capitulo 6- Lealtad.

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Naruto sudaba, apesar de ser más fuerte que hades, Enfrentarse a Hades no era tan simple, la fuerza es insignificante frente a poderes aumentados, y la estrategia y habilidades desconocidas, tenia sus cartas de triunfo, y su arsenal casi ilimitado de técnicas, sin embargo, tenia su límite, y su control sobre su transformación no era precisa.

El desgaste de chakra es inmenso además que tenia un maldito ejército apocalíptico frente a él, miles de bestias, en incluso esos seres de cien brazos, y esa maldita pitón gigante detrás de todos ellos, esto era una locura, se sentía nervioso, y sin embargo, Emocionado ante la perspectiva de soltarse contra alguien que no era sasuke.

-Un rival digno!- Kurama le grito mentalmente, emocionado ante la vista frente a Naruto.
El rubio sonrió.
Su chakra con el de kurama explotando, entrando en el modo sabio seis senderos.
Se posisiono para el combate.
- Hades!!!- Grito el rubio.

El ejército de monstruos corriendo en estampidas hacia el rubio.

Hades vio al rubio, sonriendo, no se divertía así desde hace milenios.

- Como muestra de respeto, Iré con Todo, Preparate!!!- El rubio grito, resquebrajado el suelo ante el poder y presión de su chakra.

Hades no pudo hacer su sonrisa más grande, pero si se preparo, sacando su lanza y posicionándose.

- Ven- murmuró.

Naruto salió disparado hacia el ejército de monstruos

Se vio como el rubio, sin piedad alguna, masacraba a los monstruos, sus ojos dorados fríos, sin ninguna pisca de emocion.

Sus baras atravesando todo lo que se le ponía en frente.

Una estela amarilla atravesando a los monstruos en una gran velocidad.

Naruto gruñó, golpeo a un minotauro enviándolo volando, chocando con variados monstruos.

Estampó un cíclope en el suelo con una patada de hacha, aplastando a otros en el proceso.

Volvió a desaparecer en una estela amarilla, provocando una onda de choque tras el.

La pitón, o el terror de apolo, iba de frente al rubio quien también iba a la misma dirección.

El rubio gruñó, transformó sus varas de la verdad en dagas de caza, y usando su impulso de velocidad, empezó a girar en su propio eje a una gran velocidad, viéndose borrosamente y asemejarse a una oja de sierra.

La pitón abrió el osico para engullir el rubio pero este la atravesó y partió en dos completamente como si de mantequilla se tratara, kilómetros de carne y sangre de serpiente esparcida, además de la onda de choque que ocasionaba la sierra, que destrozaba a los monstruos sin esfuerzo alguno.

Destino del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora