𝟳 𝘅 𝟭

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Advertencia: no smut.😿
(Si hay errores con toda confianza háganmelo saber. Bueno, los amo que disfruten el capítulo siete)






𝗠𝘆 𝗺𝗶𝗻𝗱 𝗼𝗵, 𝗴𝗶𝘃𝗲 𝗺𝗲 𝗹𝗼𝘃𝗲





The Darkside

Una noche atrás Virginia descubrió quién era el causante de las  alteraciones de las manecillas del reloj y las apariciones de animales muertos por doquier. No perdió el tiempo para llamar por teléfono al centro de ayuda más cercano, el laboratorio de Hawkins.

–¿Que edad tiene Henry? –el hombre tras el teléfono tenía el cabello castaño, su traje estaba muy bien cuidado.

–Doce años, Doctor.

–Entiendo, señora Creel. Iremos a su domicilio  el día de mañana, ¿ha notado si su nariz sangra frecuentemente? ¿le ha comentado a su esposo al respecto?

–Gracias Doctor Brenner –prosiguió– no pero al lavar su ropa he encontrado un poco de manchas burdeas extrañas en las mangas. –hizo una pausa– mi esposo no lo sabe aún, se cree que algún vecino está detrás de lo animales, mañana le comentaré ya que no dejará que se lo lleven.

–Ya veo, es mejor que lo mantengamos así.

–Tengan cuidado, no sé cómo hace esto pero mi hijo es peligroso.

–Lo tendremos en cuenta Virginia, somos buenos en lo que hacemos, agradezco su llamada que tenga un buen día.

La conversación fue cortante y poco discreta, considerando que el niño de quién hablaban estaba escuchando todo con el oído pegado detrás de la puerta. Sintió miedo, pero más que todo eso, estaba enojado con esa mujer a la que llamaba madre. Antes de bajar a cenar, fue al ático a practicar su gran truco, continuando con las pesadillas que le creaba a su familia. La anterior era Alice quien gritaba a media noche, se sentía bien darles un poco de dolor y no iba a detenerse hasta hacerlos pagar. Al salir del ático fue a la cocina, a sentarse.

Los platos estaban servidos, apenas movió la comida con el tenedor su madre bajaba las escaleras a zapatadas.
La infante de risos rubios tomó de su vaso, Henry cerró los ojos, pudo apreciar el estaba entrando en la cabeza de Virginia, pues sus ojos se engricesieron, de repentecuándo Victor Creel arreglaba la sintonía de la radio, debido a que con trabajo se distinguían los sonidos de la canción, su mujer casi tocó el techo, su cuerpo se empezó a quebrar, primero los brazos, después las piernas, la mandíbula y finalmente ambas cuencas de sus ojos. Fríamente, cayó a la mesa sobre la que estaba servida la comida. Alice gritó desgarradoramenre al ver aquella escena perturbadora. Henry limpió la gota caliente que le caía del orificio de la nariz. Los brazos de su padre cargaron a ambos niños por las costillas, casi al final de la puerta principal Victor cruzó por el umbral, cayendo en la misma pesadilla infernal, nuevamente a la escena de un bebé ardiendo en llamas. Al recuperar la cordura gracias a la canción de la radio, el padre del hogar divisó a sus dos hijos tirados en el suelo.

Starcourt
Hawkins Indiana

Max y Jane olisqueaban las fragancias de la perfumería del establecimiento anteriormente mencionado. Los chicos jugueteaban entre sí, adicionalmente varios de ellos solo establecian conversaciones justo como Dustin y Will amando atisbar la actividad social compartiendo las palomitas de la bolsa de papel.

𝗱𝗮𝗻𝗴𝗲𝗿𝗼𝘂𝘀 𝗮𝗱𝗱𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 | 001 Peter BallardWhere stories live. Discover now