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CAPÍTULO 1

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Es sorprendente cómo las apariencias pueden engañar. Un rasgo que, por supuesto, no se limita solo a los seres humanos. Tauro aún tiene el recuerdo latente de la noticia que vio junto a su padre hace unos años, cuando todavía era capaz de verlo todos los días; un hombre, aparentemente ebrio y con sus funciones cognitivas afectadas por el alcohol, había saltado una de las cercas de un zoológico justo en la zona donde los osos pandas eran resguardados, lo que el hombre no se esperó es que, tras tan terrible decisión, terminara con una pierna destrozada y un rostro irreconocible. Su padre había realizado una mueca de desagrado al escuchar los detalles que la periodista mencionaba, para luego decir “es increíble, uno normalmente ve videos tiernos de esos animales en internet, quién diría que pueden ser tan mortales”. Tauro había estado de acuerdo.

Pero, entonces, dicho comportamiento podría ser fácilmente explicado con un simple «esa es su naturaleza». Los humanos, sin embargo, son más complejos de entender. Una persona puede aparentar ser de una y mil formas con tal de conseguir, aferrarse o deshacerse de algo, los motivos varían, así como las formas. Bueno, Tauro había presenciado mucho de esto a lo largo de su vida, a sus cortos 16 años. Como el caso de la hermana de su madre, que tras incentivarle a montar un negocio juntas, (sin aportar ayuda monetaria alguna para empezar…), un día desapareció con las ganancias de meses, robando además los ahorros que su madre guardaba en la caja fuerte de la tienda. Había sido bastante impactante para su madre, ya que su hermana nunca había mostrado un indicio de malicia. 

Pero era un lobo con piel de oveja.

Tauro resalta la última oración escrita en su cuaderno con color azul, y lleva el extremo lateral de su lápiz distraídamente a sus labios.

Es lo típico de los cuentos; tan común que se vuelve aburrido.

Él eleva la mirada hacia el horizonte que permanece pintado con los tonos celestes y blancos de las nubes propios de un radiante día de primavera. Su maletín descansa en su costado libre de la banca dónde está sentado y, sobre su cabeza, los cerezos de Sakura caen desde el árbol próximo arrastradas por el viento. Tauro escucha el resonar de la voz jovial del director, expresando un típico y formal discurso a la distancia a medida que observa el inferior de la página de la hoja del cuaderno abierto. Ahí yace el dibujo desprolijo de un muchacho de cabellos claros y ceño fruncido, representado de forma infantil y divertida. Tauro añade más detalles pequeños que cree necesarios cuando los aplausos al unísono indican el final de la jornada de bienvenida, haciendo que escriba rápidamente una última pregunta al costado del garabato.

Él sonríe, guarda su cuaderno y se pone en marcha para alejarse con prisas del lugar.

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«Sin embargo, ¿alguien elegiría aparentar ser un lobo… siendo una oveja?»

Cómo imaginaba, Acuario está sentado en la tercera mesa de la fila del medio; sus ojos verdes están enfocados en la puerta trasera del aula, como si estuviera buscando insistentemente a alguien, y solo gira el torso cuando escucha el golpecito que Tauro realiza en el pupitre del chico. Acuario se gira ipso facto, atrayendo su atención a su figura recién llegada y sus labios se transforman en una curva enorme. Tauro nota que el uniforme azul marino le sienta bien, logrando un contraste adecuado con sus cabellos cafés y largos, tan diferente al antiguo turquesa del instituto anterior.

"¡Tauro! ¡Mi querido, Tauro! Con que sí pensabas mostrar tu cara por aquí".

Acuario no tarda mucho en saltar para abrazarlo en un rápido y asfixiante apretón. Tauro lo permite esta vez, solo porque han sido semanas desde la última vez que se vieron.

"¿Por qué no estabas en la bienvenida? ¿Se te hizo tarde?"

Tauro se encoge de hombros, "algo así", simplemente dice y Acuario ríe, pareciendo querer cuestionar algo más hasta que de forma igual de rápida sus facciones quedan inmóviles.

Tauro rodea las mesas, acomodándose en el asiento junto a Acuario y suprimiendo la sonrisa que amenaza con salir al percibir la insistente mirada de su amigo siguiendo cada uno de sus movimientos. Acuario luce sorprendido cuando lo vuelve a enfrentar, además de que en sus labios existe una familiar unión realizada de forma inconsciente cada vez que está luchando con las ganas de abrir la boca y hablar. Cosa que es sorprendente, en realidad, porque si hay otro rasgo que recuerda claramente de Acuario es que la mayoría del tiempo nunca se calla. 

El muchacho lo observa fijamente y Tauro sonríe contando los segundos hasta que este explote.

Acuario sucumbe pronto.

"¿Qué rayos te pasó en el rostro?"

"Me preguntaba cuánto tardarías en darte cuenta".

"¡Fue la emoción que me hizo obviar ese hecho!" El otro se defiende, "luces como un pequeño delincuente con ese moretón allí, ¿así que ahora serás un pleitista y ya no un nerd?"

Tauro pone los ojos en blanco. "No, solo me asaltaron ayer".

"Oh, sí, bueno, eso es más creíble… Espera, ¿que?" Acuario parece más curioso que preocupado cuando formula su pregunta, las yemas de sus dedos ya se encuentran dejando insistente inspección en el rostro de Tauro. "¿Cómo pasó? ¿Tenían armas con ellos?"

"Salí a media noche a comprar ramen instantáneo y me encontré con dos tipos", Tauro explica de forma calmada mientras permite que su amigo lo manipule como una muñeca. "Al principio no tenían armas, pero sí, ví una navaja".

Acuario cesa su examinación, dejando de invadir el espacio personal de Tauro y colocando, en su lugar, su codo sobre el pupitre para apoyar su rostro con la mano; desde esa postura lo observa con diversión. "Y lo dices tan tranquilo…" Tauro se encoge de hombros, extrayendo algunos útiles escolares que luego coloca sobre la mesa.. "¿Entonces te golpearon y qué más? ¿Te robaron el ramen?"

"Pese a que perdí un paquete de mi aperitivo nocturno, cabe aclarar que querían mi celular, ¿bien?"

"Tiene sentido… ¿Entonces?"

Tauro se desploma sobre su pupitre, descansando la mejilla derecha sobre la superficie de madera para seguir observando a Acuario. "Apareció un dios de la violencia para salvarme".

Él observa a su amigo arquear una ceja, juzgándolo. "¿Un… qué?"

Ante esto, Tauro se anima falsamente.

"¡Una criatura llena de ira en todo su esplendor!"

"¿De qué hablas? ¿Desayunaste algo raro, acaso?"

"Uhm, no, en realidad olvidé desayunar".

"Bien, en ese caso solo imaginaré que te libraste de ellos de alguna forma. Quizás los asustaste con tus alucinaciones".

Acuario suelta una carcajada eligiendo dejar ir a Tauro para luego encargarse en su lugar de tener su libro y cuaderno listos para la clase.

"¿Crees que me inventé a esa criatura? Digo que lo ví, en serio".

Acuario tararea alegremente en respuesta, sonando como si estuviera de acuerdo, pero de forma distraída porque ya no le está prestando atención, con sus ojos fijos en las páginas de su libro. Tauro eleva la cabeza solo para terminar depositando esta vez la mejilla izquierda sobre la mesa. Acuario no lo observa sonreír.

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give me what you are [ Escorpio x Tauro ] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora