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Capitulo corto.

Abrí mis ojos sintiendo un sabor agrio en mi boca...

No recuerdo nada... No podía recordar nada sobre anoche y eso me preocupaba.

Me senté dejando caer la sabana a mis piernas para tomarla y taparme con rapidez al darme cuenta que me encontraba desnuda en la habitación de Jungwon y con el mismísimo Jungwon durmiendo a mi lado.

Observé las prendas en el suelo y me levanté empezando a vestirme, caminé fuera de la habitación con un dolor en mis piernas hasta llegar a mi cuarto y tirar las almohadas y todo lo que se podía hacia el suelo.

Golpee la ventana quejándome por el dolor y me senté en el suelo llorando desconsoladamente.

De haber sabido que pasaría eso, jamás hubiera ido a su habitación...

Tomé la almohada y hundí mi rostro sintiendo la furia por todo mi cuerpo.. era una lastima que no pudiera romper algo como forma de desquitarme...

Apreté mis puños queriendo golpear la ventana pero terminé golpeando mi cabeza repetidas veces echándome la culpa a mi.

Todo esto es mi culpa...

.    .    .

— Señorita Tn, el señor Yang la esp— interrumpida.

— Que se pudra yang.

— señorita... — suspiro hondo empezando a acercarse — porfavor, obedezca el señor Yang, todos aquí hacemos lo mejor que podemos hacia usted.

— ¡Dije que no! — grité empujando a la chica.

Alejé mis manos preocupada por mi acción hacia la empleada que solo hacia su trabajo y mordí mi labio oyendo el llamado de Jungwon.

— ¡Ven a comer! — grito Jungwon en forma de orden.

Miré a la chica apenada y salí de la habitación tomándome mi tiempo a la hora de bajar las escaleras ya que cuando decía que me dolía mi intimidad, era porque realmente dolía...

Llegué al comedor viendo el rostro de Jungwon por lo que me senté observando la comida.

— ¿Recuerdas algo de anoche? — preguntó masticando.

— No.

— es una pena. — contestó echando una pequeña risa.

Cerré mis ojos al oír el fuerte trueno recordando el primer trauma que Jungwon me dejó con respecto a su muerte...

Hace tiempo había comentado que el flash, los ruidos fuertes me daban ataques de pánico...

— quiero una pastilla.

— ¿Para? Aceptaste formar una familia.

Me enderece sin poder creerlo y golpee la mesa con fuerza.

— ¡Me drogaste maldito infeliz! — grité.

— Eso no es mi culpa. — contestó con calma. — Y si quieres una pastilla, solo debes pedirlo como corresponde.

— porfavor.  — murmure.

— dije, cómo corresponde. — aclaró molesto.

Jungwon fijó su mirada en su plato por lo que tome el cuchillo escondiendolo en las mangas de mi ropa, me levanté caminando hacia el para ver cómo abría un poco sus piernas indicándome que debía sentarme ahí.

Hice caso y lentamente saqué el cuchillo.

— ¿Cómo se dice? — preguntó mirando con deseo.

— Porfavor... Cómprame una pastilla. — Susurré.

Jungwon permaneció en silencio sonriendo.

— No.

¿No?

Moví mi mano rozando el filo del cuchillo con su brazo para sentir como me alejaba y en cuestión de segundos estampaba el plato de cerámica contra mi cabeza provocando mi caída al suelo.

Solté el cuchillo al estar aturdida por su fuerte golpe para ver cómo se levantaba de la silla con fuerza y empezaba a arremangar las mangas de su camisa blanca.

— Es hora de jugar a las escondidas. — contestó.

Él retrocedió unos pasos y todo lo iluminado pasó a estar oscuro al apagar la energía de todo el lugar.

Sería una escondidas a oscuras ...

𝑁𝑜𝑡 𝑓𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑙𝑒 | YJ & TN | Where stories live. Discover now