Capitulo 04: La determinación del oscuro Mizukage

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Observó a Kakashi dormir durante toda la noche

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Observó a Kakashi dormir durante toda la noche.

Al principio estaban acostados uno al lado del otro, pero después de una hora Kakashi se movió en la cama y se echó sobre Obito, y Obito se movió con Kakashi para que éste estuviera acostado en sus brazos.

Kakashi se despertó al oír esto -por supuesto que lo hizo; era un ninja que estaba muy acostumbrado a cualquier cambio en el mundo exterior mientras dormía-, pero aceptó la nueva posición para dormir amistosamente, acariciando un poco el cuello de Obito, y luego volvió a dormirse.

La luz de la luna se filtraba a través de la niebla del exterior, proyectando el lado de la cara de Kakashi que Obito podía ver con luces y sombras apagadas. El pelo de Kakashi hacía cosquillas en la barbilla de Obito, y éste respiraba suavemente contra el cuello de Obito. Obito acompasó su respiración a la de Kakashi, y por primera vez en mucho tiempo, no pasó su tiempo ocioso planeando o sintiéndose enojado consigo mismo. Respiró con Kakashi, meditando, tranquilo.

Finalmente, empezó a amanecer. Kakashi se despertó vagamente ante este cambio, luego bostezó como un gato y se acomodó de nuevo frente a Obito y se volvió a dormir. Obito sintió un estremecimiento de satisfacción ante esto. Sí, Kakashi necesitaba dormir más tiempo; cuatro horas no eran suficientes.

Y, milagro de milagros, la niebla de Kiri empezó a levantarse un poco: el sol del amanecer brilló justo a través de la ventana y en la cara de Kakashi. Obito se congeló, su respiración se detuvo por completo, ante la visión de Kakashi brillando por la luz del sol en sus brazos. Sintió que el calor que había experimentado el día anterior se desplegaba de nuevo en su interior, mientras miraba a esa persona que conocía tan bien, su jodido, bello y peligroso amigo glorioso.

Después de una hora más o menos sintió que Kakashi empezaba a despertarse, así que Obito cerró los ojos e imitó el sueño. Sintió que Kakashi se movía ligeramente y luego levantaba la cabeza, probablemente observándolo.

—Sé que estás despierto, Kiri nin-san.

Obito abrió los ojos y miró a Kakashi, que volvía a sonreírle. Obito sintió que su labio se estiraba en una forma muy poco familiar en respuesta.

—Buenos días —dijo Obito, en un tono que no reconocía.

Los ojos de Kakashi se ablandaron ante esas palabras, y lo besó. El beso fue ligero y suave y todo lo que debería ser el primer beso de la mañana. Obito zumbó de placer en la boca de Kakashi, y éste se rió, y dijo:

—Eres cariñoso por las mañanas.

No se atrevió a darle importancia. Tocó la mejilla de Kakashi con la mano; le rozó el pelo; le besó el cuello; volvió a besar sus labios, profundizando el beso ahora, pasando la lengua por los labios de Kakashi de forma sugerente.

Finalmente, Kakashi se separó de él.

—Tengo que irme —dijo con pesar.

—Quédate —le suplicó Obito—. Que se joda el mundo —Quédate en esta ilusión conmigo.

A Week in Kiri with the HoundWhere stories live. Discover now