Capítulo XXXIV

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Sacrificio y Salvación

XXXIV

Oportunidad

De un solo empujón, Kagome apartó los brazos protectores de Sesshōmaru como si estos fueran brazas ardientes que le quemaron la piel con aquel misero tacto.

Sus cuerpos quedaron a escasos centímetros de distancia en los que se observaban de distintas y subjetivas maneras; ella con sorpresa, confusión, y desconfianza herida. Él, como si fuera una joya de belleza rara e inexplicable, con pasión, y anhelo; como debió haberla observado la primera vez que se conocieron y no supo encontrar la razón de porque una humana tan delicada, podía ser tan valiente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —

La pregunta desconcertó a Sesshōmaru, ciertamente pudo haberse esperado otro tipo de pregunta, incluso otro tipo de palabras mucho más agresivas, pero solo resultó en aquella simple pregunta con difícil respuesta.

La verdad era, que aquella mañana se había levantado muy temprano para realizar sus tareas monárquicas después de una noche de insomnio. Había paseado por los tranquilos pasillos mientras meditaba lo que había sucedido la noche anterior, y en alguna casualidad de la vida o el destino, se la había encontrado a la lejanía del jardín, jugando como un pajarillo en el agua con una sonrisa que se esfumó apenas resbaló y él la atrapó en el acto, movido por el instinto de protección que había desarrollado para con ella.

Que se encontraran no había sido un plan de su parte, solo...Una simple casualidad; solo que la mirada de Kagome, le había quitado la concentración, haciendo que todos los pensamientos que tenía en la cabeza salieran corriendo despavoridos por estar en complicidad con sus hipnotizantes ojos marrones.

—Solo meditaba— Respondió cortamente.

Ella lo miró recelosa, como si no estuviera conforme con esa simple respuesta. Tenia motivos para desconfiar de sus acciones y comportamientos desde hacía semanas, y eso no era algo que pudiera olvidar simplemente. Se dio la vuelta dispuesta a marcharse, dando aquella mínima charla por terminada—En parte quería evitarse otra decepción más como todas las que habían ocurrido en su fluctuante relación— viéndose retenida por la mano fría en su muñeca, que le obligó a voltearse y encararlo nuevamente.

—Pasea a mi lado— Pidió sereno, aunque su voz denotaba una súplica lo suficientemente implícita como para casi pasarla por alto, esto, si nuestra protagonista no fuera lo suficientemente observadora.

Su respiración se cortó por unos segundos, producto de su sorpresa. Batió sus pestañas negruzcas, clavando su mirada incrédula en los rasgados ojos ámbar del yōkai, buscando alguna muestra de mentira o de broma de mal gusto, encontrándose solo con el deseo, la admiración y la seriedad que siempre fue propia del rey Sesshōmaru. Tuvo que meditarse unos milisegundos su decisión de si acompañarlo, y darle una última oportunidad, o si negarse y predisponerse a marcharse definitivamente de su lado.

El resultado era demasiado evidente como para detenerse en él.

Dándose por vencida, soltó un suspiro y tomó su brazo, posicionándose a su derecha.

No podía evitarlo, su corazón humano aun latía fuertemente por él, aunque tratara de aparentar dureza o recato, o aunque tratara de ignorar todos los síntomas de la enfermedad que compartían ambos, y que al parecer, ya era muy avanzada para curarse, porque les acompañaría por el resto de sus vidas.

—Sacrificio y Salvación—

Pasearon por el jardín nevado de la casa de Hokkaidō en un silencio de marea, porque parecían querer interrumpirlo, pero nunca emitían palabra alguna para hacerlo. Había una especie de tensión neblinosa que parecía estar, pero a la vez no, que les impedía hablar, mirarse o tocarse mucho más allá del simple agarre que los mantenía unidos a través de los brazos.

Sacrificio Y SalvaciónWhere stories live. Discover now