32. Un baño de realidad

14 10 3
                                    


NICO

Lo que acaba de pasar en surrealista. Martín nos ha robado el proyecto, Laura ha entrado en estado de psicópata total y destructiva, los jefes salen escopetados hacia las altas esferas y esto me salpica de lleno, así que les sigo. Suben en los dos ascensores, pero las puertas se cierran antes de que yo llegue. Subo por las escaleras. Menos mal que solo son dos plantas. Cuando llego al despacho casi me caigo de culo.

— Venga ya Laura —Martín está en un estado de tranquilidad absoluta cuando habla—, la otra tarde mientras te follaba en el baño —¿Acaba de decir, mientras te follaba? — me dijiste que tenías el mejor proyecto para el caso, es nuestro plan para deshacernos de él y casarnos de una vez.

— ¿¿Cómo?? — No puedo creer lo que he oído ¿Casarse ha dicho? Creo que estoy blanco y todos se giran a mirarme incluida Laura que tiene cara de no creerse lo que está pasando.

La miro y no la veo. No veo nada. Todo se ha vuelto oscuro de repente. Oigo ecos. La cara del jefazo aparece ante mí impenetrable. Me toma de los hombros y me sienta en un sillón.

— Tenemos que hablar, chico —me dice. Miro de nuevo a Laura que llora en los brazos del nuevo, el tal Charlie que le besa el pelo ¿Le besa el pelo? ¿Qué es todo esto?

— Yo...

No me salen más palabras.

— ¿Qué hay que hablar Roy? —Martín se acerca a nosotros. Le miro y veo esa mirada fiera y fría que le caracteriza. Es mala persona, eso se ve a leguas. Pero nadie a desdicho sus palabras— Laura es tu hija, la dueña del bufete y está prometida conmigo.

— ¡¡CÁLLATE!! —Laura salta de nuevo sobre él. No sé en qué momento se ha recompuesto de esa manera. Si todo eso es cierto, para mí ahora mismo es una completa desconocida— ¡¡CÁLLATE LA PUTA BOCA SI NO QUIERES QUE TE LA CIERRE A...

Roy Jr la toma y la levanta del suelo para llevarla detrás de nosotros.

— ¡No voy a callarme fierecilla! Eres mi prometida, está estipulado por contrato y los sabes —Martín la señala con furia.

— ¡Se acabó! —el jefazo sujeta de la solapa a Martín— A ti te he aguantado demasiadas estupideces por hoy. No quieras que sea yo quien te golpee, hijo.

Martín se recoloca la chaqueta y se apoya en una pared mirando a Laura con una sonrisa torcida.

Laura viene apresurada conmigo.

— Nico —la miro a sus preciosos ojos verdes— puedo explicártelo todo.

Y eso me explota en la cara. Quiere decir que es verdad. Hay una verdad muy chunga en todo esto.

— No quiero escucharlo Lau —le digo con la poca voz que me queda dentro. Los nervios se apoderan de mí y comienzo a temblar.

— Hijo escúchala, mi hija...

— No tengo nada más que escuchar señor.

Me levanto con todo el valor del mundo, ha dicho hija y eso es suficiente para mí.

— Mañana por la mañana tendrá mi renuncia en su mesa. El proyecto se lo puede quedar el señor Valdeoliva. No me importa una mierda. Laura —miro a la que ha sido mi novia este tiempo— Esta tarde no voy a estar en casa. Recoge todas tus cosas y lárgate de mi casa y de mi vida. Las llaves déjaselas a Kathy. Ahora debo irme.

Laura se incorpora para acercarse a mí, pero me alejo de ella. Está llorando desconsolada, pero ahora mismo no me importa nada. Ni ella, ni sus lágrimas, ni sus mentiras. Solo quiero salir de este nido de ratas inmundas, en el que se ha convertido este lugar. Un lugar que no sabría decir que me produce en este momento.

El amor tiene las patas muy cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora