No puedo respirar sin tí

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- Vamos a llegar tarde.- dije con prisa.

- Es nuestra empresa, podemos llegar a la hora que queramos. - el antes adicto al trabajo Serkan Bolat, caminaba con absoluta tranquilidad hacía el auto, en otro tiempo estaría corriendo y dándome un sermón del porque era importante llegar con puntualidad.

Aunque en esta ocasión era totalmente su culpa el retraso, nuestros hijos pasaron el fin de semana con sus abuelos y ellos los llevarían a la escuela, por ello habíamos tenido mucho más tiempo para prepararnos o eso pensé, no contaba con que a mi esposo se le antojará usar la cocina para otras actividades aparte de hacer el desayuno.

Considerando el hecho de que estoy embarazada de siete meses y mi estómago no es nada pequeño, nos llevó más tiempo del esperado, aunque fue divertido, tanto que estoy segura de que esa sonrisa presumida que no borra de su cara es la razón de su falta de preocupación por el tiempo.

Me ayudó a subir a la enorme Defender que había reemplazado su auto deportivo, cuando tienes una familia de cuatro donde dos eran niños de menos de doce años, el espacio se hace importante, más con un bebé en camino.

Serkan aseguró mi cinturón de seguridad, como si yo no pudiera hacerlo, para desplazarse a su puesto y hacer lo mismo con el suyo, finalmente arrancó e iniciamos el camino a la oficina.

- Extraño a los niños, no me agrada estar tantos días lejos de ellos. - dijo de pronto mientras manejaba.

- También yo, pero oye, ellos se divirtieron mucho y los veremos en unas horas. - por suerte sus colegios quedaban a diez minutos de nuestra oficina.

- Lo sé, pequeños traidores, nosotros extrañándolos y ellos felices. - me reí de sus palabras.

- No estés celoso, si no nos extrañan, entonces por qué Kiraz no ha dejado de enviarnos mensajes y Alp ha pasado casi cuatro horas hablando con nosotros todos los días. -

- Tienes razón, nos aman. - sentenció satisfecho.

- Lo hacen. - era fácil convencerlo de eso, pensé divertida mientras le daba un apretón a su pierna donde mi mano descansaba desde que iniciamos el trayecto.

Serkan paró en el semáforo en rojo, tomó mi mano de su pierna y la llevó a sus labios besando mis nudillos delicadamente, lo miré hacerlo, sus ojos fijos en el camino, pero su atención en los besos que dejaba sobre mi mano, me deleite con la vista de su perfil y la sensación de sus labios en mi piel.

Fueron segundos, segundos en donde creo haber gritado el nombre de mi esposo al ver el auto acercarse a nosotros a gran velocidad, segundos en los que abracé mi estómago intentando proteger a mi pequeño bebé, el único pensamiento que recuerdo haber tenido es Dios por favor no dejes que nada le pase a mi familia.

Cerré los ojos esperando el impacto y cuando los abrí mi mundo estaba de cabeza, el cinturón me mantenía pegada al asiento, no había dejado de abrazar mi gran estómago, mi corazón latía de tal forma que fácilmente podría explotar, mi cabeza daba vueltas y mi vista estaba nublada.

Pero las náuseas no llegaron hasta que giré mi cabeza y noté la sangre en el rostro de Serkan. - ¡Serkan!, ¡amor!, ¡Serkan despierta!. - lo llamé entre gritos, las lágrimas llenando mis ojos en instantes. - Aşk por favor despierta, Serkan por favor. - estiré mi mano para tocar su hombro, tenía miedo de hacer un mal movimiento así que solo apreté su hombro mientras lo seguía llamando.

Él no despertaba, no sé en qué momento empecé a temblar, solo lo noté cuando mi mano no pudo seguir apretándolo. - Serkan Bolat no me hagas esto. - susurré incapaz de alzar la voz entre el llanto.

Dios por favor, por favor, no permitas que nada le pase, por favor que mi esposo esté bien, Dios te lo ruego. - Esa era la oración que exclamaba una y otra vez en voz baja, Serkan no despertaba, él no podía dejarme, no, él no iba a dejarnos.

One Shots EdSerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora