Capítulo 4:

14 2 1
                                    

Y sinceramente ya no me sorprendió tanto, que al levantar la mirada lo primera que viera haya sido un par de ojos grises, pelo rubio algo desordenado y una sonrisa alegre y de suficiencia a la vez, sinceramente no sabía que podías juntar esas dos emociones y mostrar un sonrisa en la que se reflejaran ambas, pero este chico tiene un don para júntarlas.

Pero una cosa es que no me sorprendiera tanto y otra muy distinta es que no sintiera un pequeño cosquilleo en el estómago, una sensación que odio sentir y más cuando hay idiotas cerca. No pasó mucho tiempo hasta que dejamos de una vez por todas el concurso de las miradas, o por lo menos de la forma en la que estábamos colocados, la verdad fue por que  a mí me dolía el cuello de tanto mirar hacia arriba, y el chico decidió, por fin pararse enfrente mío, pero esta vez las miradas, no duraron tanto, y la causa fue una interrupción, pero no fue alguien de la fiesta quién lo hizo sí no que fue el mismo.

_ No vas a preguntar mi nombre _ Cuestionó, mientras cogía un mechón de mi cabello que estaba en medio de cara y lo pasaba para detrás de mi oreja, dejándome con la vista perfecta, sin ningún pelo de por medio.

_¿Por qué lo haría?_ Contesté yo, y aunque no suelo usar ese tipo de frases, es como sí cuando estoy con esta idiota engreído, me salieran solas, cómo sí no procesara las frases antes de decirlas y las soltara cómo sí nada y tras haberlo dicho, darme cuenta de lo que acababa de hacer.

Él soltó una pequeña risa, es cómo sí el muy subnormal, disfrutara de mis reacciones.

_ Bueno, yo sé el tuyo, sería justo que tú supieras el mío ¿No? _ Expuso chupando su labio inferior, supongo que por que lo tenía algo seco, aunque sí soy sincera no lo parecía en absoluto.

No hice nada, me parecía que hiciera lo que hiciera iba a parecer una tonta y la verdad no me importa lo que este tío pensara de mí, pero a mí sí me importa lo que yo mismo pensara de mí, y según yo, eso iba a suponer que me buleara a mí misma y esa no era la idea, por lo que me quedé callada, esperando a que él rompiera el silencio, diciendo lo que quisiera, me daba igual cómo pero necesitaba que lo hiciera.

_ Bueno, cómo al parecer tú no vas a decir nada, entonces supongo que me presentaré yo mismo. Me llamo Egan, encantado, Alice. _ Odio cuando dice mi nombre, por que yo no se lo mencioné y que vaya por ahí preguntando o hacer yo que sé qué para saberlo, no me parece bien, de hecho suena un poco a cosador y da miedo.

Asentí, intentando mirar para otro lado, pero Egan tiraba suavemente de mi mentó,para volverme hacia él de nuevo, y cuando yo iba a levantarme para salir de allí cómo quién no quiere la cosa, Egan me tomó del brazo para guiarme a una habitación en la parte alta de la casa, allí arriba no había nadie. Y finalmente entramos en lo que supusimos que era su habitación. 

Las paredes blancas hacian que se viera mas iluminada de lo que estaba. Era una habitación sencilla pero bonita.

Egan tiró de mi brazo, para colocarme en una esquina de la habitación, para colocarme enfrente de su cama. Él se sentó, pero al ver que yo estaba aún de pie, me hizo señas para que me sentara a su lado y sin poder hacer nada más, me senté frente a él. 

_ Bueno ¿Qué te apetece hacer? _ Preguntó pasando su mano por encima de la mía y sin tomarla, pero sin parar de acariciarla, provocando que la sensación de mi estómago subiera unos cuantos que digo bastante niveles y además notando cómo e sonrojo un poco, pero al parecer a Egan le hacen gracia mis reacciones por que no se quita esa maldita sonrisa de la cara.

_ Lo qué tú quieras _ Respondí con un tono arrogante.

_ Tú mismo lo has dicho _ Mencionó en un tono de alegría y suficiencia, convirtiendo esos des tonos de su voz en una sonrisa, este chico se sabe expresar muy bien con las facciones faciales.

Su mano derecha se despegó de la mía y la llevó hasta mi labio inferior para acariciarlo con gentileza y luego colocarla en mi pecho, provocando que tuviera que tumbarme hacia detrás en su cama. Tras eso sigue mis movimientos y se tumba sobre mí, dejando su cara a tan solo centímetros de la mía, su respiración se mezclaba con la mía, provocando que ya casi no se pudiera distinguir de quién era cual. Reposo su mente contra la mía por unos segundos y con la mano izquierda acarició un poco mi mejilla. Y entonces estampó sus labios contra los míos. Vale, ahora había descubierto cuál iba a ser la razón del infarto, ni sabía que hacer y simplemente me quedé quieta sin mover nada, aunque cuando pude reaccionar, lo único que pude hacer fue mover los labios a la vez que los suyos, para no morir, creo que sí me quedaba quieta iba a ser peor. Después de unos segundos, separó sus labios de los míos y reposó su frente en la mía, tomando respiraciones rápidas e intentando controlarlas. Una vez ambos habíamos aprendido de nuevo a respirar, Egan tomó de mi mano para levantarme de la cama y ponernos en pie, de nuevo, para poder volver abajo con los demás.

Él pareció, notar mi mirada de confusión, que intenté contener pero obviamente no pudo.

_ Tú misma me dijiste que hiciéramos lo que yo quisiera, así que hice lo que más me apetecía _ Respondió con las manos en los bolsillos, antes de abrir la puerta y acomodar un poco su rubio y desordenado cabello. Y así cómo sí no hubiera pasado nada bajamos las escaleras para volver con los demás.

La gente seguía más o menos igual que antes y al parecer nadie pareció percatarse de que no estábamos, pero una chica del fondo del lugar, le echó una mirada a Egan el cuál se encontraba a mí lado y luego se aclaró notoriamente la garganta para que todos le prestaran atención.

_ Venga chicos, vamos a jugar a yo nunca he... _ Exclamó feliz, para que después un montón de gente se acercara a dónde nosotros estábamos colocados, entusiasmados por que el juego comenzara.

Entre esas personas estaba Eida, lo cual no ayudó en lo absoluto, se supone que este juego no puedes mentir y a mí me gusta seguir las reglas, la cosa es que Eida es la típica a la que le cuentas todo y cómo pregunten sí hemos besado a alguien ya estoy muerta.

Por el momento ella sólo me saludó con la mano y me regaló un pequeña sonrisa que obviamente le devolví. Todo iba bien hasta que algo rompió todos los esquemas que me estaba haciendo en la cabeza, para explicarle lo que había pasado a mí amiga.

A Egan no se le ocurrió una mejor idea que tomarme de la mano y darme una sonrisa torcida, borrando por la sorpresa la que le estaba haciendo a Eida, quién me echó una mirada de confusión y de que me va a matar, a le vez. Y para el colmo, pude ver como Cristal se asomaba desde fuera por la ventana para ver que estaba pasando. Y adivinen quién más se dió cuenta de que ella estaba ahí, exacto Eida.

Estoy muerta. Sí no muero por que Eida me asesina, muero por los infartos que me provoca este chico cada cinco minutos. Ayuda.


Un verano a tu lado.Where stories live. Discover now