Hécate

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Odiaba esa tensión. Desde que se mudara a mi dormitorio, Lora y yo
habíamos desarrollado una familiaridad de forma natural. Era como si supiéramos cómo adaptarnos el uno al otro. Hubo ocasiones, por supuesto, en las que estuve enormemente tentado de tomar un sorbo de su sangre, pero no era nada que una copa de sangre de Alani no pudiera arreglar.
Sin embargo, la noche que llegó Rayan fue como si hubiéramos vuelto a convertirnos en desconocidos. De repente la habitación parecía demasiado pequeña para los dos. Se estaba alejando de mí por momentos.
Lora estaba tumbada en su lado de la cama mientras yo permanecía sentado en el borde del mío, con la intención de sumergirme en un libro. Fue ella quien finalmente rompió el silencio.
—Gracias, Hécate . Por lo que hiciste. No tenía ningún deseo de hablar del chico.
—¿Lo amas?
—¿Perdón?
—¿Qué si lo amas? —respondió él.
—No deberías preguntarme eso.
—Solo es una pregunta,¿amas a Rayan o no?
—Está no es una conversación adecuada—reí.
—Entonces...es que si—levantó una ceja.
—¿Sabes qué?no voy a responder a esa pregunta.
—Está bien—retorció los ojos.
—Antes Zots se aproximó a ti. ¿Qué te dijo?
—Nada —respondió ella demasiado rápido—. Ya sabes que tu hermano
dice muchas cosas sin sentido.
—Por la forma en que reaccionaste, lo que dijo distaba mucho de no tener sentido. —Me vino a la memoria la sospecha de Dark de que Lora recordaba todo lo ocurrido la noche que fue atacada.
— ¿Te ha estado haciendo daño, Lora ?
—No importa.
—¿Qué quieres decir con que no importa? —Agarré las sábanas de la cama, preguntándome por qué estaba haciendo preguntas con cuyas respuestas ni siquiera sabría qué hacer.
— ¿Te lo ha hecho?
Lora se sentó en la cama y me agarró la muñeca.
—¿Por qué te comportas así? Nos has visto a Zots y a mí relacionarnos
en innumerables ocasiones.
—¿Relacionaros? ¿Es eso lo que haces con Zots ? —Sabía que estaba
siendo irracional, pero la imagen de Lora con Rayan había consumido toda mi razón—. ¿Hay algo entre mi hermano y tú, Lora?
—¿Zots y yo? —Parecía muy enfadada al contestarme apretando los dientes—. Eso es una locura, Hécate . Yo nunca...
La empujé contra la cama, moviéndome a toda velocidad. Sujeté sus muñecas por encima de su cabeza y me agaché a horcajadas sobre sus caderas.
Sus ojos se abrieron con una mirada de interrogación.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con voz baja y temblorosa—. ¡Espera! No...
Sujeté la barbilla de Lora con no demasiada delicadeza. Sentía que la estaba perdiendo y que no podía hacer nada por evitarlo. Deseaba recuperar algún tipo de control sobre la situación y, por irrazonable que pareciera, volqué mi agitación sobre ella.
—Eres mía, Lora. Han cambiado muchas cosas entre nosotros, pero eso no ha cambiado.
Ella no respondió. En lugar de eso, simplemente me miró como no lo había hecho en mucho tiempo. Me miró con miedo.
Aquello me despertó de mi momentáneo estallido de locura. La solté y me levanté, sintiéndome como el idiota más grande que jamás hubiera pisado la faz de la tierra. No podía mirarla. Ni siquiera soportaba estar en la misma habitación que ella. No la merecía.
Mentí cuando le recordé que el hecho de que fuera mía no había cambiado. No importaba que actuara como un macho alfa tratando de intimidarla, yo sabía la verdad.
Ella ya no era mía.
En algún momento de todas esas noches junto a ella, yo me había convertido en suyo.

ATRAPADA EN LAS MANOS DEL DIABLO ( +18)Where stories live. Discover now