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CAPÍTULO 8

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Tauro está saliendo de su salón de clases cuando se encuentra con Virgo esperándolo fuera; el mayor está apoyado en la pared, con los ojos cerrados y los brazos cruzados contra su pecho, aunque luego, al notar su presencia, finalmente lo mira para saludarlo con un formal cabeceo.

"Tauro, ¿puedo hablar contigo un momento?"

Tauro finge pensar unos segundos, siendo en realidad consciente de lo conveniente que sería este encuentro, así que con la sonrisa más controlada que puede generar decide asentir; y tras un «acompáñame» de Virgo, es llevado hasta el aula perteneciente al club.

Al llegar, cada uno toma asiento frente al otro.

"Lamento interrumpir tus planes, sé que Acuario y tú suelen almorzar juntos".

"Oh, en realidad planeaba almorzar solo. Acuario está resfriado, así que no asistió hoy".

"Ya veo, con razón no lo encontré esperándome en la puerta del colegio está mañana…” Él carraspea, fugazmente incómodo. Tauro quiere cerrar los ojos con mortificación y vergüenza ajena por su amigo. “Espero que se recupere pronto, mándale mis saludos".

Él no cree que quiera hacer eso, porque casi puede escuchar los ruidos extraños y la perorata infinita que Acuario haría al saber de tal recado, así que miente. "Por supuesto”. Y luego: “Entonces, ¿qué necesita, presidente?"

Virgo sonríe, divertido con la intención clara de ir al punto de Tauro.

"Quería agradecerte por el trabajo que estás haciendo con Escorpio, ha sido un dolor de cabeza menos estas semanas y sus notas han mejorado considerablemente".

Ante la mención de Escorpio, una extraña sensación en el pecho de Tauro se asienta ligeramente, animándolo de repente. Después de aquel último encuentro dónde casi se meten en problemas, todo ha estado tranquilo entre ellos; Tauro aún continúa poniéndolo de los nervios y Escorpio dice aún no soportarlo, pero de alguna forma se han ido acostumbrando a la presencia del otro. No ha querido pensar en dicho avance en la relación, así como tampoco en el por qué poco a poco ha olvidado apuntar más datos en su cuaderno de estudio mientras está con él, y tampoco lo hará ahora, así que solo atina a sonreír con educación. "¿Es así? Me alegra escucharlo, aunque él ha sido muy responsable al respecto".

Virgo exhala cuando se recuesta en el respaldo de la silla, perfilando su rostro para quedar mirando hacia la ventana de su izquierda. "Ya te habrás dado cuenta que realmente su inteligencia nunca fue el problema, ¿no? Si tan solo se esforzará por ser menos explosivo e influenciable, podría lograr grandes cosas… Lástima que desde pequeño nunca tolera nada, ni la más mínima burla. Tiene un temperamento terrible".

Las manos de Tauro se juntan sobre la superficie de madera, balanceando las piernas bajo la mesa. "Oh, puedo dar fe de ello... Pero, no he podido evitar notar que ustedes lucen muy cercanos... ¿entonces, se conocen desde que eran niños?" 

"Sí, así es". Los brazos de Virgo se cruzan contra su pecho mientras amplía más su explicación. “Mi madre y la suya son muy buenas amigas desde jóvenes, así que, inevitablemente, Escorpio y yo estábamos destinados a soportarnos el uno al otro. Es como si desde pequeños ya hubiera sido designado con la misión de siempre tener puesto un ojo sobre él”. Virgo termina con una corta risa.

"Ya veo… Supongo que es por eso que Escorpio te respeta mucho".

Ante eso, Virgo arquea una ceja. “No sé si respeto sea la palabra…”

give me what you are [ Escorpio x Tauro ] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora