逃げる ( runaway ) ⇢ chanbaek/baekyeol.

001. escape

Corriendo por el bosque, todo se sintió diferente. Inhalaba aire puro; el olor era completamente distinto a lo que percibía usualmente. Si detenía su rápido andar y prestaba atención a su alrededor por un minuto siquiera, era capaz de oír aves, animales salvajes a distancias lejanas, agua, viento. Sentía el calor del sol impactando su piel desnuda y sacudiendo su pelaje, y el aire refrescándolo casi de inmediato. El cielo era azul, no había máquinas ni murallas.

Era libre. Completa y absolutamente libre.

Parado en medio del bosque, rodeado de pinos, eucaliptos y vida, lo golpeó la realidad. Podía ir donde quisiera, cuando quisiera. Su corazón se aceleró al pensar en todas las posibilidades. Los lugares que conocería, las personas que encontraría en su camino... Pero fue la sensación de libertad la que lo hizo sentir realmente pleno; lejos de aquel hombre, de aquellos lobos, que lo hacían sentir atrapado y en peligro.

Acostumbrado a vivir entre cuatro murallas imponentes de grueso e impenetrable cemento y metal, lo único que pensaba era en ser libre, conocer otras personas y otros lugares que no fueran la cárcel en la que se encontraba.

Sólo quería salir. Pero nunca pensó en qué haría cuando estuviera afuera, y quizás fue precisamente porque nunca se creyó capaz de huir en un principio. Porque él era un soñador, un iluso: eso era lo que había escuchado toda su vida. Vivía de sueños e ideales dentro de un mundo lleno de desesperanza y engaños, donde las personas que has conocido toda tu vida pueden ser más peligrosas que cualquier otra, donde la confianza es peligrosa y la honestidad más.

Aun así, después de sufrir tanto dentro de esas cuatro paredes que lo oprimían, Baekhyun se consideraba un soñador empedernido. No podía dejar de imaginarse escenarios imposibles, de pensar que podía cambiar el mundo para hacerlo mejor, incluso, que había personas buenas ahí afuera y que él era capaz de encontrarse con una de ellas. Que podía ser salvado para nunca más ser encontrado.

La verdad, es que ese era el mayor sueño de todos: escapar. Ser libre. Desaparecer, y que ninguno de aquellos que le hicieron daño lo encontrara. Dejar atrás su pasado y construir algo nuevo.

Con energía renovada, retomó su acelerada carrera, corriendo sobre sus cuatro patas lo más rápido posible todo por la ínfima chance de llegar a un buen lugar, con buenas personas dispuestas a acogerlo. Corrió, corrió y corrió durante toda una noche hasta hallar una cueva aislada.

Para él no era seguro estar ahí afuera, expuesto en la oscuridad de la profunda noche en medio de un inmenso bosque en el que cualquiera que no tuviera sentidos extraordinarios se perdería. Era consciente de lo claro de su pelaje, lo brillante de sus ojos y lo característico de su aroma; pues siempre era una presa fácil, encontrar sus escondites era la tarea más fácil que se le podía encomendar a alguien en toda su vida y, ahora, justo ahora, no podía permitirse ser una presa fácil.

Estar solo en el bosque no era el equivalente a jugar a las escondidas con sus hermanos. No era para nada parecido, ni en lo más mínimo. Tenía miedo en el fondo de su corazón, y estaba seguro de que cualquier lobo lo sentiría a metros de distancia y sería casi tan veloz como él, y quizás tan hábil que lo asesine en minutos, o incluso menos.

Temía que eso pasara, que el peor caso posible le sucediera justo a él en su primer día de libertad desde que nació.

No podía transformarse en humano, pues sería una presa más fácil todavía. Perdería su agudo sentido del olfato y oído inmediatamente, imposibilitando su posible defensa o escape ante un ataque de una manada de lobos. Un lobo solitario no debía entrar en el territorio de una manada. Cualquiera que lo hiciera, moriría. 

¿Qué podía hacer además de esconderse y huir al amanecer?

Entró en una estrecha y húmeda cueva, sintiendo gotas de rocío e insectos cayendo sobre sí. No pudo evitar notar que su pelaje blanco invierno ahora se veía sucio y de un color café.