, me gusta bastante.

- ¡Pues te va a encantar, choca esa! – Y la chocaron, fue muy aleatorio. – Genial, pues enseguida os lo traigo majos.

- Gracias, Rosy – Contestó Dustin.

- Bueno, ¡que no he tenido tiempo de presentaros! – Matt alzó la voz – A ver majetes, este es Hogarth.

- Encantado – Dijo, con timidez.

- Es un placer, yo soy Samuel, ellos son Maddie, Dustin y Liv.

- Gracias por invitarme a vuestro grupito, no llevo mucho tiempo en esta ciudad, conocer a Matt ha sido algo inesperado, tanto como a vosotros – Rio. Era un tío simpático, rubio, con ojos grisáceos, y unas cejas que le daban carácter.

MaddieWhere stories live. Discover now