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Esperamos en mi piso a la agente Carpenter, no tardó demasiado en llegar. Cuando entró por la puerta, ella nos miró a todos, sabía que la estábamos esperando inquietos, nerviosos, y preocupados. Nos puso al día, y menudo giro habían dado las cosas.

Al parecer, la policía ya había dado la orden de detención contra Markus, ya que, con la testificación de Oliver, de Hogarth, y, sobre todo, la grabadora de Maddie, era cuestión de tiempo. Para sorpresa de todos, cuando fueron a su enorme casa de persona rica, se toparon con Charlotte cubierta de sangre de arriba abajo. Había perdido el control de sí misma, cualquier razonamiento, al enterarse de que su novio la iba a despachar y sustituirla por Maddie.

Sinceramente, era cuestión de tiempo. Con Maddie al lado de Markus, su relación no iba a llegar mucho más lejos, simplemente la había estado utilizando, como un producto. Y si lo único que ves sobre esa persona a la que amas es cómo se dedica a matar a personas, por mucho que lo trates de romantizar, eso te trastorna por dentro. Charlotte iría a la cárcel, bastantes años, por cómplice de las víctimas de Markus y por terminar con la vida del mismo.

Sobre Maddie, Carpenter nos dijo que llegaron en el momento justo antes de que Charlotte le rajara la garganta, obviamente cree que la culpa de todo la tiene ella, no Markus. Finalmente, llamaron a la puerta.

- Voy a abrir, un segundo – Corrí un poco, aunque me dolía un poco el abdomen todavía. Al abrir, allí estaba ella, la chica de la que me enamoré, la que tenía la voz de una sirena. Me quedé un instante contemplándola.

- Siento... - Comenzó a hablar – Siento haberte dejado ti... - No pude aguantar un segundo más, la agarré por la cintura, firmemente, y la besé. Tenía los labios fríos, pero no pasó mucho hasta que cambiaron a un tono más cálido. Por fin estaba allí, conmigo, con nosotros, parecía un sueño.

- Cómo me alegro de verte... - Dije, con la lágrima a punto de bajar por mi mejilla.

- Y yo... - Me sonrió. Cómo echaba de menos aquella sonrisa – Creí que habías...

- Por un momento yo también, la verdad. Pero ya está, estás aquí, estamos juntos.

- ¿Vais a quedaros en la entrada comiéndoos la boca, o podemos celebrar juntos que la chiquilla ha vuelto de una pieza? – Bromeó Matt.

- Sí, sí, perdona... - Le hice entrar y cerré la puerta.

- ¡Venid aquí vosotros dos! – Maddie agarró a Dustin y Matt, abrazándoles con fuerza. Luego miró a Hogarth.

- Hola, Maddie – Dijo él, algo cortado.

- Me dijeron lo que habías estado haciendo, aportando información al caso, y demás... Gracias – Finalmente le mostró que no le guardaba ningún rencor.

- ¿Y para mí no hay ni un "hola"? – Oliver se acercó desde el final del pasillo. Maddie se quedó quieta un par de segundos.

- Madre mía... O-Oliver – Saltó a abrazarle, con un tono apagado. Duró varios segundos, no quería despegarse de él.

- Eh, eh, oye...

- ¡Lo siento, lo siento muchísimo! – Rompió a llorar en un instante.

- Maddie, mírame, vamos mírame – La cogió por los hombros. – No pasa nada.

- P-pero quería ir a verte, e-en el hospital, yo... N-no...

- ¡Hay que ver, qué dramas eres siempre! – Se rio – Mírame, estoy enterito, he estado roncando unos meses, eso es todo.

- ¿Qué haces aquí? Supuse que lo último que harías sería buscarme.

- Pues supusiste mal. A los días de despertarme, Markus entró en mi habitación, asegurándome que me volvería a mandar al hospital como tuviese la poca inteligencia de buscarte.

MaddieWhere stories live. Discover now