Remember Me

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-General, tenemos una desertora, permiso para activar el protocolo Taskmaster.

-No. Esta es especial, y la represalia debe de ser igual.

-¿Que hacemos?

-Es hora de ponerme en contacto con unos viejos amigos. Regresa a la base.

-Si, señor-Se cortó la comunicación.

Tecleó algunos botones del monitor que había en su escritorio y esperó a que respondieran. Cuando lo hicieron, habló:

-Solicitud para el proyecto soldado del invierno.

[...]

Cuando la expusieron al gas, lo primero que hizo fue correr, esconderse hasta estar segura de que nadie la seguía, hasta que anocheció, robó una motocicleta y la manejó lo más lejos posible.

No tenía claro a donde ir, solo sabia que queria escapar, esconderse, y que nadie jamás volviera a encontrarla y lastimarla. Quería llorar, quería gritar, quería golpear todo, romper todo, desquitarse por todo lo que le hicieron en ese maldito lugar.

La hicieron vivir la peor de las pesadillas, con el pretexto de volverla la mejor versión de si misma. Y aunque, en cierto modo, lo lograron, el precio fue muy alto; La llenaron de miedos, le arrebataron su infancia, su voluntad, hasta que lo unico que le quedó fue su alma, y luego se la arrebataron también.

La arrastraron a un mundo del que solo se podía salir estando muerta, ya sea asesinada en una batalla o por que la misma organización decidió que no sirves, y te tirarían a un río con un puñado de pildoras y los bolsillos llenos de piedras, flotando junto a muchas otras que terminaron del mismo modo; Esas jovenes maltratadas, no deseadas, y estorbosas.

El solo pensar cuántas niñas indefensas cayeron en sus garras y cuantas no habian corrido con la suerte de salir con vida le revolvía el estómago, y tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no soltarse a llorar.

A lo lejos, había un cartel que indicaba la salida de la ciudad, y pudo respirar tranquila al saber que estaba a solo unos metros de escapar de las garras de Dreykov, y ser libre. Aceleró.

Lo que no sabia es que la estaban esperando.

En cuanto pasó a un lado del cartel, salió otra motocicleta que se posicionó a un lado de ella. No tuvo tiempo de reaccionar ni defenderse, pues el conductor sacó un cuchillo y lo usó para trabar una de las ruedas. Por la velocidad que llevaba la motocicleta, Yelena salió volando de ella y rodó en el pavimento hasta estamparse contra un arbol. El impacto la dejó muy adolorida, y desconcertada.

Divisó a una figura acercandose a ella con grandes zancadas, y por instinto, buscó su arma en la cartuchera de su pierna y apuntó. Se quejó por el dolor que sintió en su brazo en cuando lo alzó, algo definitivamente estaba fuera de su lugar, pero tuvo que aguantarse.

Cuando pudo ver con claridad a su atacante, el arma cayó de sus manos:

-James...

Sintió como todo su mundo se venía abajo cuando lo vió a los ojos y solo encontró al soldado del invierno, no a James.

No era estúpida, sabia que era obra de Dreykov, nadie más que el podía saber lo que aquel soldado significaba para ella, y solo el orquestaria algo tan infame cómo enviar al hombre que amaba para matarla, o peor, llevarla de vuelta a ese lugar.

El hombre la tomó por el cuello con su brazo de metal y la levantó del suelo, empuñando un cuchillo con su otra mano:

-¡James, soy yo!-Le dijo con algo de dificultad.

Trató de pelear pero fue inutil, el soldado era más fuerte que ella. Finalmente se resignó a que moriría ahi, aunque no quería irse sin haber visto una última vez esos ojos azules, y buscó su mirada.

Consiguió que sus ojos conectaran con los suyos, fue breve, pero fue lo suficiente como para que el soldado encontrara algo que lo hizo dudar. Esos ojos verdes que lo miraban con terror, guardaban algo más, algo que lo hizo paralizarse.

Recuerdos en donde la abrazaba y la besaba se mostraban en su memoria de manera intermitente, incompletos, pero muy claros. Soltó el cuello de la rubia dejandola caer al suelo y se alejó varios pasos, abrumado por las repentinas imágenes de su mente.

Yelena tomó grandes bocanadas de aire y tosió varias veces. No entendía el por que de su reacción, solo quería que terminara con el trabajo de una vez, pues al final, era la unica manera en que se libraría de esa pesadilla.

Ni siquiera trató de pelear, solo se quedó en el suelo, esperando a que la apuñalara justo en el corazón o le metiera una bala entre los ojos. Los segundos pasaron y el soldado seguía inmovil, intentando procesar lo que había visto:

-¿Que es lo que estás esperando?-Gruñó la chica, captando su atención-Adelante...-Esto último lo dijo más como una suplica que como un desafío.

Nuevamente la miró a los ojos y su mano que sostenía el cuchillo flaqueó, haciendo que el arma casi cayera al suelo, eso enfureció a la mujer, quien solo quería darle fin a todo:

-¡HAZLO!-Gritó llena de desesperación y prácticamente llorando.

La reacción de el hombre fue bajar la mirada, sacudir la cabeza y soltar el cuchillo, dejandola aún más confundida que el:

-El objetivo escapó, voy de vuelta a la base-Habló en ruso por el comunicador.

Toda esa situación se volvía cada vez más confusa para Yelena. Y más cuando el soldado se dió la vuelta, subió a su moto y condujo de vuelta por la carretera, no sin antes darle una ultima mirada.

No dijo nada más, solo se fue.

Aun con tantos sentimientos chocando entre si en su pecho, la rusa no desaprovechó esa oportunidad de huir.

Un pensamiento fugaz se pasó por su cabeza, pero lo deshechó al instante, era ridículo.

¿Me recuerda?

Bucky y Yelena OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora