24- Súplicas.

151 21 3
                                    

-¡Por favor ayúdame! -Le suplico de rodillas al hombre que se supone que es mi padre, pero lo único que obtengo de él son gritos y reclamos; en el momento en que más lo necesito en mi vida, en el momento en que más necesito de su ayuda fue en dónde él me demostró que yo no le importo en lo más mínimo.-

-¡Eres una estúpida, Hinata! ¡Levántate de una buena vez! -Se dirige hacía mí jalandome para ponerme nuevamente de pie de manera brusca.- ¡Tu no tienes nada que hacer aquí, tú ya no eres mi responsabilidad! Dejaste de serlo cuando te fuiste a los 15 años, eso era lo que querías ¿recuerdas?

-P-padre por favor a-ayúdame, te necesito. -mis orbes arden, estoy tan cansada de llorar, de pedir ayuda, estoy tan cansada de vivir así.- Si quiere no lo haga por mi, si no por el bebé que aún está en mi vientre.

-¡Yo no puedo hacer nada por ti Hinata! -Ignora olímpicamente el hecho de que acabo de revelarle el que será abuelo- ¡No puedo ni tampoco quiero, eres una tonta e inútil, lo único que he obtenido de ti que haya sido productivo y beneficioso fue venderte hace años!

-¿Q-qué? -contengo el aire, ¿él en verdad hizo eso? ¿Eso es lo que soy para él, nada? ¿Él enserio fue capaz de venderme como si fuera un objeto?- U-usted...¿h-hizo qué? -no lo creo, no puedo.-

-¡Como escuchaste! ¡Te vendi cuando tenías 14 años al que es y será tú dueño de por vida!

-No, eso no puede ser. -Susurro sin poder créemelo hasta que explotó y espulso todo lo que llevo dentro.- ¡Yo no soy ningún objeto que se encuentra en venta! ¡No pudiste haberme vendido!

-¡Claro que lo hice! ¡Para mí, tú no eres nadie, jamás lo has sido. Llevaras mi sangre pero eso no significará que seas mi hija!

-¡Eres un monstruo!... -No puedo contener la ira y la desilusión, yo si espere ver empatía en él, yo si esperé que me ayudara a salir de la cueva donde caí por ser tan tonta e ingenua pero ahora veo que él fue el que me mandó a esa celda en primer lugar.- ¿Acaso no ves cómo estoy? -Señalo mi rostro y brazos dónde todavía se encuentran en ellas presente ematomas por todos los golpes recientes que he recibido.- Él va a matarnos ¿No te duele un poco la conciencia el saber que puedes ayudar a que tu hija y nieto no sean asesinados?

-No seas exagerada Hinata, él no será capaz de matarte, si estás así es porque te lo has merecido. Algo has de haber hecho para que él se enojará así.

-¿Me lo merecía? ¡Me lo merecía! -No puedo con tantas estúpideces.- ¿Me merezco que me golpee cuando se le venga en gana? ¿Me merezco que abuse de mi cada vez que le plazca? ¿Me merezco estar encerrada sin posibilidad de salir cuando se me de la gana? ¡Que tenga que agachar la cabeza cada vez que él habla! ¡Estoy harta! Estoy rota, no puedo seguir así, no puedo y tampoco quiero hacerlo.

-¡Pues tendrás que querer porque no hay lugar en la tierra en dónde te puedas esconder de él o de mí!

-¿De u-usted..? -Tiemblo, tenía la esperanza de que aunque sea me diera la posibilidad de escapar ya que no me brindó de su ayuda.-

-Por supuesto. Tú eres una mercancía que ya fue vendida, perteneces con tú dueño y si te escapas de él, no solo estarás huyendo de él si no también de mi. -Eso me quiebra, eso es otra cosa que yo no me esperé. Aunque nada de lo que a pasado en mi vida yo lo he esperado.-

-¿Tanto me odias? -susurro con mi rostro bañado en lágrimas y mi voz filtrándose de manera suave.-

-No te odio, pero tampoco te quiero. -Eso era lo último que esperé escuchar de su parte.-

No sabía cómo reaccionar, lo único que yo pedía era la ayuda de mi padre; del ser que se supone que debería protegerme, él que debería amarme incondicionalmente, pero eso al parecer era mucho pedir.

Me desconecto del mundo, ni siquiera oigo cuando Hiashi llama a un hombre de seguridad por un interlocutor; me mantengo de pie, ida. Tratando de procesarlo todo.

De repente siento que me sujetan de manera brusca del brazo sacándome de mis pensamientos en el momento exacto en dónde escucho decir «Llevala con su dueño.» entro en pánico, no puedo volver ahí, no puedo, tengo miedo. Un miedo que jamás en mi vida había sentido. Me sacan de la casa en dónde crecí en mi niñez y me abientan hacía un auto cerrando la puerta cuando ya yo estoy adentro.

Trato de abrir la puerta del auto pero está no cede, está cerrada y no puedo abrirla, el carro se empieza a mover y me entran unas ganas enormes de llorar a mares y eso hago.

Empiezo a llorar y a llorar.

Odio esto, odio en lo que me convertí, en lo que se convirtió mi vida.

En un objeto el cual se cambia como si yo no tuviera sentimientos. Cómo si mi vida no importará. Cómo si yo no importará.

Y lo que más me aterra es volver de dónde me escape. Porque si, me escape para pedir ayuda.

Tontamente pensé que me ayudarían; pero ahora acabo de descubrir los sueños no existen.

Y ahora tendría que volver con él demonio que es mi dueño.

Con el hombre que me compro.

Con el ser al que más odio en mi vida.

Con ese enfermo que está obsesionado conmigo.

"No Siento Dolor al Verte"Where stories live. Discover now