─ ¡Andrew! ─ el gritó de Fiona fue un grave error, se escucho un disparo y la bala impacto en el cuello de aquel chico que ya se encontraba en el suelo.
Ambas chicas vieron como su compañero se desangraba y con ojos horrorizados subieron la mirada encontrándose con un desconocido que usaba una sudadera amarilla y una máscara negra con una cara triste pintada de rojo, de ambos lados salieron dos sombras nuevas que no se apreciaban por aquella espesa niebla, solo se notaban dos hachas del desconocido de la izquierda.
Ambas se separaron y empezaron a correr en direcciones diferentes, por su parte dos de las sombras se vieron fijamente para solo asentir y correr, mientras que el tercer integrante ágilmente subía un árbol gracias a sus hachas.
El chico de amarillo corrió hacía la derecha en busca de la nombrada Mar, le quiso disparar hacía su pierna, había atinado, y ella se encontraba en el suelo tal y como murió Andrew, pero no se rendiría fácilmente, se estaba arrastrando por el suelo mientras que el desconocido empezó a caminar hacía ella, ya estando cerca de ella apuntó a su cabeza y desde que había empezado la cacería habló.
─ ¿Últimas palabras? ─ preguntó con amargura y odio en su voz.
─ ¡Vete al infierno! ─ respondió de la misma manera, y el desconocido disparó en su cabeza.
─ De ahí vengo ─ contestó con una voz neutral, mientras recargaba su arma con un par de balas nuevas. ─ Y por cierto, me llaman Hoodie, no un mito. ─ Le habló al cuerpo inerte de la chica. ─ Adolescentes.
Otro grito se escucho no muy lejos de la ubicación del autonombrado poniéndolo al tanto de la situación, solo para siguiera con el siguiente paso, enterrar el cuerpo.
Empezó a hacer un agujero alrededor de la chica y amontonando la tierra, ya con la suficiente profundidad, arrojó a la chica sin remordimiento alguno y empezó a poner la tierra para finalmente continuar con su camino.
