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Alex

Menuda resaca tengo. La cabeza me quiere explotar y las ganas de vomitar aparecen en cuanto me siento en el borde de la cama. A mi lado se encuentran dos rubias a las que no conozco de nada.

-Vamos, las dos - quito las sábanas de encima de sus cuerpos desnudos- levántense y váyanse ya de mi casa- una se levanta e intenta besarme - cuando salga del baño no las quiero ver aquí- digo aparatándome

Estuve toda la noche escribiéndole a Alhaiya, seguramente se fue con la zorra de Samantha a otro bar. Pero en cuanto la vea me va a escuchar, ella no puede hacer nada sin antes preguntarme que me parece.

Tomo una ducha de agua fría. Cuando termino envuelvo una toalla alrededor de mi cintura y voy por mi móvil. Marco el número de mi novia, pero me cuelga. Repito el proceso unas 15 veces y nada, que puede estar haciendo a las 5 de la tarde que sea tan importante.

Voy a mi armario y tomo lo primero que veo, una camiseta negra, un jean y mis converse. Salgo hecho una furia de mi casa, no entiendo por qué me cuelga, no le he hecho nada. Enciendo mi moto y en unos minutos ya me encuentro tocando la puerta de su casa.

Marta abre la puerta, cuando intento saludarla simplemente me la cierra en la cara sin dejarme articular una sola palabra. Vuelvo a tocar, pero esta vez sale su papá, y al lado se encuentra su mamá.

-¿Qué coño haces aquí?- me dice directamente
- Vengo a buscar a Alhaiya- le digo encarándolo
- No tienes derecho de venir a buscar a mi hija, luego de que por tu culpa se fue de esta casa

Sus palabras me dejan confundido. Cómo que se fue, a dónde.

-¿Donde está?- es lo único que sale de mis labios
- Perdiste el privilegio de tener noticias suyas desde el momento en que la hiciste llorar.

Me vuelve a cerrar la puerta en mis narices pero yo no pienso en otra cosa que no sea que mi amortiguador de inestabilidades está lejos.

Regreso a mi casa y busco lo que llevo necesitando desde que salí de aquella casa. Tomo el cigarro de marihuana que estaba en una de las gavetas de la entrada y lo enciendo, el humo llena mis pulmones y mientras exhalo unas lágrimas escapan de mis ojos. Busco el contacto de la única amiga que tiene Alhi y la llamo
- Hola, ¿quién es?- saludan al otro lado de la línea
- Por favor ayúdame - digo lidiando con el desastre interno que soy ahora mismo, malas noticias más cannabis es igual a desastre emocional.
- ¿Alex? ¿Qué pasa, está bien Alhi?- perfecto no sabe nada de nuestra discusión
- Si si, solo que te llamaba para darle una sorpresa - digo- su padre me ha dicho que se ido, y supongo que a casa de su abuela con la que iba a pasar un tiempo
- Sí, esta mañana salió para allá
- Podrías decirme dónde es, quiero llevarle un regalo
- Si claro, ella compartió su ubicación conmigo, te la envío en un momento
-Gracias y adiós - cuelgo, y en unos segundo ya tengo la ubicación de a dónde se fue

Apago el porro y me voy en busca de mi polvo mágico de color blanco, es justo lo que necesito ahora.

Luego de dos rayas siento como surten en mi organismo los efectos de la cocaína. Agarro una chaqueta, ya que se está haciendo de noche y tomo rumbo en mi auto, dejando de lado la moto, hacia la ubicación que me envió Sam.

Durante el viaje me desestabilizo más de lo que ya estaba, por lo que paro en un local de carretera en busca de alcohol, esperando que este pueda calmarme. Llego de noche a mi destino.

Bajo del coche y me dirijo hacia la entrada, toco la puerta bruscamente y me abre la empleada
-¿¡Dónde está, quiero verla, Alhaiya!? - grito entrando como loco a la casa, buscándola por los rincones
- ¿Alex, que haces aquí, estás bien?- pregunta mientras se acerca a mí
- No estoy bien, acaso no ves mi demacrado estado. Estoy así porque desde ayer te estoy llamando y escribiendo y no me contestas, solo me ignoras
- ¿Qué querías que hiciera luego de que me dejaste llorando en mi habitación?- dice mientras sus ojos de tornan rojos
- Qué me dijeras que adelantabas tú visita,  sé que fui un idiota y un imbécil pero al menos  me hubiese evitado estar en esta penosa situación por tu culpa, porque sí dulce Alhaiya, estoy así por tu culpa- digo y me acerco a ella mientras paso una mano por todo su rostro
- No me eches la culpa de tu irresponsabilidad, estás drogado y hueles a cantina de mala muerte- me aparta de ella
- Si es tu culpa, porque si no hubieses ido a esa maldita fiesta y yo no hubiera visto esos ojos malditos de hechicera, ahora no estuviera aquí, muriéndome porque me perdones, porque me dejes remendar mi error, por el simple hecho de que en un ínfimo tiempo estando a tu lado, puedo decir que mi dependencia por ti es más fuerte que la que tengo por el cannabis o la coca, porque puedo ser un estúpido a veces pero no puedo permitir que te encuentres mal conmigo o sufras por mi culpa
- No prediques lo que no sientes, deja de ser tan falso- gruesas lágrimas ruedan por sus ojos
- Te amo, más que a mi vida y no puedo evitar que me duela saber que estás mal debido a mí.

Intento acercarme de nuevo pero me caigo, siento que estoy al punto de desmayarme

- No me abandones nunca por favor, solo cuando estoy contigo soy capaz de fingir que no hay nada malo en mí


Destroying PetalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora