Capítulo II

261 9 0
                                    

Apesar de tener una infancia difícil con un padre ausente, un tiempo medido para estar con su madre y el tener únicamente convivencia con su abuela, Jace tuvo en lo que cabe, una infancia agradable.

Durante su adolescencia Jace era reconocido por ser un apuesto joven alto de rizos con destellos dorados con pecas repartidas por todo su rostro acompañados de unos ojos color miel que reflejan amor y paz.

Además de eso, Jace había tenido una increíble educación llena de valores inculcados por sus padres y su abuela quien se convirtió en su ejemplo a seguir en todos los aspectos. Jace tenía conocimientos en medicina, astrología y en las artes, mostraba interés sobre aprender los idiomas utilizados de los mortales a pesar de tener conocimiento en los idiomas de otras criaturas como sirenas, ninfas, etc.

Desde muy temprana edad también llegó a sentir curiosidad por todo lo que su padre hacía en su taller, lo cual provocó que en su octavo cumpleaños le pidiera a su padre que lo dejara ir con él, sin otra opción Hefesto le dijo que sí ya que no quería que él pequeño le inventara un teatro a su madre para que lo lleve.

Algunos dioses ya habían dicho que el estaba inventando todo pero cual fue su sorpresa cuando en una fiesta Jace hizo uno de estos teatros y se dieron cuenta de lo que Hera podía llegar a hacer por su nieto, logrando que ya nadie acusara de dramático a Hefesto por tenerle miedo a su madre.

Cuatro años después de acompañar a su padre al taller a los 12 años le pidió a su padre que le enseñará absolutamente todo acerca de la herrería.

- "La herrería nació para protejes los hogares o los edificios que, quizá resguardan algo o alguien de mucho valor o poder adquisitivo, lo curioso, es que en la práctica, esas piezas de metal fundido adquieren belleza y poco a poco se convierten en un tesoro por ellas mismas. "

Eso fue lo primero que le dijo su padre para después agregar:

- ¿Sabes a qué me refiero, Jace?

- No padre, no e logrado comprender

Hefesto lo medito por un momento para después decir:

- Algún día comprenderás las palabras que te he dicho, ese día, hijo mío, te enseñaré, te diré todo lo que se y lo que he aprendido en estos años.

- ¡Pero papá! ¡Ya soy un niño grande! Enséñame, dejame aprender de ti, por favor, muéstrame.

- Ten paciencia hijo, que pronto será tiempo.

- Pero.

- La paciencia es un don Jace, debes aprender a ser paciente.

- Entiendo, padre.

Un silencio sepulcral inundó la habitación hasta que Jace volvió a hablar

- Padre

- ¿si?

- Cuando crezca ¿Voy a ser como tu?

- No hijo

-¿Por qué no?

Hefesto quién estaba leyendo, dejó el libro en una mesita que se encontraba al lado de él para mirar a Jace y decirle

- Por qué tu vas a ser mucho mejor que yo

- ¿Deberás papá?

- Claro que si hijo, por cierto, Jace ¿tu quieres mucho a tu madre?

- Si padre, mucho

- ¿te gustaría ir con ella la siguiente semana?

- ¿Puedo?

- Si tu quieres no le veo ningún problema, hijo.

- Pero ¿Entonces que harás tu?

- ¿Yo? Iré a trabajar al taller como siempre.

- Pero te vas a quedar solo aquí ¿acaso no te da miedo?

- Claro que si. Pero tu abuela está cerca de aquí, puedo ir cuando sienta miedo y no estés tu.

- Padre ¿por qué mi madre no vive con nosotros?

- Supongo que lo entenderás cuando seas mayor

- ¿Por qué no puedo entenderlo ahora?

- Por qué aún eres muy pequeño

- ¿Por qué no puedo ser mayor?

- oh querido Jace, creeme que no quieres ser mayor aún

- ¿Por qué no?

- Hijo mío, hay muchas cosas que tienes que vivir aún siendo pequeño.

- Pero yo quiero saber

- Y claro que lo sabrás hijo, pero todo a su debido tiempo.

- ¿Lo prometes papá?

- Por supuesto hijo.

~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~❤️~

- Ghostiwinni

El herrero de corazones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora